Grupos anti derechos restringen garantías para las mujeres, concentran el poder y la riqueza
Escrito por Ruda
Oxfam presentó su estudio Libertades en riesgo: ¿quién gana y quién pierde? el cual revela que la alianza estratégica entre las élites económicas, políticos conservadores y religiosos fundamentalistas provocan el retroceso en la garantía de los derechos humanos para las mujeres.
Mabilia López
El informe “Libertades en riesgo: ¿quién gana y quién pierde? expone cómo los discursos y las prácticas ultraconservadoras amplían las desigualdades sociales, económicas, de género y disidencias, las cuales “restringen derechos fundamentales como la educación, la salud, la participación política y la autonomía corporal”.
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de Los Derechos Humanos, este miércoles 10 de diciembre, Oxfam presentó el estudio que expone como la alianza estratégica entre las élites económicas, políticos conservadores y los fundamentalistas religiosos promueven una agenda contra los derechos humanos.
Denia Arteaga, representante de Oxfam Latinoamérica, explicó que esta alianza funciona desde las élites económicas, que se oponen a la redistribución de la riqueza y promueven el extractivismo; los políticos conservadores, que quieren garantizar el Statu Quo y bloquean con reformas llamadas proderecho pero que llevan discursos opuestos, así como los fundamentalistas religiosos, que refuerzan dicha estructura imponiendo valores y dogmas como base moral de las sociedades. “Tienen un objetivo común que es la restricción de los derechos, silenciar voces disidentes y frenar avances democráticos”, dijo Arteaga.
Según el estudio, estas organizaciones se basan en varias estrategias de operación, entre las que destacan un discurso de desinformación, imposición de visiones únicas, descalificación de las interseccionalidades, manipulación de los medios y las redes sociales, la profundización de las brechas educativas y de pobreza para la manipulación emocional y financiamiento opaco sobre actividades políticas y activistas.
“Su objetivo es concentrar la riqueza, los recursos y restringir los derechos humanos que garantizan que las mujeres puedan disfrutar de la justicia, gozar de un mundo de igualdad, con educación, salud, participación cívica y una vida más digna y justa”, manifestó.
De acuerdo con el documento, otro de los hallazgos es la identificación de modos de operar a través de narrativas que promueven discursos de odio, entre estas formas se encuentra el doble discurso, defensores de la familia vs. control de cuerpos; desinformación e incertidumbre, especialmente en grupos de mujeres rurales, indígenas, afrodescendientes; monopolio de la fe, su religión como única verdad; Teología de la prosperidad, bienestar material como consecuencia del compromiso con su iglesia; racismo espiritual narrativas para negar la espiritualidad ancestral (control cultural) y manipulación de emociones, movilización del miedo y difusión de odio.
Arteaga aseguró que como resultado de las organizaciones anti derechos ha habido un aumento de pobreza, violencia, injusticia y la distribución desigualdad de cuidados, así como el poco acceso a la educación integral sexual y la información sobre abortos seguros.
“Vemos que cada vez más las mujeres se someten a abortos clandestinos que finalmente afectan el desarrollo de su vida y sus proyectos. Es un contexto desolador, complejo y difícil”, expresó.

Crédito: Oxfam
Denia Arteaga, representante de Oxfam Latinoamérica, señala que hay grupos que no dejan avanzar en materia de derechos humanos para las mujeres.
En números
Las cifras señalan que el 45% de los abortos se realizan en condiciones peligrosas y el 97% ocurre en países en desarrollo, donde tres de cada cuatro ocurren en América Latina.
En regiones desarrolladas se registran 30 muertes por cada 100 mil abortos inseguros, mientras que en países en desarrollo la cifra asciende a 220, lo cual evidencia la profunda desigualdad en el acceso a servicios de salud seguros.
Esta situación promueve la maternidad obligatoria con consecuencias graves, como la violencia de género, el aumento de femicidios y crímenes de odio contra personas LGBTIQ+, de acuerdo con el estudio.
En el aspecto financiero, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en la región el 27% de las mujeres carecen de ingresos propios y más del 50% trabaja sin acceso a seguridad social.
El progreso de los anti derechos
El informe también detalla que ha habido un avance de los grupos que no respetan los derechos humanos y que promueven un “estado mínimo que desfinancia políticas sociales, sobre todo en materia de género y autonomía corporal”.
Dichos sectores, en el que también destaca la iglesia, hacen uso de relatos simples y apelan a las emociones e instrumentalizan la ideología de género como un enemigo común, erradicando cualquier enfoque de derechos humanos y atacando la educación sexual integral y los enfoques de género, los cuales debilitan las políticas públicas y restringen el derecho a decidir.
La información sugiere que la estructura patriarcal de la familia heteronormada funciona como un instrumento de control, especialmente en cuando se habla desde el punto de vista de la fe.
“El trabajo que han hecho las organizaciones de la sociedad civil a nivel latinoamericano ha sido bastante fuerte y ha construido alianzas que han permitido que, a pesar del contexto tan opresivo, sean resilientes”, exclamó Arteaga.
Violencia
Los datos reflejan que el 63%-76% de las mujeres y niñas sufren violencia de género, mientras que las personas trans y no binarias se enfrentan frecuentemente a la “patologización” y en su intento de cambiarlas son sometidas a terapias de conversión. Asimismo, se registra un alto número de femicidios y crímenes de odio contra personas LGBTIQ+.
Al referirse a los resultados del estudio Alma Chacón, representante de la organización de mujeres Tierra Viva señala que, a nivel latinoamericano, los grupos conservadores de poder buscan retroceder en los derechos de la población femenina.
“Quieren que regresen a su casa y que no tengan más derechos que el de la reproducción familiar. Pero no hemos abandonado el hogar ni la familia, sino hemos aumentado nuestras tareas en el ámbito público. Debemos seguir peleando para que tengamos todos los derechos y la atención”, subrayó.
“Guatemala está haciendo la lucha para no retroceder en nuestros derechos, y como mujeres hemos avanzado pese a que vivimos en un país conservador, pero al final hemos roto moldes y esquemas. Esa libertad no la podemos perder y no la queremos perder”, sentenció.
Paneles
Durante el evento se realizaron dos paneles en los cuales organizaciones en defensa de derechos humanos presentaron los resultados del proyecto “Poder elegir y de la Investigación Acción Participativa”, donde presentaron las estrategias que les han permitido asegurar la sostenibilidad de sus movimientos y hacer frente a dichas élites de maneras creativas, transitando de la lucha individual a la colectiva.
Finalmente, el llamado de Oxfam en Guatemala es a la colaboración entre la sociedad civil, Estado y cooperación internacional, para unificar esfuerzos para avanzar, ampliar las garantías y eliminar las barreras que impiden el ejercicio pleno de la libertad, la autonomía y el derecho a vivir una vida sin violencia para las mujeres y población LGBTIQ+.
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