Las mujeres trabajan más, pero ganan menos
En una casa de la zona 14 de la Ciudad de Guatemala, dos mujeres trabajadoras del hogar decidieron exigir sus derechos un 1 de mayo de 1990, en el Día Internacional de las Trabajadoras. Después de laborar por tres años en esa casa, con jornadas de trabajo de más de 16 horas diarias, sin días de descanso y sin pago por horas extras, decidieron hablar con sus empleadores. Con miedo y la incertidumbre de ser despedidas, pero seguras de cuáles eran sus derechos, tomaron la palabra. Susana Vázquez dijo: “hoy es asueto, si no nos pagan por quedarnos a trabajar, nosotras saldremos”. Desde ese entonces sus empleadores ya no pudieron negarse a cumplir los derechos de las dos mujeres trabajadoras.
Según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos del 2019 en Guatemala (ENEI) en trabajo doméstico se reportaban 319 mil 049 personas, lo que representa el 7.6% de asalariadas. De este total las mujeres figuraban el 82% y los hombres 18%. Sin embargo, este sector se encuentra vulnerable en cuanto al salario y derechos de bonificaciones.. El salario mínimo para actividades no agrícolas en el 2022, de acuerdo con el Ministerio de Trabajo, era de Q.2 mil 959 con 24 centavos, pero el 70% de las trabajadoras domésticas recibían menos de Q1 mil mensuales.
Sumado a que el trabajo doméstico, es una actividad realizada mayoritariamente por las mujeres, ellas viven una doble precarización laboral por la brecha salarial que ya existe para las mujeres en Guatemala. El ENEI registró que los hombres reciben un salario mensual de Q3 mil 143 quetzales mientras que las mujeres solo Q2 mil 335 una diferencia salarial del 26%.
Ante esos datos, exigir un salario digno y justo se convirtió en una de las demandas del Sindicato de Trabajadoras Domésticas, Similares y a Cuenta Propia de Guatemala (SITRADOMSA). La secretaria de educación e información del sindicado, Floridalma Contreras, indicó que “la mayoría de las mujeres trabajadoras desconocen sus derechos. Vienen huyendo de la violencia, son mujeres empobrecidas, migrantes y analfabetas y esto hace que acepten trabajos en condiciones infrahumanas”.
Además, Floridalma señaló que esta podría ser una nueva modalidad del esclavitud, porque muchas de las trabajadoras domésticas y de maquila llegan a trabajar entre 14 a 16 horas diarias, sin bonificaciones, aguinaldo y vacaciones.
Izela Ortíz recordó esas largas jornadas de trabajo para una maquila, porque fueron momentos muy desagradables. Sus condiciones laborales eran inhumanas porque no se les permitía ir al sanitario y siempre estaban bajo llave; contó que tampoco tenían acceso a agua potable y durante la crisis de salud de la pandemia por COVID-19 tampoco tuvo a su disposición un kit de emergencia.
“A la maquila se entraba a las 7 de la mañana y se iba saliendo a las 6 de la tarde, es algo bien agotador, bien matado y no bien remunerado el trabajo”, expresó.
Durante esa etapa Izela también se encontró en situaciones de acoso sexual, tanto en el ámbito laboral como en el transporte público que aborda para llegar a sus destinos.
Más y más horas de trabajo sin salario
El ENEI-2022 registró que las mujeres trabajadoras dedican 4.9 horas diarias, para realizar las tareas domésticas de sus hogares, mientras que los hombres solo destinan el 0.9 de su tiempo. Un claro ejemplo de la desigualdad de género que comienza en el hogar.
Al respecto, el grupo Gendes, un espacio mixto y multidisciplinario de profesionales en ciencias sociales que busca erradicar la violencia de género priorizando el trabajo con hombres en México, identificó que los hombres, socialmente y culturalmente, encauzan sus energías en ser los “proveedores” del hogar. Separándose de las responsabilidades del cuidado del hogar. Además, cuando se involucran en los oficios domésticos, los hombres lo asimilan más como una “ayuda” para sus compañeras. Gendes intentó llegar a la reflexión que los quehaceres de un hogar, son responsabilidades de todas las personas que lo habitan, y que por ende debe existir una equidad en la distribución de esas tareas.
Como el caso de Izela, recordó cómo era trabajar en la maquila y ser responsable de su hogar al ser madre soltera. Se levantaba todos los días a las 3 de la madrugada para cocinar y dejar lista la comida de sus hijos, limpiar la casa, bañarse y salir muy deprisa para llegar a tiempo a su trabajo. En muchas ocasiones salía sin comer porque no le alcanza el tiempo de parar un momento y pensar en sí misma. Regresaba entre las 7 a 8 de la noche a su casa, muy agotada, saludaba a sus hijos, volvía a cocinar y alistaba las cosas pendientes del día siguiente. Para Izela, sin duda fueron momentos muy agotadores, pero al ser madre soltera tenía el compromiso de llevar un ingreso a su casa. “Para poder pagar la luz, el agua, cable, gas y tener algunos recursos necesarios cuando mi hijo le pedía algo en la escuela”, indicó.
Una mujer como Izela trabajaba aproximadamente 20 horas diarias sin descanso y sin reconocimiento.
¡Todas por igual, sin explotación laboral!
Floridalma señaló que el Estado tiene una gran responsabilidad en dignificar los derechos laborales de las mujeres y sobre todo de las trabajadoras domésticas del hogar. También mencionó que el Estado no ha mostrado interés en priorizar un salario mínimo para este sector, como el sector agrícola.
“En Guatemala existe el Programa de Protección para las Trabajadoras de Casa Particular (Precapi), lamentablemente es un programa no funcional, no es atractivo. Tiene solo dos programas, el de maternidad y el de accidentes. Pero esto no funciona porque las mujeres intentan no embarazarse, ni accidentarse porque sino las despiden.” comentó Floridalma.
Las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia no pueden ser despedidas sin justificación. Esta garantía está justificada en el Código de Trabajo y los estándares de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sin embargo, para las trabajadoras domésticas y de maquila esa garantía no está cubierta. Floridalma indicó que si Guatemala ratificara el Convenio 189, Trabajo Decente para las Trabajadoras y los Trabajadores Domésticos de la OIT, tendrían más herramientas para exigir condiciones dignas.
El convenio 189 de la OIT contempla la protección efectiva contra todas las formas de abuso, acoso y violencia, lo cual le daría justicia a muchas trabajadoras que han sido abusadas. Así mismo plantea un salario mínimo y seguridad social.
Actualmente, Sitradomsa tiene mil afiliadas de todos los departamentos del país. Para ellas es importante dar a conocer sus derechos y exigir condiciones básicas como salario digno y justo, horarios adecuados de trabajo y acceder a empleos libres del abuso, violencia y acoso sexual, así como a no ser discriminadas.
“Tenemos ese compromiso de seguir demandando ,denunciando, exigiendo los derechos laborales”, afirmó Susana Vázquez, técnica de incidencia política de la organización de trabajadoras del hogar y maquila ATRAHDOM.