Centros de atención cuentan con protocolos ante violación sexual

El kit de recolección de evidencia forense en casos de violación forma parte del protocolo de atención integral para víctimas de violación sexual, incluye equipo especial para la toma de muestras y otros exámenes que son utilizados como medios de prueba en la persecución penal. 

En la Fiscalía de la Mujer, ubicada en la 7a calle, zona 7 de la ciudad de Quetzaltenango, se cuenta con atención psicológica para las personas que han sufrido de violencia física, psicológica y sexual. Foto: Mirna Alvarado

Por Mirna Alvarado

El kit de recolección de evidencia forense en casos de violación es una herramienta utilizada por el Ministerio Público (MP), para la recolección y preservación de pruebas en casos de agresión sexual. Con este instrumento se busca garantizar la recopilación de pruebas físicas que puedan ser utilizadas en investigaciones y juicios, para identificar a los agresores, así brindar justicia a las víctimas.

De acuerdo con Claudia Orozco, agente fiscal de la Fiscalía de la Mujer del Ministerio Público, del departamento de Quetzaltenango, los “kits” están en manos de médicos del Hospital Regional de Occidente (HRO), de los Centros de Salud, Centros de Atención Permanente (CAP) y del Instituto de Ciencias Forenses (INACIF).

“Debido a la coordinación interinstitucional, desde sede central se maneja la distribución de estos instrumentos, entonces cuando nosotros recibimos a una víctima la referimos al INACIF o al HRO para que se le realicen los exámenes respectivos”, aseguró Orozco. 

Orozco señaló que, en la Fiscalía de la Mujer, se brinda atención de forma integral las 24 horas del día, los 7 días de la semana. “En principio se hace una entrevista en la que acompaña nuestra psicóloga, se documentan los indicios y lesiones, se hacen diligencias de inspección y si es necesario se les refiere al INACIF (Instituto Nacional de Ciencias Forenses), para las evaluaciones respectivas”, refirió. 

En marzo de este año se finalizaron los trabajos de readecuación de la clínica de violencia sexual y maltrato infantil, ubicada en el interior del Hospital Regional de Occidente. Foto: Mirna Alvarado

Clínica de violencia sexual y maltrato infantil 

En 2016, en el Hospital Regional de Occidente (HRO) de Quetzaltenango, se habilitó un espacio para instalar la clínica especializada para víctimas de violación sexual; recientemente el espacio físico fue restaurado. 

“Para estos casos se actúa con base a los protocolos de atención, en coordinación con el MP, la Procuraduría General de la Nación (PGN) y otras entidades, hay personal del MP en este hospital para estos casos y al momento de su ingreso a la emergencia de inmediato, pasan a la clínica para ser examinadas”, indicó María del Carmen Sajquim, vocera del HRO. 

La clínica de violencia sexual y maltrato infantil cuenta con profesionales de la salud psicológica y ginecológica, que luego de examinar a las víctimas proceden a entregar un informe al MP, para las pesquisas respectivas. 

Guía para personal médico y forense

El kit generalmente incluye una guía para el personal médico o forense sobre cómo utilizar cada elemento de manera adecuada, y preservar la cadena de custodia. Contiene materiales para recolección de muestras biológicas, como hisopos.

Estos son utilizados para recolección de muestras de fluidos corporales, como semen, sangre, saliva, o células de la piel, que podrían contener ADN del agresor. Peines y cepillos; para recoger cabellos o fibras que puedan estar presentes en la víctima, y papel de control que se utiliza para preservar cualquier residuo encontrado en la piel o la ropa de la víctima.

Además de sobres y contenedores sellables, que son usados para almacenar las muestras recolectadas de manera segura y evitar la contaminación o deterioro de las pruebas. El kit incluye también un cambio de ropa, en caso de que se encuentre evidencia en la que lleva puesta la víctima.

La vocera del HRO dio a conocer que previo a que la víctima sea sometida a los exámenes respectivos, debe llenar un formulario de consentimiento para autorizar la recolección de pruebas y su uso en la investigación, entre otros documentos. 

“La víctima es examinada por un profesional de salud en el área de ginecología, previamente capacitado. Debe seguir un protocolo estandarizado para recolectar las pruebas utilizando el kit. Se recogen muestras biológicas y cualquier otra evidencia como fibras o cabellos”, explicó Sajquim.

Claudia Orozco enfatizó que se mantiene estricto cuidado en el manejo y resguardo de las muestras y evidencias recolectadas para mantener la cadena de custodia, y asegurar su recibimiento en un proceso judicial.

“Esas muestras a menudo se envían a laboratorios forenses del Instituto Nacional de Ciencias Forenses para su análisis, estas pueden incluir pruebas de ADN para identificar al agresor”, añadió Orozco. 

Un promedio de 45 denuncias por agresión sexual

En promedio la Fiscalía de la Mujer de Quetzaltenango recibe de 75 a 90 denuncias por semana, estas provienen de 20 municipios y la cifra incluye a menores de edad y denuncias por violencia intrafamiliar, sin embargo, Orozco refirió que la mitad de las denuncias atendidas corresponden a agresiones sexuales. 

“Desafortunadamente no todas las denuncias llegan a juicios, porque algunas denunciantes o sus familias no permiten que se les practiquen los exámenes necesarios, entonces sin pruebas no podemos acusar a los responsables de estos hechos”, dijo Orozco. 

Claudia Lepe, del Colectivo de Mujeres de Quetzaltenango, señaló que es importante que las entidades involucradas garanticen que los kits estén disponibles en todas las regiones del país, especialmente en áreas rurales. 

“Es esencial que el personal de salud y los investigadores sean capacitados de forma adecuada para utilizar este instrumento de la manera más meticulosa posible, porque la correcta implementación del kit de violaciones puede verse afectada por factores como la falta de recursos, el estigma social, y la desconfianza en el sistema judicial”, finalizó.

Mirna Alvarado

Quetzalteca, periodista, creyente de los milagros, amante de los gatos. Becaria del International Center for Journalists (ICFJ), Red Centroamericana de Periodistas y el movimiento NoNosCallarán, participante del Ciclos de Actualización para Periodistas CAP, becaria de la Sala de Formación y Redacción Puentes de Comunicación III, de Escuela Cocuyo y El Faro. Becaria de IWMF, participante del curso de “Periodismo Electoral con datos duros”, impartido por el Instituto Republicano IRI y Laboratorio de Medios también del proceso de formación para periodistas sobre “Periodismo Fiscalización y Transparencia”, (avalado por la Universidad de San Carlos de Guatemala), impartido por el Instituto Republicano y Laboratorio de Medios.

Aunque sus inicios en el periodismo fueron en medios radio periódicos de Quetzaltenango, le ganó la pasión por contar historias desde las letras, la fotografía. Hija de madre indígena y padre mestizo, aunque entiende su idioma materno se le dificulta la pronunciación.

Anterior
Anterior

Defensa de Ligia Hernández: “La resolución que la envió a prisión no fue apegada a derecho”

Siguiente
Siguiente

Mujeres de San Juan Ostuncalco lideran la producción de bioinsumos