Sin mujeres periodistas, no hay democracia 

Hace 30 años, se declaró el 3 de mayo como el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Con esta conmemoración, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) busca recordar la importancia de la libertad de buscar, difundir y recibir información para las sociedades. En la actualidad, el trabajo de las y los periodistas se ve amenazado en el país, en un contexto donde el derecho a la información debe prevalecer. 

“Expresarse en este país es riesgoso y hacerlo como mujer lo es aún más”, señaló este miércoles la periodista y columnista Carolina Escobar Sarti durante el conversatorio Periodismo, Mujer y Política en el Contexto Electoral de Guatemala del Instituto Centroamericano de Estudios para la Democracia Social (DEMOS). Un ejemplo de ello, es el caso de la periodista Anastasia Mejía, quien fue acusada de sedición, atentado agravado, incendio premeditado y robo agravado por transmitir en vivo una protesta realizada por comerciantes frente a la municipalidad de Joyabaj, Quiché en el 2020. 

Anastasia fue arrestada sin una orden judicial el 22 de septiembre del 2020 y permaneció en prisión sin comparecer ante un juez por 37 días. Fue ligada a proceso y enviada a arresto domiciliario hasta el 3 de septiembre del 2021, cuando su caso fue cerrado. Un caso similar fue el de Ana González, comunicadora Maya K’iche’, quien fue detenida mientras ejercía su labor periodística en Totonicapán. 

A Ana se le acusó de “hurto de frecuencia radioeléctrica”, pero su caso fue cerrado en el 2019. Sin embargo, una apelación del Ministerio Público (MP) reabrió la causa. Finalmente, el Tribunal de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente del departamento de Totonicapán emitió una sentencia que la restringe de ejercer su labor como comunicadora y participar en una radio comunitaria por dos años en enero del 2021. 

Las mujeres periodistas también son sujetas a otro tipo de violencias. Algunas de ellas, se expresan en las redes sociales, las cuales se han convertido en plataforma principal de algunos medios de comunicación en la actualidad. Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) reveló que, en el año 2021, el 73% de las mujeres periodistas entrevistadas experimentó violencia digital mientras realizaban su labor.

El estudio evidenció que esta violencia se experimenta de diversas formas. Las principales son las amenazas de violencia física, que incluyen amenazas de muerte, de violencia sexual y de violencia contra las personas cercanas a ellas, especialmente a niños y niñas. Esto impacta en la salud mental de las periodistas y, en algunos casos, las obliga a recurrir a la autocensura, a buscar ser “menos visibles” e incluso a renunciar a sus trabajos o al periodismo en su totalidad. 

“Las mujeres enfrentamos un sistema que no fue pensado para nosotras, que busca silenciarnos”, señaló  Liliana Villatoro, editora de género en el medio de comunicación Plaza Pública durante el conversatorio de DEMOS. A pesar de ello, las periodistas informan y crean nuevas narrativas y modelos de razonamiento a partir de las historias que presentan. 


30 años de “libertad” de prensa 


La libertad de expresión es un derecho humano reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos en el artículo 19. “​​Este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, estableció el documento. Además, funciona como un “paraguas” para el resto de derechos, entre los que se encuentra la libertad de prensa. 

La fecha conmemorativa fue declarada por la ONU hace 30 años, el 3 de mayo de 1993 y coincide con la Declaración de Windhoek, documento en el que representantes de medios de comunicación africanos establecieron los principios para la libertad de prensa. 

“El día de la libertad de prensa es producto de una lucha histórica”, señaló durante su intervención en la actividad de este día, Frank LaRue, exrelator de Naciones Unidas para la Libertad de Opinión y Expresión. 

“Sin libertad de expresión no hay participación ciudadana, no hay democracia”, expresó LaRue. Pero, en Guatemala, el ejercicio periodístico y la labor de las defensoras de los derechos humanos es condicionada por la persecución, violencia y criminalización. 


El intento de silenciar periodistas 

La violencia contra las y los periodistas ha sido una constante durante los últimos años en Guatemala. En 2022, la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala (UDEFEGUA) registró cuatrocientos cincuenta y tres agresiones en contra de periodistas y comunicadoras sociales. Doscientas seis de ellas fueron actos de criminalización. 

Quienes ejercen periodismo, además, enfrentan difamación, intimidación y amenazas en redes sociales a manos de netcenters, conjuntos de usuarios de redes sociales que aparentan ser personas independientes, pero están controladas de forma centralizada y anónima. 

Los allanamientos de hogares de periodistas también han sido utilizados como una estrategia de intimidación en Guatemala. Esto sucedió a los periodistas comunitarios Baudilio Choc, Juan Bautista Xol y Carlos Choc, quienes informaron sobre la represión policial a las comunidades indígenas que resisten en contra de la minería. En enero del 2022, además, se emitió una órden de captura contra Carlos Choc por “instar a la violencia” mientras cubría una manifestación en El Éstor. Ocho meses después, fue dejado en libertad. 

Este 3 de mayo, se celebra el tercer día de juicio en contra de José Rubén Zamora, presidente del medio de comunicación ElPeriódico. A Zamora se le acusa de lavado de dinero, chantaje y tráfico de influencias, motivo por el que se encuentra en prisión preventiva desde hace nueve meses. Por su caso, están siendo investigados ocho periodistas y columnistas, “por el simple hecho de hacer su trabajo”, señaló la red de periodistas #NoNosCallarán creada como respuesta al contexto de criminalización y violencia que el periodismo vive en Guatemala. 

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La criminalización y persecución ha provocado, según la red #NoNosCallarán, que veintidós periodistas hayan salido al exilio durante el último año. La mitad de ellos y ellas, durante la última semana de marzo. 

Sin embargo, el compromiso de las y los periodistas en el territorio continúa. “En tiempos en los que los contrapesos han sido eliminados, el periodismo se hace más necesario que nunca”, señaló la red en un comunicado. 

Kristhal Figueroa

Periodista y socióloga en formación. Interesada en narrar la situación de las mujeres, movimientos sociales y juventudes. Feminista de la periferia de la Ciudad de Guatemala. Becaria de la International Women’s Media Foundation e integrante de la octava generación de la #RedLATAM de Distintas Latitudes.

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