De tricentenaria, solo cien años de educación superior para las mujeres

Fotografía: Kristhal Figueroa

La Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) fue fundada el 31 de octubre, hace 347 años, como la primera en Centroamérica. Desde 1919, miles de universitarias han recorrido las aulas y pasillos de la única universidad pública del país. Cada una, y desde la colectividad, han identificado garantías mínimas que les permitirían mantener una educación superior digna y libre de violencias.

El acceso a la educación superior fue negado a las mujeres por más de doscientos años después de la fundación de la Usac. Fue hasta 1919 que Olimpia Altuve se convirtió en la primera mujer egresada de la universidad nacional. Obtuvo el título de Química Bióloga de la Facultad de Ciencias Naturales de Farmacia, en un período de la historia en el que las mujeres no poseían derechos cívicos y políticos, lo que les imposibilitaba ejercer su profesión. 

Finalmente, en 1967, la universidad entregó el título a Altuve que, hasta ese momento, pudo vestir la toga universitaria. En ese mismo año, egresó Flora Otzoy de la Facultad de Ciencias Médicas, la primera mujer indígena. 


Las mujeres han estado presente en las aulas, pero también lo han estado en todas las luchas del movimiento estudiantil, exigiendo educación digna y la garantía de los derechos fundamentales de la población. Lucharon, por ejemplo, en diversas movilizaciones por el alza del pasaje. En el período más crudo de la guerra interna del país, decenas de mujeres universitarias fueron secuestradas y asesinadas por las fuerzas estatales, como lo fueron Rogelia Cruz y Silvia Azurdia. Hoy, sus nombres se encuentran inmortalizados en las consignas que las estudiantes gritan al recorrer las calles de la ciudad. 

Estudiantes y egresadas participan en la movilización por los 347 años de la Usac. / Fotografía: Kristhal Figueroa


Las representaciones estudiantiles 


Durante la segunda mitad del siglo XX, las mujeres participaron de manera activa en dirigencias estudiantiles. Sin embargo, fue hasta el 2017, que Lenina García fue electa como la primera Secretaria General de la Asociación de Estudiantes Universitarios “Oliverio Castañeda de León” (AEU), entidad que aglomera a las diversas asociaciones estudiantiles y máxima representante del estudiantado de la Usac. 

García, junto al grupo Frente Estudiantil, eran la primera asociación legítimamente electa después de 17 años de gestión de una comisión transitoria. Durante dos años, lucharon por mejorar las condiciones de las mujeres en la universidad. En 2019, lanzaron el primer estudio exploratorio sobre acoso sexual en la Usac, el cual visibilizó las violencias que las estudiantes experimentan dentro y fuera de las aulas. 

Después de García, la secretaría general de AEU fue ocupada por otra mujer: Laura Aguiar. En 2021, Neida Solís se convirtió en la primera mujer indígena candidata para esta posición. En 347 años de existencia de la universidad, solo 4 mujeres (Clemencia Gálvez de Ávila, Hada Alvarado, Anabela Córdova y Astrid Lemus) han sido decanas. 

La Usac en la actualidad 


A 347 años de su fundación, la universidad atraviesa un momento de incertidumbre. En mayo de 2022, el Consejo Superior Universitario (CSU) nombró a Walter Mazariegos como rector de la Usac, después de que resultara ganador en unas elecciones fraudulentas. Desde entonces, estudiantes, docentes y egresadas se han organizado para recuperar la única universidad pública del país. 

Estudiantes que mantienen la toma del Paraninfo Universitario rechazan a los 22 miembros del CSU aliados a Mazariegos. / Fotografía: Kristhal Figueroa


La Coordinadora General de Estudiantes (CGE) organizó una marcha que recorrió el centro histórico el 31 de enero. El motivo: recordar que, en el aniversario de la universidad, no hay nada que celebrar. Denunciaron las condiciones actuales de la casa de estudios, el fraude electoral y la criminalización que están atravesando distintos estudiantes que han denunciado lo que sucede. El llamado fue atendido por diversas docentes de la Usac. Una de ellas fue Nohemí Orozco de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia. 


La Usac canceló clases presenciales en marzo de 2020. Desde entonces, las autoridades se han negado a establecer protocolos y vías que permitan al estudiantado volver a los diversos campus universitarios. “Las autoridades se aprovecharon de la pandemia para dividirnos, para enclaustrarnos en nuestras clases. (...) A mí, como docente, me preocupa mucho el nivel de educación en el que estamos”, manifestó Orozco. 


El 27 de enero, el CSU decidió expulsar a Camilo García, representante de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacia de la universidad. Esto, tras haber llamado “usurpador” a Walter Mazariegos durante una de las sesiones de dicho ente. Como respuesta, las estudiantes se dirigieron, durante la movilización, hacia la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH). Allí, presentaron un memorial donde exigieron que se investigue la expulsión. 

Egresadas portan la fotografía de Camilo García en solidaridad con él. / Fotografía: Kristhal Figueroa

El machismo, el problema de raíz

Las estudiantes, diariamente, luchan contra las estructuras patriarcales que manejan la universidad. En 2019, el Estudio Exploratorio de Acoso Sexual evidenció que 9 de cada 10 estudiantes han sido acosadas dentro del campus universitario y sus alrededores. La mayoría de ellas, por estudiantes y catedráticos. “Hay catedráticos y estudiantes que acosan y violentan. ¿Por qué a Camilo sí lo expulsaron y a ellos no?”, cuestionaron estudiantes de la Facultad de Farmacia durante la marcha. 

Estudiantes de la Facultad de Farmacia durante su intervención. / Fotografía: Kristhal Figueroa

Pero el acoso no es la única expresión de violencia que las universitarias experimentan. En la universidad, continúan siendo silenciadas e invisibilizadas. “En mi facultad está muy normalizada la violencia y el machismo. Me cansé y quise comenzar a poner un alto. (...) A pesar de que más de la mitad de la facultad seamos mujeres, aún somos discriminadas. Nos hacen a un lado, no nos dejan ocupar los espacios y nosotras tenemos que arrancarlos”, señaló Sahara Anckermann, vocal estudiantil en la junta directiva de la Facultad de Agronomía. 


Diversas estudiantes, como Sahara, desafían diariamente las estructuras patriarcales de la universidad. Lo hacen desde espacios de representación, como lo son las asociaciones estudiantiles, y de organización, como los colectivos y organizaciones. Algunas de manera visible y otras, desde el anonimato por el temor a la criminalización. Continúan allí, presentes, luchando por construir una universidad digna y segura para las mujeres. 

Sahara Anckermann durante la movilización. / Fotografía: Kristhal Figueroa

Kristhal Figueroa

Periodista y socióloga en formación. Interesada en narrar la situación de las mujeres, movimientos sociales y juventudes. Feminista de la periferia de la Ciudad de Guatemala. Becaria de la International Women’s Media Foundation e integrante de la octava generación de la #RedLATAM de Distintas Latitudes.

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