#MemoriaHistórica Los rostros de las mujeres que fundaron el GAM para dar con los desaparecidos

Fotografía: Paolina Albani

El 4 de junio de 1984, varias mujeres que reclamaban la aparición de sus parejas, hijos y familiares desaparecidos por el Estado guatemalteco, se organizaron para crear el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM). Ellas fueron Nineth Varenca Montenegro Cottom, María Emilia García, María del Rosario Godoy de Cuevas, Beatriz Velásquez de Estrada, Raquel Morales de Linares, Blanca de Hernández, Aura Elena Farfán y Catalina Ferrer Santizo.

Las mujeres coincidía, en las estaciones de policía, morgues, hospitales y cárceles, los sitios claves para buscar a sus familiares. Fue allí cuando decidieron fundar el GAM con el objetivo de obligar a la liberación de sus parientes.

«Estábamos en una misa por el aparecimiento con vida de Fernando cuando llegó ella -Rosario de Cuevas- con otras mujeres y me dijo: ‘Mira Nineth soy fulana de tal, a mí me secuestraron a mi esposo. He escuchado tu caso y quiero unirme contigo. Trabajemos juntas’. Sentí que ya no estaba tan sola con mi hija, que había otras mujeres que vivían lo mismo que yo. Eso nos dio mucha fuerza, muchísima fuerza”, relata Montenegro en el libro “Marcha contra el Olvido”.

El GAM que inició con 25 personas, reunió a 200 miembros que buscaban a sus familiares. 

Recorte de prensa de Beatriz Velásquez de Estrada.

En 1985, el GAM, liderado por Montenegro, tomó la Catedral Metropolitana para exigir al Arzobispado y al Gobierno la creación de una Comisión de la Verdad, para dar con el paradero de los desaparecidos. Al año siguiente, hicieron algo similar en el Palacio Nacional, donde las mujeres fueron desalojadas de manera violenta. Las manifestaciones públicas continuaron en los años siguientes. Las hijas e hijos de los desaparecidos estaban presentes demandando respuestas.

Quince años después de su fundación, salió a la luz el “Dossier de la Muerte” conocido como el Diario Militar. Un documento en donde el Ejército y la policía registraron los nombres, datos y fotografías de los que consideraba enemigos del Estado y, a quienes desapareció y asesinó.

Estos son los rostros de las mujeres que se negaron a dejar la búsqueda:

Nineth Montenegro y Emilia García

Nineth Varenca Montenegro Cottom, originaria de San Marcos, era maestra y estaba casada con Edgar Fernando García, un maestro de educación primaria y secretario del sindicatos de trabajadores de la empresa Industria Centroamericana de Vidrio, S.A. (Cavisa). García era integrante de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) de la Universidad de San Carlos. Fue detenido y desaparecido por la policía el 18 de febrero de 1984 por elementos del Batallón de Resistencia de Operaciones Especiales (BROE).

En la mañana del 19 de febrero, Montenegro escucha un silbido similar al que su esposo Edgar hace cuando llega a la casa. Ella abre la puerta y se encuentra con hombres altamente armados que requisan su casa en búsqueda de documentos que pertenecían a García. 

Fernando, Nineth y su hija Alejandra.

Tras no conseguir una respuesta de la Corte Suprema de Justicia sobre la detención y paradero de su esposo, Montenegro da una conferencia de prensa y presenta una denuncia con el Viceministro de la Defensa. El director de la policía le informa que nadie con ese nombre fue arrestado el 18 de febrero.

Montenegro junto a María Emilia García, su suegra, ayudan a fundar el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) en junio de 1984. La desaparición de Edgar García abrió la puerta para que otros familiares de desaparecidos se aproximaran al GAM para buscar apoyo.

Emilia García, madre de Fernando García, sostiene la foto de su hijo. Foto: AP /Moises Castillo.

Maria Emilia García, la primera a la derecha, al finalizar una manifestación. Foto: Patricia Goudvis.

En julio de 1984, el Estado le informa a Montenegro y a García que la desaparición de Edgar no tiene nada que ver con asuntos militares y les sugieren buscar ayuda con la autoridad civil. Montenegro continúa buscando a su esposo en prisiones, cementerios y hospitales.

Montenegro también recibe amenazas de muerte y sujetos desconocidos incendian su casa. En 1996, año de la Firma de los Acuerdos de Paz, Montenegro se integra al Congreso de la República como diputada y estaría allí durante 24 años, hasta el 2020.

En el 2000, presenta su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la cual recomienda al estado guatemalteco que haga las reparaciones requeridas. En 2010, se condena a dos expolicías a 40 años de prisión como los perpetradores, y más adelante, el estado reconoce parcialmente su responsabilidad en la desaparición de García. Jorge Humberto Gómez López, autor intelectual, era comandante del Cuarto Cuerpo de la Policía Nacional.

María del Rosario Godoy de Cuevas

Rosario Godoy de Cuevas. Foto: Jean-Marie Simon.

Isabel Choxóm, integrante del GAM, se dirige al expresidente Vinicio Cerezo para exigir la búsqueda de las personas desaparecidas. Foto: Patricia Goudvis.

Debido a que el GAM estaba atrayendo la atención a lo que ocurría en Guatemala, de 1989 a 1993, el GAM es el objetivo de numerosos ataques incluidas desapariciones y asesinatos de activistas como es el caso de María del Rosario Godoy de Cuevas, vicepresidenta de la organización, quien buscaba a su pareja, Carlos Ernesto Cuevas Molina. Fue secuestrada y asesinada junto a su hijo de dos años y a su hermano de 21, por el régimen de Mejía Víctores en abril de 1985.

Rosario y Nineth. Foto: Documental «El Eco del Dolor de Muchas Voces».

Fundadoras del GAM redactan cartas y telegramas para pedir audiencia con autoridades. Foto: Documental «El Eco del Dolor de Muchas Voces».

Carlos Cuevas Molina, esposo de Rosario Godoy, fue uno de los desaparecidos. Foto: Documental «El Eco del Dolor de Muchas Voces».

Ficha de Carlos Cuevas Molina en el Diario Militar.

La insistencia del GAM por dar con el paradero de sus familiares, enfadó al Gobierno quienes decidieron vengarse de Rosario Godoy.Foto: Documental «El Eco del Dolor de Muchas Voces».

Recorte de 1985. Foto: Documental «El Eco del Dolor de Muchas Voces».

Beatriz Velásquez de Estrada

Beatriz Velásquez de Estrada trabajaba en el Ministerio de Finanzas y su hijo, Paulo, tenía apenas un año cuando su esposo Otto René Estrada Illescas, fue desaparecido el 15 de mayo de 1984.

Ese día, al mediodía, una noticia en la radio le advirtió que algo que no estaba bien. Una balacera había ocurrido en la Recolección.

Beatriz empezó a buscarlo y dos días después encontró el carro de Otto abandonado en un car wash. Un conocido le confirmó que “hubo una balacera, lo hirieron y se lo llevaron en una camioneta”.

Antes de su secuestro, Otto ya estaba consciente del contexto de persecución política y le advirtió a su esposa que “si un día le pasaba algo”, ella debía alejarse para que no la atraparan y pudiese así, ver a su hijo crecer. Aun así, la familia colocó la denuncia en la policía y en los periódicos.

“Las desaparición nos afectó mucho porque sabíamos que había muchos más víctimas”, dijo Velásquez en una entrevista telefónica.

En los días siguientes, Montenegro la llamó y la invitó para que se reunieran en las Brigadas de Paz. Así fue como Rosario, Aura Elena, Nineth y Beatriz conformaron el GAM. La idea de crear una organización era tener más peso e incidencia para solicitar audiencias con las autoridades y conseguir respuestas, contó.

Durante seis meses, Beatriz recibió comunicación y llamadas anónimas donde le aseguraban que su esposo estaba vivo y, que pronto, lo dejarían libre. En ocasiones, le daban la dirección de donde lo liberarían. Incluso, Eduardo Meyer, expresidente del Congreso y, ese momento, Rector de la Usac, les aseguró a las familiares del GAM que “sus esposos estaban bien y vivos”, pero todo fue un engaño.

Beatriz pasó meses encerrada en la casa de sus padres, junto a su hijo, después de que lograra escapar de un grupo de hombres que se conducían en tres autos, y que querían detenerla. Cuando quiso retomar su participación en el GAM, diferencias con Montenegro lo imposibilitaron así que continúa la búsqueda de su pareja con Famdegua, a través de Paulo.

Aura Elena Farfán

Foto: FAFG.

Aura Elena Farfán era hermana de Rubén Amílcar Farfán, quien trabajaba en la editorial de la Usac y estudiaba en la Facultad de Humanidades, fue secuestrado el 15 de mayo de 1984.

En la búsqueda de su hermano, Aura Elena ha mencionado que los desaparecidos “merecen que los mantengamos vivos con el reclamo de la justicia y la verdad”. Más adelante, cofundó Familiares de detenidos desaparecidos de Guatemala (Famdegua) junto a otras mujeres del GAM.

Aura Elena Farfán exige por la aparición de su hermano Rubén.

Blanca Hernández

Foto: Documental «El Eco del Dolor de Mucha Gente».

Blanca de Hernández perdió a su hijo Óscar David Hernández Quiroa, cuando tenía 22 años. Fue capturado en la 16 calle, Avenida Elena de la zona 3, de la Ciudad de Guatemala, el 23 de febrero de 1984. Se encaminaba hacia los bomberos para el turno de la semana, pero no logró entrar. En las afueras, lo estaban esperando tres carros.

Los hombres que estaban dentro de ellos le dispararon y se lo llevaron. Desde que se lo llevaron, Blanca comenzó las rondas para buscarlo vivo o muerto. Cuando integró la Junta Directiva del GAM, Blanca se encargó de la comisión de servicio social del grupo.

Raquel Morales de Linares

Ficha de Sergio Saúl Linares Morales.

Wilfrida Raquel Morales Cruz de Linares es madre de Sergio Saúl Linares Morales quien fue secuestrado el 23 de febrero de 1984, en la zona 9, al salir del Instituto Nacional de Fomento Municipal (INFOM) en donde trabajaba. Era catedrático de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Carlos y también representante estudiantil ante el Consejo Superior Universitario (CSU). En el diario, es identificado como miembro líder del Partido Guatemalteco de los Trabajadores (PGT), El Partido Comunista de Guatemala. Su cuerpo fue encontrado en 2003 en una fosa del antiguo destacamento militar de San Juan Comalapa. Fue identificado por medio de la coincidencia de ADN de sus familiares.

Si bien el Diario Militar arrojó luz sobre el seguimiento que las autoridades y escuadrones de la muerte hicieron de los desaparecidos, no dio información a las familias acerca de dónde están sus parientes.

Casi cuatro décadas después de las desapariciones forzadas, el Juzgado B de Mayor Riesgo, presidido por el juez Miguel Ángel Gálvez, se encarga del proceso penal en contra de más de una decena de militares retirados y expolicías, señalados de haber participado en la ejecución de las víctimas.

Paolina Albani

El periodismo y yo compartimos la honestidad como principio de vida. Me convertí en periodista de datos en una búsqueda por evidenciar patrones en las fallas del sistema que, generalmente, colocan en posición de desventaja a unxs respecto a otrxs. Inicié en esta profesión en Diario La Hora. Desde entonces, he viajado por las redacciones de Siglo 21, Diario Digital y Plaza Pública. Actualmente, trabajo para la Revista Ruda mujeres + territorio aprendiendo y aportando al periodismo feminista.

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