Karina Vergara: “Nuestra radicalidad es el incendio que abona las semillas que van a nacer”
Foto: Nora Pérez
Patricia Karina Vergara Sánchez, poeta lesbofeminista, vive actualmente en la ciudad de México y es doctora en Psicoterapias Humanas, psicoterapeuta y docente. En la biografía de su libro “Siwapajti, medicina de mujer”, Karina se define como morena, actuante política gorda y peluda. “Y con unos ojos que están abiertos y una boca que no sabe callar”. Desde su voz, cuenta en esta entrevista a Ruda sobre la situación de las lesbianas en Latinoamérica, el odio que ha existido hacia las mujeres que aman a las mujeres, así como los enemigos que no son nada nuevos: el patriarcado, la derecha, y los posicionamientos antiderechos.
Por Ana Alfaro
En la amena entrevista concedida por videollamada, nos dijo: “Nuestra radicalidad es incendio que abona para las semillas que van a nacer”.
Actualmente, Karina Vergara elabora una tesis sobre la violencia heterosexualizante y está por iniciar un curso sobre lesbofeminismo que impartirá a más de 100 lesbianas en el mundo desde la virtualidad.
Foto: Ana Alfaro
¿Cuáles son las “causas” más comunes por las que las mujeres son castigadas, silenciadas y vilipendiadas en sociedades como la guatemalteca?
Somos castigadas por desobedecer. Cualquier desobediencia es muy peligrosa para el sistema. Vivimos en un sistema-mundo patriarcal que se sostiene a partir del trabajo de las mujeres, de la lealtad de las mujeres, del cuidado y del amor de las mujeres hacia los hombres.
Y cualquier gesto de nosotras se interpreta como desobediencia, es más, ni siquiera es necesario que sea real desobediencia, a veces solo es preguntar, a veces solo es cuestionarse o a veces es irse por otros caminos. Pero, si el sistema lo interpreta como desobediencia, cualquier persona se siente con la autoridad de sancionarnos. De sancionarnos porque no amamos a los hombres, o porque no los amamos como les parece que deberíamos amarlos, porque nos amamos entre nosotras, porque damos un pasito en autonomía, porque pensamos en autonomía, porque cuestionamos los saberes hegemónicos.
Aunque no desobedezcamos y aunque no crean que estamos desobedeciendo, hay una pedagogía del terror. Solo porque haya muchos que les da placer maltratarnos, impedirnos oportunidades, cerrarnos las puertas, limitarnos, violentar a pequeñitas que definitivamente no han hecho absolutamente nada que merezca ser castigado, pero les da placer. Una razón es porque pueden y otra, porque subsecuente es que eso siembra terror y mientras más terror tengamos más difícil nos es movernos.
¿Quiénes ejercen estos castigos, sanciones, etc., y por qué razón estas personas se consideran con la solvencia para hacerlo?
El patriarcado está encarnado en los hombres. Por ahí hay quien dice, ¡hay que los hombres! Alguna autora dice que los hombres sufren mucho en el patriarcado.
Sí, te lo creo, pero las ganancias del patriarcado las tienen los hombres y son las que tienen las relaciones de poder. Ni siquiera estamos hablando de bondad o de maldad, estamos hablando de poder. Y puede haber hombres muy buenos, se lo creo, aunque cuenta la leyenda que hay hombres muy buenos. Yo no conozco tantos como para afirmarlo, pero sí, la leyenda cuenta que hay hombres muy buenos, se lo puedo creer. Y también hay mujeres muy malas. Sí, hay mujeres muy malas.
Pero las relaciones de poder entre unos y otras hacen que, por muy mala que sea una mujer, es muy extraño que un hombre aparezca despedazado en una maleta al lado del río porque fue él que llegó tarde, o porque no calentó la sopa, o algo por el estilo. De hecho, cuando ha ocurrido algún asesinato a un hombre, ocupa las notas rojas del momento y de años subsecuentes, se hace una leyenda.
Pero mujeres despedazadas, enmaletadas, tiradas al río, enterradas, hay miles en la región todos los días. Y eso da cuenta de unas relaciones de poder en donde aún el hombre más bueno puede hacer un daño sobre las mujeres, que la mujer más mala no puede hacer sobre los hombres. Principalmente lo encarnan los hombres y les acompañan o les sustentan muchas mujeres que, definitivamente o lastimosamente, están muy al servicio del patriarcado.
¿Cómo describirías la situación actual de las lesbianas en Guatemala y Latinoamérica ante el avance de la derecha y el posicionamiento de discursos antiderechos?
Terrible, terrible. Hace poco hicimos una relatoría con los datos en El Salvador, en septiembre del año pasado, un encuentro femenista latinoamericano y caribeño, y yo estuve en el prencuentro. Hacíamos una recolección de datos de los crímenes de lesbo-odio que eran muchísimos. Y toda esta colección, porque no tengo otra palabra para decirle, colección de notas rojas de crímenes de lesbo-odio, siempre han sido invisibles. Cuando golpean a un hombre LGBT+, se hace un escándalo en los medios, hay marchas y tal. No digo que esté bien, es terrible, es parte de este sistema depredador de quienes desobedecen, pero cuando es una lesbiana, no pasa.
Nosotras acompañamos marchas, movimientos, mítines, acciones, cuando hay una mujer asesinada y pueden llegar 5 mil, 7 mil mujeres. Cuando es una lesbiana, llegan 7 a la concentración. La noticia no se difunde, por lo tanto, los crímenes de lesbo-odio quedan silenciados. Parece ser que, incluso, hay un mensaje de: pues, se lo buscaron, se lo merecen o esa parte.
La verdad es que la derecha viene persiguiéndonos absolutamente desde hace décadas, no es un enemigo nuevo. Lo que me parece que es una aberración es que quienes deberían ser nuestras aliadas naturales prefieren invisibilizarnos, prefieren negarnos, no nos nombran porque parece ser que lo lésbico es muy poco. Y lo lésbico, cuando hablamos hoy, somos estas que nacieron con una vulva y que se deposita en una serie de exigencias, de trabajos, de violencias y que nos aliamos con otra que también nació con una vulva y que nos ponemos en situación de esta alianza, de dos, o de tres, o de cuatro, o de una colectiva entera a desafiar el sistema con nuestra existencia de amarnos entre nosotras, parece que es algo tan terrible que no me atrevería a pensar que hay una campaña no dicha pero implícita de desaparecernos.
Las grandes financiadoras hace 10 o 15 años se peleaban por dar financiamientos LGBT. Yo siempre he estado en contra de recibir los financiamientos, pero lo digo porque es un dato de la invisibilización a las lesbianas. Y dan financiamiento de lo que sea, pero menos a organizaciones lesbianas, a su mapeo de la región, donde hay una organización lésbica pudiendo impulsar temas de derechos, de salud, de autodefensa, que le estén dando financiamiento, no. Todo el dinero se va para cualquier identidad menos para las lesbianas, qué curioso, ¿no?
Estoy diciendo que hay un lesbo-odio recrudecido, incluso en los espacios donde se considera progre, sí están buscando desaparecernos, pero nosotras existimos y resistimos.
¿Consideras que existe un borrado hacia las lesbianas, y si lo hay cuál sería el replanteamiento lésbico feminista ante la situación patriarcal actual?
Considero que absolutamente existe un borrado hacia las lesbianas, y que es parte de una estrategia internacional, intencional. Pasó en Argentina, es un borrado hacia las lesbianas. Ustedes no tienen derecho a ser visibilizadas. Es tremendo y vergonzoso.
A mí me acaban de negar hace un mes, en Honduras, un espacio donde yo iba a hablar de amor lésbico, y me acaban de cerrar el espacio, porque cómo voy a hablar de amor lésbico. Igual lo hice en redes y tuvo mucho más impacto que haberlo hecho en un espacio cerrado. Pero esta campaña y esta persecución, esta persecución de la que hablamos, es un hecho, está pasando todos los días y a todas horas, y está negándose, pero me gustaría decir por qué.
Foto: cortesía Karina Vergara
Nacimos con una vulva. Entonces, se ponen una serie de mandatos en donde tu deber es el cuidado, tu deber es el servicio, tu deber es la heterosexualidad obligatoria, entendida como la lealtad y cuidado principalmente hacia los hombres.
Aprender a construir un mundo entre nosotras, una economía entre nosotras, un sentido de vida entre nosotras. Renunciar a los 12 mil años de mandato patriarcal en donde el sentido de vida era sobrevivir al servicio del amo. Y entonces estamos planteando, tiene que haber otro sentido de vida, tiene que haber otro modo de existir en el mundo que tenga que ver con resistir al capitalismo, con resistir a la explotación a la naturaleza, con dejar de fragmentar nuestros cuerpos y dejar de fragmentar la tierra.
Con dejar de servirle al amo, con dejar de construirnos en la feminidad entendida como esa operacionalización de vernos, de vernos trabajar, construir a partir de lo que otros hicieron de nosotras. Nada más esa cosita estamos diciendo, y creo que eso resulta tan peligroso, tan monstruoso que necesitan desactivarlo.
¿ Qué es lo crees que sigue sosteniendo a las lesbianas a pesar de la múltiples violencias?
El amor, el amor entre mujeres. No tengo ni la menor duda, porque el mundo está literalmente en contra de nosotras, ¿y nosotras qué hacemos? Hacemos un círculo de poesía. Pero el círculo de poesía no es nada más que una llegue, escriba o lea, es que cómo nos acompañamos entre nosotras, cómo nos preocupamos por la mamá de la que está desaparecida, cómo nos preocupamos por la que no tiene empleo y cómo nos reagrupamos alrededor de la que no tiene empleo.
Hace un año hicimos el curso sobre lesbofeminismo, fueron tres sesiones. Y en realidad nuestro límite de inscritas es que en Zoom solo caben 100, pero el año pasado creo que se quedaron 300. Y este año lo volvimos a hacer, y otra vez hay 100. Entonces si hay 100 mujeres, nomás somos unas mujeres de Abya Yala, que se tomaron el atrevimiento de pensar y que nos organizamos entre nosotras.
¿Qué nos sostiene y qué impide que nos exterminen? Que nos amamos, que nos amamos profundamente, que nos reconocemos mujeres y que reconocemos que las que vengan con una vulva entre las piernas están en peligro de tremendas formas de esclavitud ante la depredación del avance terrible, dice una compañera, de los señores de la muerte que están condenando las cuerpas de las mujeres a una fragmentación como la de la tierra. Entonces nos convierten en anos y vaginas para prostituirnos, y nos convierten en úteros para parir crías que nos van a arrebatar. Nos convierten en senos que producen leche que los vampiros blancos, como los llaman, están comprando a cifras escandalosas.
La amenaza no es ni siquiera sobre nosotras. Pueden vilipendiarnos todo lo que quieran, pero las próximas que nazcan con una vulva entre las piernas están en un peligro fenomenal de unas formas de esclavitud y de horror que no quiero ni siquiera nombrar.
En México hay cafés, discotecas y espacios para lesbianas, pero en Centroamérica esto sigue siendo escaso. ¿Por qué es tan controvertido que las lesbianas pidan sus espacios en la comunidad LGBTIQ?
¿Por qué? ¿Cómo se te ocurre dejar de servirles? ¿Cómo se te ocurre? Te voy a responder con una anécdota. Cuando yo era más chiquita, jovencita y empezaba a participar en estos espacios LGBTQ+., éramos las lesbianas las que organizábamos, en tanto mujeres, éramos las que organizábamos las cosas.
Foto: cortesía Karina Vergara
Cuando a las mujeres lesbianas se nos ocurre tener espacios solo para nosotras, hay una serie de desprecios, señalamientos y sabotajes que no son más que castigo del patriarcado. ¿Cómo te atreves a dejar de servirme? ¿Cómo te atreves a traer la mesa, poner la instalación de micrófonos, hacer la convocatoria y esto no está sirviendo para mí? ¿Por qué hay tanto debate del mundo heterosexual? Ya sabemos por qué. Donde hay polémica del LGBTIQ+ les parece terrible que dejemos de servirles.
¿Cómo pueden reivindicar otras mujeres que no sean lesbofeministas el lesbofeminismo?
Desde el lesbofeminismo lo que estamos diciendo es: todas las mujeres que nacimos en este sistema-mundo patriarcal hemos sido secuestradas, convencidas de la naturalidad de la heterosexualidad, cuando no es absolutamente natural. Es un hecho, un régimen político y si la comprendemos en su dimensión política, romper ese muro teórico, podemos entonces imaginar que es posible vivir sin servirle a un hombre no consanguíneo por el resto de mi vida, es posible tener un sentido de vida de lealtad de servicio al otro y entonces empezamos a construirnos con otras, es una revolución muy trascendente. Significa quitarnos de ser el cimiento que sostiene el sistema-mundo patriarcal en la explotación capitalista, en la división sexual del trabajo, en la construcción de lo que llaman género.
¿Cómo pueden reivindicar otras mujeres que no sean lesbofeministas el lesbofeminismo? Alesbianénse, cuando estoy diciendo que se alesbianen, nadie puede alesbianarte, es una tarea propia, es una revisión propia. No tengo un rayo lesbiano. ¿Se puede vivir de otra manera? Sí, invito a revisar la construcción política que han hecho de nosotras para sujetar nuestros pensamientos y a pensar que podemos emanciparnos del mundo tal cual existe.
¿Qué fortalezas tiene el movimiento lesbofeminista en la actualidad?
Nosotras estamos en lugares de la radicalidad, cada vez que quieren censurarnos, nos inventamos otras cosas. No pueden callarnos, porque se nos ocurre lo que no se les puede ocurrir. No pueden desaparecernos, porque aparecemos donde se imaginan. ¿Por qué hablo con esta seguridad? En el 2005-2006, nosotras proponíamos espacios de organización separatista en México, en el contexto del movimiento zapatista, los movimientos LGBTIQ y nos miraban como los monstruos más horribles que habían en el mundo.
Yo salí expulsada de algunos sitios, nomás faltó que me tiraran piedras. Diez años después, las mismas que me expulsaron convocan a encuentros separatistas. Venimos planteando, sobre hace diez años, hace cinco ya estábamos diciendo, tengo artículos, aunque no lo llamábamos borrado de las lesbianas, pero ya lo estaba diciendo ahí.
Me decían cosas desagradables, hoy esas mismas que me decían cosas, están erigiendo ese punto de lanza, es verdad, nos están desapareciendo. Lo digo en primera persona, porque es lo que yo experimenté, pero sé que hay otras compañeras que han vivido circunstancias parecidas. Decimos cosas que suenan muy escandalosas, nos tiran todo el desagrado posible, y cuando ya pasó el incendio, de las cenizas que quedaron de ello, brotan plantitas porque es abono. Por eso digo con toda firmeza que nuestra radicalidad es incendio que abona para las semillas que van a nacer.
Estamos viviendo un momento histórico definitorio del destino de las mujeres, yo sé que da mucho miedo enfrentarse a las hegemonías, a los que tienen poder, a la funa, al descrédito, pero hay que pensar más allá de mi lugar inmediato de bienestar o de mi trabajo en este momento, o mi prestigio político, y hay que pensar que posicionarse en este momento significa la libertad de las mujeres, de nosotras y de las que vienen.
Entiendo el miedo, pero si estamos hablando hoy entre nosotras es porque otras resistieron antes. Convoco a nuestro compromiso político para resistir por la libertad de las que vienen.