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Las que lucharon para alcanzar el derecho al voto en Guatemala

Foto: Kristhal Figueroa

A lo largo de la historia se ha visto el desarrollo del movimiento de mujeres en la  política en Guatemala. Sobre todo en los espacios que se han abierto para incidir en la toma de decisiones de nuestro país tuvo que pasar más de 100 años para que el voto sea universal y sin restricciones.

Después de la independencia en 1821, no todos podían votar. Las mujeres, los guatemaltecos analfabetos y las personas económicamente desfavorecidas, no eran considerados como ciudadanos y ciudadanas, no tenían derecho a ejercer el voto.

La participación por parte de la población comenzó con votaciones libres y secretas en la Primavera de la Democracia en 1944. Sin embargo, la primera constitución de 1825 menciona “Los guatemaltecos varones mayores de 18 años que sepan leer y escribir o que tengan renta, industria, oficio o profesión que les proporcione medios de subsistencia”.  Las mujeres estaban excluidas.

La Constitución política de la República de Centroamérica de 1921  permitía votar a las mujeres con ciertas restricciones según el artículo 29, que establece: “Podrán ejercer el derecho de sufragio las mujeres casadas o viudas, mayores de veintiún años, que sepan leer y escribir; las solteras mayores de veinticinco años que acrediten haber recibido la instrucción primaria y las que posean capital o renta en la cuantía que la Ley Electoral indique.” 


Reconocimiento de derechos cívicos 

En la segunda mitad del año 1944, la Junta Revolucionaria tomó el poder en Guatemala después de la caída de Jorge Ubico. A partir de ello se juntó un grupo de mujeres conformado mayoritariamente por maestras, escritoras y periodistas, que organizaron  la Unión Femenina Guatemalteca Pro Ciudadanía de la Mujer, dirigida por Graciela Quan, la cual tenía como objetivo el reconocimiento del voto femenino. 

Graciela Quan Valenzuela es activista social guatemalteca y una de las primeras abogadas en graduarse en la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) y siendo la última en graduarse antes que se concedieran los derechos civiles. En su tesis, “Ciudadanía opcional para la mujer guatemalteca", propuso un proyecto de ley que otorgaría a las mujeres el derecho al voto.

Por ello,  se unió a un grupo integrado por; Angelina Acuña, maestra de educación primaria, Elisa Hall de Asturias escritora e intelectual, e Irene de Peyré, educadora y feminista guatemalteca, entre otras,  formaron el sufragio femenino para formar parte del tema de la tesis y a partir de ahí, se dedicaron a hacer la campaña para lograrlo.

El primero de marzo de 1945 es cuando la constitución concede a la ciudadanía alfabetizada  la plenitud de derechos y deberes. Para los hombres la votación podía ser de manera pública y privada, mientras que las mujeres la votación era opcional. Sin embargo, la población indigena y las personas analfabetas continuaban excluidas.

No fue sino hasta 1965 que se volvió universal, es decir, estaba abierto a reconocer el derecho a ejercer el voto a todo ciudadano mayor de edad, sin distinciones de género o riqueza económica. Fue en ese año que comenzaron los problemas de igualdad y una lucha civil para que las mujeres fueran tratadas como ciudadanas. 

Desde el punto de vista legal, dicha participación está establecida en el artículo 4 de la Constitución de la República de Guatemala de 1985, que se recuerda reiteradamente a los legisladores el no ampliar o admitir reformas.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) hasta el 2014 realizó un diagnóstico acerca de la igualdad de género basándose en el artículo 4 de la Constitución. Llegando a la conclusión que es importante la participación de las mujeres en los procesos electorales políticos, por medio del ejercicio del derecho a elegir y a ser electas.

El derecho al voto fue una construcción y pelea de diferentes mujeres. La socióloga Andrea Rodíiguez menciona que es producto de una lucha de mujeres no solo a nivel nacional sino también a nivel del gobierno de la revolución de octubre 1944, debido a que algunos no simpatizaban con el hecho de que las mujeres también pudieran votar.

“Los derechos no se adquieren de manera natural, a veces se requiere de presión de los movimientos de la organización para crear el sufragio de las mujeres guatemaltecas”, finalizó la socióloga.