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Notas de la Autora
Escuchar a la naturaleza y reconectarse: reflexiones sobre la pandemia actual desde la cosmovisión maya.
Desde el año pasado y a principios de este año, como practicante de la espiritualidad Maya al igual que otros ancianos, la naturaleza y el cosmos nos dio muchas visiones. Por ejemplo: en muchos lugares aparecieron muchas hormigas rojas grandes y amarillas. Eso significa que algo grave viene a perjudicar la salud física y mental de la persona humana, lo cual se entiende por los colores: el color de la piel y de la sangre. Otro ejemplo: hay noches en que la abuela luna se manifestaba muy grande y de un color rojizo amarillento. También nos estaba anunciando a las personas que teníamos que cuidarnos nuestro cuerpo porque estas señales, desde nuestra Cosmovisión Maya, reflejan al ser humano ya que cada persona se engendra y se nace bajo los ciclos de la luna.
Seamos viento
Aquí hablando un poco con el tiempo
Para que viajes al compás de este tempo
Cierra los ojos y conviértete en nada
A través del silencio y la oscuridad
Atravesado de vos y vos mismo
No queda más nada que puro abismo
El confinamiento y los duelos para transformarnos
Son las 3 de la mañana de la noche más larga que he sentido durante el confinamiento en Guatemala debido a la pandemia, pandemia dice el sistema, para mí ha sido respirar, dejar de respirar, ver mis sombras pero también mi propia luz, luego de perderme y encontrarme a la vez……
Reflexión nocturna
La vida es corta, empiezas a caminar y cuando te das cuenta, llegaste a los veinte años, pasas a los treinta, ¿qué hay destinado para vos? ¿Qué querés? Sí, es cierto, a veces sólo quiero incendiarlo todo, soy incendiaria y marxista feminista, no puedo ser de otra forma. La teoría te enseña cómo funciona el sistema que permite la existencia de esta sociedad patriarcal, capitalista, machista, clasista, racista, inhumana y desigual, pero no te enseña a lidiar con lo próximo, con lo cotidiano.
La educación en tiempos de cuarentena
He sido profesora de adolescentes desde hace nueve años, tiempo en el que he logrado escarbar el alma de cada generación para encontrar las mismas aguas sucias de violencia intrafamiliar, los árboles sembrados en los mismos bosques de soledad y desorientación, los mismos charcos de incomprensión, los eternos baches de amor. He visto los mismos monstruos con diferentes ropas, pero también he visto en esa galería de almas, gigantes con ojos llenos de rabia y miedo. Paralizantes.
Comenzar una nueva civilización
A mediados de mayo me encontraba trabajando de cocinera en un velero turístico que recorría el caribe beliceño. Nuestra rutina semanal incluía recoger pasajeros, y llevarlos a conocer las paradisiacas islas de esta hermosa esquina del mundo. Aprovechábamos tanto el día a día que rara vez entrábamos en conexión con el resto del mundo a través del internet. Las noticias de un virus en china parecían irrelevantes; no fue sino hasta la cancelación de todos los viajes que teníamos programados que entendí la gravedad de la situación.
Recetas para la esperanza
Entonces me pregunto ¿Cómo los pueblos, grupos y personas han sobrevivido a otros tantos virus, que tal cual, se reproducen dentro de organismos, generando daños y destrucciones masivas? Me refiero al capitalismo, al patriarcado, al racismo, la colonización.
El aislamiento liberador
Hace tiempo que buscaba un sitio para vivir en paz, me invadía la idea de no salir nunca más, mi poca capacidad para relacionarme con las personas, mi inseguridad, mi baja autoestima, provocaban mucha ansiedad en mi ser. Antes de esta pandemia que estamos viviendo actualmente, me gustaba estar mucho tiempo en mi casa, aunque tenía que salir a trabajar, intentaba pasar el mayor tiempo posible en el encierro.
Las reivindicaciones de las mujeres y la ausencia del cuerpo
Alguna vez pensé que es mediante el cuerpo que creamos resistencia y solicitamos derechos, la contingencia por el COVID-19 obliga a crear nuevas modalidades de protesta. En estos momentos qué mujer no extraña poner el cuerpo, pintarlo, mostrarlo, abrazar a la compañera de lucha, tomarla de la mano, sentirse, gritar, acompañar, llorar, cerrar las calles, bajo el principio de feminizar y apropiarse del espacio público gracias a su presencia corporal.
Mi confinamiento, mi nueva conquista
Si tuviera que hacer la historia de mi confinamiento, esa sería una historia de amor. Mientras para muchas personas en el mundo quedarse en casa ha significado un problema, ya sea económico, familiar, social o sentimental, para mí este tiempo de tregua ha sido maravilloso. Mi hogar es protector, mi familia es preciosa, el país donde vivo me hace sentir segura y esperanzada.
La práctica del cuidado colectivo en tiempos de coronavirus
En tiempos de emergencia por el coronavirus (COVID-19), tenemos que lidiar con el caos, que pone a prueba la capacidad de relacionarnos entre nosotras. Momentos como estos pueden resaltar nuestras debilidades y diferencias, pero también se pueden potencializar las relaciones para el bien común y las reflexiones que fortalecen nuestros ideales de activismo.
Salud mental y feminismo en tiempos de cuarentena
La salud mental en este período, es primordial para superar el mismo, sin que haya pérdidas de dignidad, respeto y vidas tras esta emergencia sanitaria.
Crisis de salud: una reflexión sobre lo incierto
Hace casi un año, fui a una reunión de donantes para dialogar y analizar el cierre de los espacios de la sociedad civil. Cómo nos imaginamos el futuro y la distopía era uno de los temas centrales de la conversación. Decidí hacer silencio a la pregunta sobre cómo me imaginaba el futuro, pues siendo del Sur y conociendo y agradeciendo lo impredecible que es la vida, me llamo la atención que lo incierto no tuviera lugar en la discusión.
Apuntes de una mujer fuerte en tiempo de confinamiento
Las mujeres fuertes también necesitamos ser cuidadas. Heredamos el coraje de las amazonas, la fuerza del espíritu de la búfala, el arrebato de Iansã Diosa Orixá, pero nuestra piel también se eriza con la sutileza de un roce. Somos de carne, de vísceras, de muchos corazones. No me ha sido suficiente la espada para desahuciar el miedo que me ha penetrado los sueños en las noches de confinamiento. Despierto con los cabellos enojados, con la desnudez hambrienta de contacto, de abrazo.
La realidad de hoy en el norte de Huehuetenango
Solo espero que todo acabe para continuar con mi vida, que por cierto a la vez me esperan mis cuentas pendientes… pagar al banco donde el interés está aumentando cada día. Lo poco que tenía invertido en mis verduras ya se acabó. Mi verdura depende de movimientos constantes, todo se ha paralizado ahora y siento que me asfixian… La mascarilla para mí también significa silencio, control, opresión y no es queja pero es lo que me dice mi cuerpo. Seguir escuchando palabras machistas con este encierro, tengo que aprender a convivir con el depredador cerca, en alerta, tener que darle de comer siempre y que me esconda las cosas, que mis hijos solo dependan de mí aunque no lo quiero hacer, mi trabajo es cansado y quiero descansar también. Así que estoy entrando en resistencia con esta cuarentena.
“Súper Mujer, Súper Mamá”
Uno de los tantos roles e imaginarios que el patriarcado ha impuesto, es esa visión de que las mujeres pueden con varias cosas a la vez y sí por algún caso eligen la maternidad, como es mi caso, deben ser madres abnegadas, si existe un padre ausente; encargarse de la ausencia emocional y económica, sin agregar todos los costos políticos de asumir la maternidad.
Buscando nuevas formas de relacionarnos
En el momento actual en que la incertidumbre es lo más certero que tenemos, hemos leído reflexiones sobre que una vez superada la pandemia mundial, el mundo va a ser otro. Si esto llega a pasar, ¿qué otro mundo es ese? ¿Un mundo con relaciones más humanas o más lleno de tecnología y control? No lo sabemos. Tampoco sabemos si efectivamente algo va a cambiar, aunque esto debería ser impostergable.
«Lo que sea con lo que te estás enfrentando, lo que te de miedo con este virus, es lo que tienes que trabajar en ti»
Recuerdo que hace más o menos un mes saqué unas cartas del tarot para compartir en mis redes sociales, el mensaje fue este: «Lo que sea con lo que te estás enfrentando, lo que te de miedo con este virus, si es la salud, el trabajo, las finanzas, el encierro, lo que ya no puedas evitar con tus actividades del día a día, eso precisamente es lo que tienes que trabajar en ti….». En ese momento no lo entendí, solo lo lancé sin saber que me estaba dando mi propio augurio y que se decía mucho más fácil de lo que se cumplía.