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Mujeres lideresas combaten la desnutrición en Totonicapán

Foto de Hugo Bulux

Totonicapán es uno de los departamentos que muestra mayores tasas de desnutrición crónica, donde 7 de cada 10 niños y niñas la padecen.

El municipio con mayor porcentaje es Santa María Chiquimula, con población maya K’iche’ que tiene como base de su alimentación el maíz.

En ese municipio, un grupo de mujeres lideresas ayudan y orientan a otras mujeres embarazadas y con niños o niñas menores de cinco años para prevenir y reducir los casos de desnutrición.

Por Prensa Comunitaria

En Totonicapán la desnutrición crónica infantil afecta a la niñez debido a que las familias no ganan lo suficiente para proveer a sus integrantes los nutrientes que necesitan, como ocurre en el municipio de Santa María Chiquimula donde la mayoría de familias no pueden acceder a una alimentación saludable y rica en nutrientes debido a que viven en pobreza.

Desde sus comunidades, jóvenes lideresas como Vilma Chacaj, de 33 años, promueven desde hace años la organización de mujeres y proyectos para mejorar la seguridad alimentaria.

Elienay Navas, nutricionista del Distrito de Salud de Santa María Chiquimula, señala que la desnutrición es la consecuencia de un bajo o deficiente consumo de alimentos con micro nutrientes o macro nutrientes, que se encuentran en todos los alimentos.

Foto de Hugo Bulux

Según registros del Centro de Atención Permanente (CAP) de ese municipio de Totonicapán, para mayo del 2024, el 72% de niños y niñas menores de 5 años monitoreados, presentan retardo de crecimiento, característica principal de la desnutrición crónica. En este centro asistencial se registra un total de 30 casos de niños y niñas con desnutrición aguda, considerada una emergencia, ya que es la falta de la mayoría de nutrientes en el organismo, lo que puede provocar la muerte.

¿Cuánto gana una familia en Santa María Chiquimula?

El ingreso promedio de una familia, según Juan Chacaj, de la comunidad de Xecachelaj, de Santa María Chiquimula, es de Q1,500.00 al mes, esto contrasta con los datos del Instituto de Nacional de Estadística (INE) que establece que una persona en el área rural necesita Q657.59 para alimentarse adecuadamente durante un mes, esto quiere decir que, para una familia de 5 integrantes, se necesita de Q3,287.95.

Según Armando Medrano, monitor de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional, (SESAN), en ese municipio se impulsa una coordinación interinstitucional para reducir los niveles de desnutrición.

Foto de Hugo Bulux

Las principales acciones son las capacitaciones a mujeres embarazadas y madres de familia sobre prevención de la desnutrición, se apoya a familias de escasos recursos con alimentos y formación para la producción de hortalizas por medio de parcelas o huertos. También se realizan visitas a familias para brindar asesorías sobre buenas prácticas en alimentación e higiene, específicamente a familias con niños y niñas menores de cinco años.

Desde el Ministerio de Salud se implementan acciones como el monitoreo de peso y talla a niños menos de cinco años, suplementación a niños con desnutrición aguda, suplementación a mujeres embarazadas y charlas sobre buenas prácticas alimentarias.

Erradicar la desnutrición desde la acción comunitaria

Vilma Chacaj, es una joven lideresa de 33 años, originaria de la aldea Xecachelaj de ese municipio, que desde hace cuatro años ha promovido la organización de las mujeres liderando y gestionando diversos proyectos para mejorar la seguridad alimentaria en su comunidad.

Actualmente Chacaj es la presidenta de la Comisión Comunitaria de Seguridad Alimentaria y Nutricional (COCOSAN) y presidenta de un grupo de 50 mujeres, todas ellas mayas K’iche’ que viven en condiciones de pobreza y pobreza extrema. Vilma también ha sido parte de la Organización de Padres de Familia (OPS), donde coordina la alimentación escolar, ya que ella tiene un hijo de diez años y una hija de 7, quienes estudian en la escuela de la comunidad.

Foto de Hugo Bulux

Desde el nacimiento de sus hijos participó en capacitaciones sobre liderazgo y desarrollo comunitario, desde ese momento nació en ella la consciencia y el compromiso de apoyar a otras mujeres, que al igual que ellas tienen hijos e hijas.

Gracias a su trabajo y dedicación Vilma se ha ganado el reconocimiento, no solo de las mujeres de su comunidad, sino también del gobierno municipal y de otras organizaciones no gubernamentales, con quienes ha coordinado la entrega de alimentos, proyectos de granjas de gallinas y semillas de hortalizas para que varias familias cuenten con sus huertos familiares.

Los principales alimentos que producen son: acelga, espinaca, rábano y zanahoria, aunque estos huertos no satisfacen la demanda son una opción para mejorar la nutrición de los niños y niñas.

Para prevenir la desnutrición en niños y niñas, Vilma coordina con el centro de salud de la localidad la realización de charlas y demostraciones sobre alimentación saludable con mujeres embarazadas, lactantes y en edad fértil.

Foto de Hugo Bulux

Ella reconoce la importancia de apoyar a las mujeres en la prevención de la desnutrición y hace un llamado a las autoridades municipales y comunitarias a tomar como una prioridad el tema de la seguridad alimentaria y nutricional ya que la mayor inversión se realiza en obras de infraestructura.