Apuntes de una mujer fuerte en tiempo de confinamiento

Por: Carolina Ramírez

Las mujeres fuertes también necesitamos ser cuidadas.  Heredamos el coraje de las amazonas, la fuerza del espíritu de la búfala, el arrebato de Iansã Diosa Orixá, pero nuestra piel también se eriza con la sutileza de un roce. Somos de carne, de vísceras, de muchos corazones. No me ha sido suficiente la espada para desahuciar el miedo que me ha penetrado los sueños en las noches de confinamiento. Despierto con los cabellos enojados, con la desnudez hambrienta de contacto, de abrazo. A veces duermo con ropa o desnuda, casi nunca me alcanzan las ganas para meterme en la pijama. Los gatos me miran, ronronean. Me quedo en silencio, hago un esfuerzo para ordenar las imágenes difusas de los sueños. Por fin decido poner los pies sobre la tierra, o más bien, sobre la baldosa fría de mi casa; preparo café y comienzo a verter en la cocina y la mesa, la fórmula de hipoclorito que dicen los expertos hay que rociar en superficies planas. Mientras tanto, enciendo la radio y escucho noticias, cada día suman las muertes por la pandemia en el mundo, se me estremece el cuerpo y se me atraviesa un nudo en la garganta, lloro.

El cuerpo se hace pesado, ya llevo más de cuarenta días en casa. Desde que inició el confinamiento me sudan más las manos y algunos días me siento al borde de una crisis de ansiedad, entonces pongo agua a calentar y me preparo una infusión amarila:

1 pocillo de agua

½ cdta de ralladura de jengibre

1 pizca de cúrcuma

*Se pone el agua al fuego, cuando hierve se agregan los ingredientes y se tapa. Tomar lo más caliente posible (dicen que el calor mata el bicho covid-19, pero no ha sido comprobado científicamente)

*El jengibre y la cúrcuma ayudan a fortalecer el sistema inmunológico (los orgasmos también)

Las mujeres fuertes intentamos reinventarnos todos los días, tenemos un máster en hacer de la mierda artesanía. Encendemos velas, gritamos rebeldía, activamos redes contra la tiranía.

Llega el momento del día en que debo intentar ser productiva, me siento frente al computador pero lo máximo que consigo es incomodar con alguna publicación menstrual. Desde que todo esto inició mis ingresos bajaron a cero, por suerte tenía un poco de dinero ahorrado. Más tarde leo la noticia del triple feminicidio en Cartagena, advierten del incremento de la violencia de género en cuarentena, al día de hoy van 33 feminicidios, en Colombia como en el resto del mundo, la violencia machista no da tregua. Por el torrente sanguíneo se comienza a irrigar la indignación, el enojo de las ancestras, la furia de todas las muertas, hago una pausa para llorar, para maldecir, grito en silencio…siento que me ahogo.

Cuando recupero fuerzas vuelvo a la cocina, pongo una ollada de agua al fogón para hacerme un baño liberador:

1 manojo de hierbas amargas: ruda, romero, diente de león, ajenjo, paico (use las que tenga)

*Cuando el agua hierve pongo las plantas y tapo por 5 min, seguidamente revuelvo con agua fría hasta alcanzar la tibieza.

La temperatura tenue del agua reconforta mi cuerpo desnudo, la cualidad amarga de las plantas restaura las ganas de vivir, me abrazo. Seco mi cuerpo con una toalla suave, pongo entre mis dedos unas gotitas de aceite esencial de menta (también sirve lavanda, geranio, rosas, manzanilla… o la esencia sagrada de un orgasmo) distribuyo suavemente por el cuerpo y al instante un cosquilleo como de  mariposas revolotean en lugares más estratégicos que el estómago.

En las noches cuando apago la luz, un silencio profundo me deja saber que mi cuerpo está asustado, cuestiono la soledad, me rindo ante el deseo de contacto, anhelo unas manos cuidando, una voz susurrando que todo va estar bien, sentir el calor del abrazo, de otro cuerpo que me ayude a sostener. He cuidado muchas veces, me he cuidado igual de veces, no sé cuántas veces me han cuidado (me pregunto si me habré dejado).

Receta para ser una mujer fuerte y no resecarse en el intento:

2 manojos de danza suave y cadenciosa

3 dosis diarias de placer

1 tonelada de besos al mes

5 gramos de tiempo libre cada día

1 cda de brujería

1 kilo de sororidad (hasta la virtualidad)

* abrace la vulnerabilidad, llore cuando tenga que llorar y nunca, nunca duerma con la armadura puesta.

Ruda

RUDA surgió en 2017 entre reuniones e ideas del consejo editorial de Prensa Comunitaria bajo la necesidad urgente y latente de tener un espacio digital en dónde evidenciar, publicar y visibilizar las luchas de las mujeres.

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