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Las parteras, un trabajo que el Ministerio de Salud invisibiliza

La historia de nueve parteras profesionales, haciendo su trabajo de acompañar, atender y ayudar a las mujeres embarazadas en lugares donde la atención médica es escasa, o queda fuera de sus comunidades, fue exhibida en la exposición “Guardianas invisibles: La labor de las parteras profesionales en Guatemala”, que realizó la Asociación de Parteras Profesionales de Guatemala (APPG).

Foto: Ana Alfaro

Por Ana Alfaro

Estas parteras trabajan en sus consultorios o bien, visitan las viviendas, cruzando territorios donde los caminos son de terracería, para cuidar la vida de las mujeres y de las y los bebés que están por nacer. No importa el lugar, ellas llegan, ya sea a medianoche o de día, algo que es imposible lograr en un Centro de Salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), ya que no todos están abiertos las 24 horas. 

En las fotografías de la exposición, presentada en un único día, se puede observar en los rostros de las mujeres atendidas, tranquilidad, alegría y seguridad. Sin embargo, ¿qué pasa cuando las parteras quieren obtener un título universitario avalado por el Estado, y solo son aceptadas por el MSPAS quienes egresaron de la Universidad Da Vinci? 

“Queremos dar a conocer la labor de las parteras y las problemáticas que están teniendo para poder trabajar. Esta es una profesión nueva en Guatemala, no cuenta con la regulación para poder trabajar con libertad y sin ningún temor”, expresó Gabriela Meléndez, presidenta de la APPG.

Actualmente, el ministerio de Salud está formando parteras profesionales, pero lo está haciendo solo con la Universidad Da Vinci, demeritando la formación de las parteras que se forman en otros centros universitarios. “El problema empieza con el registro de los títulos de las egresadas de otras universidades. El Ministerio de Salud está formando parteras profesionales, pero lo está haciendo con una sola universidad y está queriendo regular y registrar a esa única universidad. Esto está limitando nuestra labor, porque se les está negando el registro a las de la Universidad Galileo y Upana. Esto no permite que la partería avance y vulnera los derechos de las parteras, porque no les permite trabajar, ejercer en sus comunidades o ser contratadas por alguna organización civil o estatal”, resaltó Meléndez.

La partería, según la asociación, tiene una formación mínima de tres años y están capacitadas no solo para asistir partos, sino también para educar; prevenir complicaciones y promover la salud integral de las mujeres y sus familias. Además, brindan orientación familiar, información sobre métodos anticonceptivos, prevención temprana del cáncer de mama y cérvix, y saben atender emergencias obstétricas.

La asociación cuenta con 50 parteras y esperan que las autoridades realicen las acciones para que esta sea reconocida como una profesión de atención en salud, como la enfermería y la medicina.

Foto: Ana Alfaro

Julia Tzoc es partera profesional, originaria de Totonicapán, y mencionó que esta actividad ayuda a visibilizarlas. “Para que sepan el trabajo de las parteras y sepan que estamos en las comunidades, en los lugares donde no puede llegar un centro de salud”. 

A la exposición también llegaron madres que han recibido la atención por medio de una partera. Leslie Rossi comentó que su segundo parto fue muy diferente, porque tuvo contacto directo con su hija al nacer, además de optar por la lactancia exclusiva y la recuperación fue rápida. “Tuve a mi hija Angela con una partera, fue un proceso sanador, es increíble la conexión que se tiene con un parto respetado sin medicalización y con acompañamiento, porque eso es la parte fundamental en la partería, como mujer y persona capaz de dar vida. Respetar el ritmo del parto sin necesidad de apresurarlo”, comentó.

Consuelo Castañón es partera en San Marcos, su trabajo lo ha realizado en varias partes del país y enfatizó que la pertinencia cultural también debe tomarse en cuenta para la atención. “Las mujeres de las comunidades necesitan que se les trate con pertinencia cultural, amor, calidad y calidez. Atendemos los partos en casa, con medicina natural y sabemos que las mujeres quedan sanas. Eso también ayuda en lo económico, con la vida de las mujeres y se evitan muertes maternas; no nos arriesgamos a llegar lejos, sabemos que las carreteras están en mal estado y en los hospitales hay personas sin conocimiento”.  

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día mueren en todo el mundo unas 830 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto. En Guatemala se estima que una mujer en su vida productiva llega a tener entre 2 y 3 hijos o hijas. En el informe Estado Mundial de la Partería 2021 se reveló que las parteras profesionales pueden cubrir hasta el 90% de las necesidades esenciales relacionadas con la salud sexual, reproductiva, materna, neonatal y adolescente. Esto podría reducir hasta el 67% de las muertes maternas y un 64% las neonatales. 

La labor que realizan las parteras en las comunidades es esencial para mantener la salud reproductiva de las mujeres y la salud de las y los neonatos, y merecen ser reconocidas y valoradas en su justa dimensión. 

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