RUDA

View Original

Mujeres, antiespecismo y cuidado animal

Ante los constantes abusos que viven millones de animales en el mundo, existen posicionamientos políticos que se oponen rotundamente a las relaciones jerárquicas que ha asignado el ser humano entre especies animales; sin contar el sinnúmero de iniciativas individuales y colectivas impulsadas por mujeres para preservar y garantizar condiciones dignas de vida para estos seres.  

Por Violeta Cetino

Hael López tiene 29 años y es antiespecista. Desde muy pequeña siempre hubo en ella un interés hacia el veganismo, que en ese entonces era lo único que conocía al respecto, recordó. Dijo tener una sensibilidad muy particular hacia otros seres vivos y tuvo la oportunidad de mantenerla, explorarla y dejarla desarrollar hacia una postura informada, sólida y comprometida hasta el antiespecismo.

Pero, ¿qué es el antiespecismo?

En oposición al especismo, esta es una postura política contra la discriminación a animales no humanos, basándose únicamente en su especie. Además, “reconoce que el sistema, las prácticas e ideas según las cuales nos relacionamos entre diferentes tipos de animales, son jerárquicas, antropocentristas y de explotación”, comentó Hael.

Desde una visión especista las relaciones son jerárquicas porque supone la superioridad de la humanidad sobre otros animales; es antropocentrista porque los seres humanos se ubican al centro del universo y son sus derechos los que deben primar, y es de explotación porque existe una relación de opresión y aprovechamiento en todas sus dimensiones de humanos sobre las demás especies.

Hael argumentó que el antiespecismo confronta estos supuestos y defiende el respeto a cada vida, fuera de cualquier dinámica de dominación que utilice a un ser como el medio para el fin de otros.

De acuerdo con este compromiso político, en las condiciones materiales actuales: capitalistas, coloniales, racistas y patriarcales, las personas están acostumbradas a las relaciones de superioridad-inferioridad, bajo cualquier excusa, dijo Hael. “El especismo es solo otra forma de discriminación que asume a cualquier animal no humano como inferior, y por lo tanto utilizable como objeto, bien o recurso”.

Sin embargo, a través del antiespecismo es posible salir de esa relación de poder en que una vida tiene prioridad sobre la otra, o en las que nos relacionamos únicamente a partir de los intereses de unos sobre otros.

Desde el antiespecismo, el centro para pensar las relaciones entre especies ya no es la humanidad, y eso permite descubrir nuevas formas de interacción con otros animales y con todo lo que nos rodea. “No se trata solo de cerrar zoológicos o sustituir carnes, sino de crear nuevas formas de pensar nuestro rol en el mundo como organismo vivo e interconectado”, afirmó Hael.

Para ella es imposible entender la liberación como un deseo exclusivamente “humano”, o que funcione manteniendo otras violencias; no ve el especismo con menor capacidad o gravedad que las estructuras patriarcales, racistas, clasistas, colonialistas, etc., sino como parte del mismo sistema represivo contra la vida. “El antiespecismo, para mí, representa una necesidad hacía todxs lxs otrxs seres, hacia mí misma y hacia los otros mundos posibles, sin jerarquías u opresión”, expresó.

Crueldad humana sin límites

El 23 de marzo de 2020, en los inicios de la Pandemia de COVID-19, una elefanta de Kerala, una ciudad en India, buscaba alimento ante la degradación del ambiente natural en el que habitaba, sin éxito.

Esta elefanta acudió a una aldea cercana a comer forraje de un sembradío, pero algunos agricultores suelen usar trampas para ahuyentar de las cosechas a los animales silvestres, así que el animal ingirió una fruta con explosivos dentro. Una piña que sería un manjar para cualquier elefante, se convirtió en una tortura.

Se consideró que el dolor fue tanto que ella corrió hacia el río para sumergir su trompa y hocico en el agua. Pese al esfuerzo de personas del lugar y organizaciones de defensa animal para extraerla del río, pasó cuatro días en el agua sin querer salir. Finalmente, falleció el 27 de marzo del 2020.

Pero si la historia ya era desgarradora, lo que vendría después despertó el rechazo de antiespecistas y animalistas alrededor del mundo: en la autopsia realizada a la elefanta se descubrió que esta estaba embarazada. Artistas manifestaron su rechazo ante este hecho con algunas ilustraciones que en su momento se volvieron virales.

Artistas visuales del mundo realizaron algunas ilustraciones para mostrar su rechazo al asesinato de la elefanta preñada. Ilustración: Uday.G.Mohite: Illustrations

Para Hael, desde el antiespecismo, la relación que mantiene con los animales es, por un lado, de maravilla. Pero también es dolorosa y llena de rabia. “Es así porque ya no me permito obviar la realidad del sufrimiento al que se les obliga en casi cualquier aspecto de su existencia. Es bastante difícil emocional y mentalmente sobrellevar tanta injusticia e indiferencia desde mi postura de respeto”.

Aunque ella convive únicamente con especies más comunes y la fauna urbana, el acercamiento a los animales le permite entender un poco fuera de la hegemonía de la humanidad y aprender a reconocer también su propia animalidad, indicó, y les tiene mucho agradecimiento y respeto. “Yo considero a cada animal como un ser libre, como digno de respeto y libertad. Eso causa un choque con la realidad opresiva y con mi propio papel en estas condiciones, que me mantiene en un cuestionamiento constante hacia prácticas cada vez más liberadoras para todxs”, expuso.

La industrialización de la carne de animales

¿Cuál sería tu reacción si vieras que en un camión van enjaulados cientos de perros para llevarlos a un matadero y posteriormente poner en venta su carne para consumo humano? Esta es una situación cotidiana a la que son sometidos en la dinámica de la industrialización miles de cientos de cerdos, gallinas, pollos, vacas, etc., en Guatemala y todo el globo terráqueo. 

Alessandra Fernandes es venezolana de nacimiento y actualmente vive en Argentina.  Es activista por los derechos de los animales y antiespecista. En una conferencia promovida por TEDx, una iniciativa que organiza conferencias de forma independiente, aseguró que el hecho de nacer de determinada especie no es más que una clasificación biológica, pues es innegable que independientemente de la especie animal a la que se pertenezca, los animales tienen la capacidad de sufrir y sentir, de ser sujetos sintientes.

“Vertebrados e invertebrados, incluso pulpos y calamares, tienen terminaciones nerviosas muy similares a las de los seres humanos. Sienten dolor, emociones, crean vínculos afectivos, tienen deseos e intereses”, mencionó.

Cada día se matan a más de 4 mil 600 millones de animales en el mundo, de acuerdo con datos de Igualdad Animal, una organización internacional de defensa de los animales. Gran parte de la carne que comemos viene de granjas intensivas en donde los derechos de los animales son violentados. Por ejemplo, en muchas granjas de producción ovípara, los pollos se encuentran hacinados, sin que puedan generar estructuras sociales naturales y ante estas condiciones, se agreden, por lo que les cortan el pico y quitan las garras sin anestesia.

Los cuentos infantiles, las rondas e historias para niños y niñas, replican una narrativa en la que los animales viven en pastos, libres y que nos dan su carne, leche y huevos. “Sin embargo, no nos enseñaron a verlos como individuos que sienten, que aman”, comentó Fernandes.

Igualdad Animal ha realizado diversas producciones audiovisuales con las que intentan demostrar al mundo las graves violaciones a los derechos de los animales perpetradas por trabajadores de la industria de la carne. Estas grabaciones las han realizado de manera encubierta y aunque muestran escenas donde se evidencia la crueldad con la que son tratados los animales, es una manera de crear conciencia sobre el consumo de productos alimenticios, estéticos, de calzado y vestuario.

Varias de sus investigaciones han ayudado a llevar casos de abusos ante la ley en varios países, como México, con un contexto social similar al de Guatemala, donde lograron incluir una ley que considerará como delito el maltrato a los animales de granja.

En julio de este año, el Congreso del estado de Colima, en México aprobó por unanimidad una iniciativa que reforma la Ley de Protección a los Animales del estado de Colima. Esta busca garantizar el bienestar de los animales de consumo humano, cerca de 9 millones en el lugar, durante su crianza en granjas.

Conoce el trabajo documental de Igualdad Animal:

Antiespecismo y veganismo

De acuerdo con Hael, el vegetarianismo es bastante popular como una práctica o dieta sin carne. Un poco menos conocido y practicado es el veganismo, que también rechaza el consumo de otros productos provenientes o que impliquen explotación animal.

“Creo que se conoce principalmente el aspecto de la alimentación en este tema porque comer un cadáver es algo muy directo, a pesar de que hay mecanismos para desensibilizar y ocultar el proceso por el cual un animal se convierte en un pedazo de carne”, opinó Hael, y aseguró que esos mecanismos permiten que fácilmente se considere el veganismo o vegetarianismo como una cuestión personal o de gustos, y no tanto una cuestión política que critica a un sistema entero donde los animales, sus cuerpos y vidas son utilizados en casi todo lo que nos rodea.

La activista indicó que el veganismo cuestiona estas prácticas y se posiciona en contra de ellas desde el consumo: no comprar, no comer, no usar, no participar de. “Sin embargo, esta no es la única forma de pelear contra el especismo. Hay movimientos que se dedican a combatir el uso de pieles, la experimentación animal o cacería”.

También consideró que el veganismo es tal vez la parte más accesible para actuar contra el especismo porque permite control e inmediatez a nivel personal, pero hay muchos otros motivos por los que las personas rechazan consumir ciertos productos, como problemas de salud o cuidado del ambiente, que no necesariamente tienen un enfoque de respeto hacia otras vidas, explicó.

Una relación utilitaria con los animales

Es muy común que la mayoría de personas hagan una diferenciación entre perros/gatos y animales de granja. Por ejemplo, no comerían carne de gato o perro, pero sí carne de cerdo o vaca.

Según Hael, esta situación responde únicamente a razones culturales. “Es muy común criticar que en China comen perros, pero también es común bromear con que los tacos de la calle son de carne de perro. Y tal vez no es tan en broma”, mencionó.

Expuso que dentro de este mismo país, hay lugares donde se comen iguanas y otros animales silvestres que no son tan comunes en contextos urbanos, y que hay una diferenciación muy frágil e hipócrita entre lo que consideramos un animal estrictamente de compañía y el trato que este merece, frente a un animal estrictamente de consumo. “Creo que la popularización de cierto tipo de cerdos como ‘mascotas’ es un buen ejemplo de esto: crecemos pensando en el cerdo como animal de granja y para consumo, pero poco a poco se ponen de moda los cerditos y ahí están, algunos en mataderos y otros como mascotas y haciéndose virales”, condenó.

En ambos casos, dijo Hael, el animal es un objeto y un bien de consumo, “ya sea para comer o para lo que sea que nos sirva una mascota, se le sigue tratando como una cosa que se compra-obtiene-toma para un interés humano. Ambos provienen ahora de una industria, sus vidas tienen precio”.

Otro ejemplo claro sobre la utilidad que el ser humano asigna a los animales está en su relación con el perro, “el mejor amigo del hombre”, pero también como guardianes, como obsequios de navidad que se abandonan en la calle o en la terraza de la casa cuando crecen.

Con los gatos ocurre igual, “comprados para matar plagas, descuidados y echados a la calle para ser tratados a su vez como plagas, los pollitos pintados de colores que sobreviven un par de días o que crecen y después se asesinan para comer, los peces vendidos en bolsas de plástico en los mercados, que no duran más de unos días; todos estos animales tienen un trato diferente y se ponen en condiciones diferentes, pero no son ajenos a la realidad especista que se impone sobre sus vidas y que les condiciona a existir bajo nuestros términos”, puntualizó Hael.

“Si no soy yo, ¿quién les va a dar?”

Ingrid Mecos tiene 60 años y además de ser comerciante de productos comestibles y de primera necesidad, dedica buena parte de su tiempo a apoyar y rescatar animales que han sido abandonados o que han nacido en el abandono.

Para ella los animales son muy importantes para la vida del ser humano, brindan compañía, cariño e incluso, identifican el estado emocional de quien los rodea. “Cuando estoy triste, mi perro se acerca y me lame, él sabe de mis emociones”. También ha visto en esta labor cómo crean vínculos amorosos con los demás miembros de la familia, pues una de las perritas que vive con ella demuestra su alegría cuando llega su hijo a la casa.

Ingrid consideró que es importante el rescate de animales porque son seres indefensos y que, por alguna razón, mala suerte o irresponsabilidad de otras personas, viven en situación de abandono. Hace un poco más de un año, cuatro gatitos recién nacidos entraron a su casa a través de un canal de agua y luego de romper el piso para extraerlos del drenaje, Ingrid, junto a su esposo y su hijo, los limpiaron y buscaron atención de un médico veterinario.

Luego de estabilizarlos y lograr que alcanzaran a madurar, buscaron un hogar para cada uno de ellos. Para tal fin, se apoyaron de la tecnología y a través de las redes sociales publicaron la historia de los gatos y solicitaron su adopción, comprobando que irían  con personas responsables, dándoles seguimiento oportuno a su caso. Y así lo hacen con los otros animales que rescatan.

Ella recordó que desde que era una niña, su papá le llevaba perros y hasta unos conejos. Les enseñó a Ingrid y a su hermana a relacionarse e identificarse con los animales. “De allí vino mi amor por los animales y luego se reforzó cuando nos casamos con mi esposo, porque a él también le gusta la protección para ellos”, dijo.

Según el estimado de Ingrid, junto a su esposo han rescatado 15 animales, entre perros y gatos, principalmente desde que dio inicio la pandemia de COVID, pues veían a muchos animales en la calle, solitarios y sin protección. Esta labor está motivada por la satisfacción que le da ayudarlos. “Yo los veo flacos, miedosos, solos, y si no les doy yo, ¿quién les va a dar?”, comentó.

Además de identificar las emociones en los seres humanos, Ingrid aseguró que los animales cuentan con la capacidad de identificar a personas y lugares donde pueden obtener refugio. “Una gata me vino a dejar a un gatito moribundo que no se podía ni mover, pero venía tan mal que murió a los dos días. Los animales tienen esa capacidad de saber a dónde acudir cuando están mal”. 

Pero Ingrid no solamente atiende a perros y gatos abandonados, también tiene bajo su responsabilidad a tres perros que viven en su casa: Tona, Trosky y Snow. Los recursos económicos que la cuidadora emplea para atender a los animales, propios y ajenos,  salen de su propio bolsillo.

Explicó que toda persona que desee tener a un animal en su hogar debe darle un trato digno, como principal requisito, pues el alimento es importante, pero lo más importante es que les den un trato respetuoso, con cariño y amor. “Está comprobado que las personas en situación de calle pueden mantener a un perro, pues al animal no le importa que coman un pan cada uno, sino el afecto que recibe de su dueño”.

Ingrid añadió que otro requerimiento para contar con la compañía de un animal es mantener un chequeo veterinario una vez al mes, mantener vacunas al día y desparasitarlos, además de que consideró importante esterilizar a los animales para contener su reproducción y abandono.

Existen iniciativas de bajo costo para el control de la natalidad de perros y gatos. Foto: Violeta Cetino

Y para esterilizar a perros y gatos existen diversas propuestas: Comunidad Gatuna es una iniciativa de ayuda felina enfocada en el control poblacional felino, que a su vez brinda servicios de castración y vacunación a bajo costo en la zona 2 de la ciudad de Guatemala. 

Allí realizan castraciones felinas todos los fines de semana, con médicos veterinarios colegiados y también atienden a perros. 

Para conocer más sobre sus servicios, ingresa a su página en Facebook:

See this content in the original post

Al respecto de la castración y esterilización animal, Hael indicó que “lamentablemente, hemos intervenido tanto en su existencia, que necesitamos también intervenir para evitar más sufrimiento. Es complejo seguir decidiendo sobre sus cuerpos y justificarnos creyendo que sabemos qué es lo mejor para ellxs, pero creo que las castraciones tienen el potencial de evitar muchos más problemas para su salud y su seguridad, además de poder acercarnos más al fin del mascotismo”.

Para la antiespecista, tanto gatos como perros sufren intensamente de la “doble moral humana” de considerarles como animales deseados y queridos, a la vez que se les desprecia y tortura, especialmente con los perros. Su misma existencia se explica por la dominación que hacemos de ellos a través de la domesticación y manipulación genética por siglos para convertirlos en lo que se desea que sean.

La medicina del amor animal

A pesar de que el psicólogo al que acude le recomendó adquirir un perro, Magda Ugarte, de 40 años, prefirió llevar a vivir con ella a una pareja de gatos, una hembra y un macho.

Los adoptó en enero de este año, luego de que la gata de una compañera de trabajo diera a luz a 6 felinos. Magda contó, mientras hacía fila en una jornada de castración felina para esterilizarlos, que nunca había tenido como mascota a un gato, únicamente a perros, pero que siempre había deseado tener uno.

Aseguró que los felinos, Kiki y Lenon, le han ayudado mucho a sobreponerse a la depresión. “La mayor parte del tiempo me mantengo sola en casa y estos dos gatitos son mi motor, mi compañía, me ayudan mucho con la soledad, con la depresión”, compartió.

Algunos hospitales y centros de atención a la salud mental o trastornos de comportamiento emplean la Terapia Asistida por Animales. Está demostrado científicamente que con esta terapia las personas pueden enfrentar de mejor manera sus problemas psicológicos, como el estrés postraumático y la depresión, o trastornos en la conducta.

En los centros en donde han llevado a cabo la terapia asistida con perros, como en la pediatría del Hospital San Juan de Dios, se ha visto que estos animales de apoyo influyen de manera positiva en la motivación y desarrollo de habilidades sociales de las niñas y niños.  

Según el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), las terapias asistidas no sustituyen las terapias hospitalarias, pero brindan un apoyo al estado de ánimo de cada paciente.

Kiki a la espera de ser esterilizada. Foto: Violeta Cetino

¿Qué requieren los animales de nosotras?

Según Hael, el ser humano ha creado condiciones de subordinación en las que algunas especies dependen de nosotras y nosotros para su supervivencia y aún así, sobreviven solo dentro de nuestros parámetros y para la continuación de su explotación.

Ella afirmó que los animales requieren principalmente que les respetemos y por lo tanto, que les dejemos en paz. “Necesitan mucho menos nuestros cuidados, que no les criemos para ser perritos falderos, con problemas genéticos terribles, creciendo sumisos, encerrados y en un ambiente hostil y antinatural, por ejemplo. Necesitan menos granjas de ‘alimentación libre’, que vidas libres sin tener el tiempo contado antes de que vendan sus cadáveres”.

Además indicó que entre el animalismo, la corriente bienestarista busca “mejorar” las condiciones de explotación. “Esto es útil al instante pero no es suficiente y resulta hipócrita”.

Y al parecer, Hael tiene razón. El 11 de abril de 2017 entró en vigencia la Ley de Bienestar Animal en Guatemala, misma que protege a los animales y penaliza el maltrato hacia estos. La Unidad de Bienestar Animal es la entidad responsable de imponer y cobrar las sanciones, mientras que la Policía Nacional Civil y autoridades municipales son encargadas de rescatar y mantener preventivamente y de forma inmediata a cualquier animal que sea víctima de maltrato.

Sin embargo, esta unidad, a cargo del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, fue fiscalizada por diputados del Congreso de la República en junio recién pasado, evidenciando las serias condiciones en las que viven actualmente los perros que han sido rescatados y ubicados en su sede en la capital, en instalaciones deficientes y sin medicamentos, a pesar de contar dentro de su presupuesto con un monto específico para insumos médicos.

Ante este panorama, a Hael le resulta imposible entender la liberación como un deseo exclusivamente humano, o que funcione solo para la humanidad manteniendo otras violencias. “Desde el respeto y hacía la liberación, podemos proponernos hablar de relaciones simbióticas y no de ningún tipo de superioridad ni complejo de salvador, siendo ‘la voz de lxs que no tienen voz’”, dijo.

Además, el antiespecismo no considera al especismo como menor en gravedad a las estructuras patriarcales, racistas, clasistas, colonialistas, etc., sino como parte del mismo sistema represivo contra la vida.“El antiespecismo, para mí, representa una necesidad hacía todxs lxs otrxs seres, hacia mí misma y hacia los otros mundos posibles sin jerarquías u opresión. Creo que tenemos un mínimo de responsabilidad para corregir el daño que causamos, pero sobre todo para cambiar”, finalizó Hael.