Albertina, comadrona en el lugar con más embarazos en niñas 

Crédito: Yeimi Alonzo

 

Albertina Tzib es una comadrona con liderazgo social en Alta Verapaz, su función consiste, entre otras, en el acompañamiento a niñas y mujeres embarazadas. Además, es consejera y guía en temas de salud sexual y reproductiva, y planificación familiar.


Por Yeimi J Alonzo

Albertina se sienta al pie del graderío de la Catedral Central de San Juan Chamelco en Alta Verapaz,  rodeada de árboles y ceibas. Acomoda su bolso, se coloca su perraje en la espalda y comparte con Ruda su experiencia como comadrona durante los últimos 28 años. Habla sobre el tiempo y esfuerzo que les ha llevado la organización del Movimiento Nacional de Abuelas Comadronas para su dignificación, y en particular, comenta sobre la situación que enfrentan las niñas menores de 14 años. También destaca el acompañamiento en salud sexual y reproductiva que brindan a otras mujeres.

Albertina tiene 72 años, es originaria de San Juan Chamelco, conocido como el Jardín de la Verapaz y ejerce como comadrona desde 1995.  Es presidenta del Movimiento de Abuelas Comadronas Nim Alaxik en Alta Verapaz.

Se casó a los 17 años y tuvo a su primer hijo un año después. Debido a que ella se casó joven, considera que es importante orientar a la adolescencia en temas de salud sexual y reproductiva, el noviazgo y el matrimonio. Según el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), actualmente están registradas más de 23 mil comadronas en todo el país.

Ser comadrona en el departamento con más embarazos

La labor de Albertina tiene mayor impacto en el departamento con más embarazos en niñas y adolescentes; solo hasta el mes de agosto de este año, hubo 5,371 embarazos, según el Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva (Osar). 

De acuerdo con el registro de Clínica No. 1, un pequeño espacio dentro del Hospital Regional de Cobán, designado para el control prenatal de víctimas sobrevivientes de violencia sexual, del 1 de enero a 25 de septiembre pasado, atendieron a 42 niñas entre 10 a 14 años. 

Según estos registros, la mayoría de niñas provienen del municipio de Cobán, le sigue Chisec, San Pedro Carchá, Santa Cruz Verapaz y San Juan Chamelco, en donde 38 de los 42 casos son de origen Maya Q’eqchi’ y Poqomchi’, sin tomar en cuenta el subregistro de quienes no denuncian, ni son atendidas por el hospital.

El artículo 173 del Código Penal guatemalteco considera que todo embarazo en niñas menores de 14 años constituye el delito de violación, no obstante Mynor Sagastume López, médico ginecoobstetra encargado de la Clínica No. 1, expresa que “la mayoría de las menores embarazadas que son atendidas tienen pareja y sus relaciones han sido consentidas por los padres”, pero que de igual manera, se tratan como delitos de violencia sexual. 

“En las comunidades ya saben los Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocodes), los auxiliares de enfermería y las comadronas, que un embarazo en menores de 14 años es un delito. Deben llevar un control mejor si están antes de los tres primeros meses en el puesto de salud más cercano. Luego, mandarlas acá para su atención del parto. Tienen la obligación de notificar tanto al Ministerio Público como al área de salud para el seguimiento del caso”, señaló Sagastume.

La comadrona en la organización comunitaria 

Ruth Arriaza enfermera encargada de programas del Centro de Salud de Cobán, reconoce que la comadrona es la figura más importante de la organización comunitaria, pues da a conocer signos y señales de peligro, evalúa el desarrollo fetal, ve cómo están las condiciones de vida y factores de riesgo. Acompaña hasta la puerta del hospital. 

Sin embargo, Arriaza indica que las normas establecen que la atención de parto no es comunitaria, es institucional. “Eso significa que tiene que ser aquí en el hospital regional, las comadronas con el enfermero le dan seguimiento y acompañamiento, la comunicación de doble vía entre ellos es muy importante.”   

Albertina coincide en que atender a las niñas representa un desafío: “cuesta bastante, hay que tener alguien más que acompañe porque la niña puede estar desnutrida y necesitará de muchas fuerzas para tener al bebé. Es muy peligroso atenderlas por eso siempre se refieren”, explica. 

Albertina relata que a partir de la prohibición de atender a las niñas han surgido inconvenientes como el caso en que una de sus compañeras que  asistió el parto de una niña por emergencia, pues nadie sabía del embarazo hasta que dio a luz; en el centro de salud le quitaron el carné que la acredita como comadrona.

Por otro lado, Julia Cal, asesora departamental de la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET), explica que es importante que se hable del Programa “Madres en Conflicto con su Maternidad” del Consejo Nacional de Adopciones (CNA), porque la información no está llegando a todos lados.

“Las niñas merecen saber esta información que es valiosa. Si se da una gestación en automático deberían de recibirla desde el respeto y la escucha, no orientándose a una adopción, pero sí indicando que si ella no quiere continuar con su maternidad después de que nació el bebé, lo puede dar en adopción y eso no es un delito. Pero la información no está llegando a todos los sectores”, dijo Cal. 

 
En el hospital de Cobán la psicóloga y la trabajadora social son quienes plantean a la madre y familia la opción de dar en adopción. “Pero son más las adolescentes y mujeres adultas quienes deciden hacerlo” dijo el médico Sagastume.  

Un rol relevante, pero sin mayor remuneración

Albertina cuenta que muchas niñas lloran y cuestionan ¿Por qué estoy así? cuando fueron violadas. Calcula que sólo 4 de cada 10 víctimas denuncian, debido a que los procesos legales son burocráticos y costosos.

Por otro lado, Albertina dice en tono molesto, que según lo que ha conocido en estos y otros casos de violencia contra la mujer,  los mismos servidores públicos y/o encargados del sistema de justicia refuerzan los discursos de violencia, recordando como una jueza les hablaba a las mujeres que se iban a quejar por los golpes de sus esposos, ella les contestaba frases como: “tal vez estaba bolo”, “es que tú mija sos muy haragana, tu no atendés a tu marido, pobrecito él viene cansado del trabajo”, “no le lavás la ropa”. 

El papel de las comadronas, como el de Albertina, es relevante en las comunidades de Guatemala, aunque su rol es significativo, hasta hoy lo que han conseguido del Estado es un incentivo de Q1 mil quetzales y la aprobación del 19 de mayo como Día Nacional de la Comadrona  por su conocimiento ancestral y contribución al cuidado materno-neonatal en las áreas rurales. 




Ruda

RUDA surgió en 2017 entre reuniones e ideas del consejo editorial de Prensa Comunitaria bajo la necesidad urgente y latente de tener un espacio digital en dónde evidenciar, publicar y visibilizar las luchas de las mujeres. Mantener la memoria VIVA de casos históricos como el Caso Molina Theissen, el caso de las abuelas de Sepur Zarco y el Caso de las 56 niñas en el Hogar Seguro Virgen de La Asunción. Un espacio sembrado y formado con miradas feministas, comunitarias y sobretodo resilientes ante la violencia contra las mujeres en el mundo. En noviembre de 2018 accedimos a un pequeño fondo del Fondo de Acción Urgente - FAU, en un encuentro entre activistas, abuelas, jóvenes, indígenas, mestizas, brujas, chamanas, ancestras, sanadoras y defensoras del territorio de Abya Yala en Paraguay, nos dimos cuenta de la necesidad de cómo y porqué visibilizar esas luchas históricas de las defensas de los territorios por las mujeres y trascender de lo nacional a lo continental, colocarles nombre, historicidad, palabra, amor, ternura, arte y sobretodo una memoria viva que mantenga presentes nuestras luchas en el mundo y la era digital, pero que también nos llevó al camino de reencuentro consciente con nuestros cuerpos y territorios personales como fundadoras de la revista.

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