Caso Tactic: Exigen justicia por la desaparición de Francisco, Rodolfo y Jacobo

Foto: Maria España

El municipio de Cobán en Alta Verapaz está en la mirada nacional e internacional por sus paisajes, sin embargo, esto no es lo único que lo destaca. En esta ciudad montañosa se encuentra el cementerio clandestino más grande de Latinoamérica, siendo la antigua Zona Militar no. 21, donde fueron hallados cientos de restos de personas mestizas y mayas desaparecidas y torturadas durante el Conflicto Armado Interno en Guatemala.

Entre el 25 y 26 de enero de 1983, Francisco Guerrero López, primer maestro próximo a graduarse en la aldea Tampó, del municipio de Tactic; Rodolfo López Quej, del Instituto Nacional de Comercialización Agrícola (INDECA); y Jacobo López Ac, presidente del Comité Pro-Mejoramiento de la aldea, y primo de Francisco y Rodolfo, fueron sacados de sus casas y desaparecidos.

Los restos de Jacobo fueron encontrados en una de las fosas de la zona militar ahora llamada Comando Regional de Entrenamiento de Operaciones de Mantenimiento de Paz (CREOMPAZ). Fue hasta el 6 de noviembre de 2013 que se abrió un proceso penal contra el exmilitar José Manuel Castañeda Aparicio, pero fue absuelto por “falta de pruebas”. En septiembre del pasado año fue girada una nueva orden de captura e iniciado el segundo juicio en su contra.

El pasado 8 de febrero las autoridades del Ministerio Público (MP) realizaron un reconocimiento judicial en las instalaciones de CREOMPAZ sobre el caso Tactic. Más de veinte personas sobrevivientes y testigas de las atrocidades cometidas en el centro militar acompañaron a las familias que buscan justicia por Francisco, Rodolfo y Jacobo.

Foto: María España

Sin importar la condición lluviosa, mujeres sobrevivientes del Conflicto Armado Interno se hicieron presentes en la zona militar para acompañar la diligencia.

Foto: María España

Con sandalias realizaron una larga caminata por las calles de Cobán hacia CREOMPAZ para exigir justicia por las víctimas de crímenes de lesa humanidad cometidos por el Ejército de Guatemala.

Foto: María España

En este centro militar, ahora denominado CREOMPAZ, ocurrieron detenciones ilegales, torturas, ejecuciones extrajudiciales y violaciones sexuales entre 1978 y 1990. La Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) encontró 565 osamentas de bebés, niños, niñas, adolescentes, adultos jóvenes y ancianos.

Foto: María España

Una mujer junto a su hija sostiene fotografías de personas víctimas de desaparición forzada y torturas por grupos militares de Guatemala.

Foto: María España

Los militares dentro de CREOMPAZ impidieron el paso a las personas sobrevivientes en manifestación pacífica y a periodistas de medios comunitarios. Argumentaron que la jueza Sara Yoc, del Tribunal de Mayor Riesgo “D”, dio la orden.

Foto: María España

Aunque no se les permitió el paso, las personas comunitarias realizaron una invocación para exigir justicia fuera del recinto militar. Utilizaron velas de cera y flores de diversos colores.

Foto: María España.

Una mujer corta flores de color blanco y rojo para colocar en el altar de invocación.

Foto: María España

Como parte de la invocación ancestral, una mujer fuma un puro. La lluvia no detuvo la digna resistencia maya.

Foto: María España.

Mynor Alvarado, abogado querellante del caso, aseguró que hay un sentimiento de dolor al reconocer que es un cementerio clandestino. “Toda la zona militar es una escena del crímen”, señaló.

Foto: María España

Familiares de Francisco, Jacobo y Rodolfo agradecen a la manifestación pacífica por el acompañamiento en su búsqueda de justicia.

El próximo 17 de febrero el tribunal dará sus conclusiones sobre el caso, y podría darse sentencia para Castañeda Aparicio y Baltazar Milian por la desaparición de Francisco, Jacobo y Rodolfo.

María España

Periodista, fotógrafa y creadora de contenido, interesada en temas de Derechos Humanos y medio ambiente. Integrante de la 5ta generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas de Distintas Latitudes. Fellow de la International Women’s Media Foundation (IWMF).

Anterior
Anterior

El Festival Montecasino ignora las denuncias de las mujeres

Siguiente
Siguiente

Una mirada al cine disidente