Situar la Terapia Feminista: Acompañando a sobrevivientes de violencia sexual.

En Chile, como en toda Abya Yala, la violencia sexual sigue siendo una forma de violencia masiva y sistemáticamente perpetrada en el ámbito público como en el privado e íntimo, con complicidad del entramado cultural patriarcal, basado en la misoginia, el abuso, la explotación y el dominio como paradigma. Es siempre política, porque corresponde a un mecanismo de control y continuidad de la cultura de supremacía masculinista.

En todos sus períodos históricos, el patriarcado presenta narrativas, montajes, empresas de cacería, matanza y terrorismo contra las mujeres; por ejemplo la Inquisición, el feminicidio y la violencia sexual. Esta, constituye un crimen de lesa humanidad, sistemático y específicamente direccionado a quebrar masiva y moralmente a las mujeres por razones que -en su principio y su finalidad- son políticas, pues obedecen a perpetuar el patriarcado como sistema cultural.

En ese entendido, el violador no es un “enfermo” sino un “militante” de su cultura, es decir, un reproductor de la cultura de la violación y el abuso. Y en el actual contexto de evidente agonía cultural, económica, política, religiosa, etc. de este nefasto sistema, vemos también un recrudecimiento del continuo de la violencia política sexual en nuestro territorio, como respuesta criminal del estado, hoy en día perpetrada por la dictadura neoliberal de Piñera y sus operadores. Este dispositivo de tormento ampliamente utilizado por la dictadura pinochetista, así como en otros períodos de maximización del horror patriarcal, continúa siendo una estrategia criminal de control en nuestros días, al punto de que las querellas por violencia política sexual se elevan a más de 200, según cifras oficiales –por lo que asumimos que la cifra real de sobrevivientes a estos tratos crueles asciende a un número dramáticamente mayor-. Estas denuncias se enmarcan en el proceso de levantamiento e insurrección popular, celebrado y resistido en Chile el 2019, en sincronía con otras revueltas populares iniciadas en nuestra región durante ese año. 

Para hablar sobre acompañamientos en procesos terapéuticos con sobrevivientes de violencia sexual, me sitúo no sólo como terapeuta, sino también como otra sobreviviente. Es en este cruce personal y político, desde donde he acompañado y aprendido acerca de las complejidades de llevar adelante la tarea de recuperarse, o como redefinió Lorena Cabnal, la tarea de re-acuerparse.

A estas alturas, es compartido el diagnóstico de que la psicología oficial es un conocimiento intervenido desde su fundación, pues la lectura fálica y misógina del mundo; la insistencia en el psicologicismo descontextualizado y su pretensión de neutralidad, inhiben cualquier potencial transformador, invisibilizando el hecho de que los malestares que atiende son sobretodo reacción, resistencia y síntoma ante un sistema cultural y político altamente destructivo y actualmente agónico.

En Casa Mundanas (1) , hemos llevado adelante la experiencia de acompañar a sobrevivientes desde lo que llamamos, una terapia situada feminista, a través de procesos que apuntan a recuperar la autonomía del cuerpo sexuado reconociendo su memoria histórica. La recuperación de la autonomía tiene mucho que ver con la reapropiación del relato/lenguaje, en contra de la imposición del silencio en el abuso. La re-lectura política e histórica de la violencia sexual, es clave para despersonalizar el abuso y con ello comenzar el camino de descolonizarnos simbólicamente del abusador, a través de construir narrativas y significados por fuera de su lenguaje, sus instituciones y su comprensión de mundo.

Como en toda violencia política, la reparación del daño provocado por violencia sexual, debe visualizar la justicia como horizonte terapéutico. Sin embargo, la justicia que las sobrevivientes puedan ejercer para restaurar su dignidad, corresponde a una justicia no-insititucional. Esta, es concebida por fuera de los tribunales del patriarcado, que no garantizan la protección ni reparación de las sobrevivientes; por el contrario, muchas veces vuelve a vulnerar a las personas que se animan a acudir a sus instancias y leyes, también misóginas. Este sentido de justicia ha de ser construido por la sobreviviente en el contexto de la terapia, a medida que avanza en el proceso de re-conectar con su deseo, su poder y autonomía.

Nuestra propuesta es acompañar a sobrevivientes desde un contexto terapéutico situado explícitamente en una ética, metodología y epistemología político-feminista de la terapia, para acoger y comprender a quienes consultan; en una disposición a la escucha respetuosa, atenta a su memoria histórica y a los procesos políticos que las cruzan.

En conclusión, acompañamos desde un lugar situado políticamente, en el pensamiento feminista para leer la violencia y la resistencia de las mujeres en la cultura patriarcal. Acompañamos en el sentido de favorecer el reconocimiento del cuerpo sexuado, su memoria histórica/política, su capacidad deseante y creativa. En el centro de estos procesos está la importancia de la reapropiación del relato, que conforma un insumo de realidad de la sobreviviente y funciona como experiencia concreta de autonomía, pues implica re-apropiarnos del lenguaje y con ello del poder de volver a narrarnos, por fuera del discurso del agresor.

El sentido de avanzar hacia la independencia simbólica de la sobreviviente, prepara el escenario para la creación y acción de nuevos sentidos de justicia que pueda ejercer por ella misma; restaurando su dignidad y recuperando su cuerpo/mente como poder, antes interrumpido, apropiado o intervenido por el abuso.

Propongo estos ejes político/terapéuticos pues han sido estructurales en el trabajo de sostener un acompañamiento situado feminista. Por supuesto, estos procesos no son generalizables; sino orgánicos, únicos y particulares en cada sobreviviente y en la relación que ella teja en conjunto con la terapeuta que la acompaña.

1. Comunidad, Centro y Escuela Autónoma de Terapia Feminista, Mundanas. Proyecto con 9 años de trayectoria, actualmente ubicado en Santiago de Chile. www.mundanas.org

Ruda

RUDA surgió en 2017 entre reuniones e ideas del consejo editorial de Prensa Comunitaria bajo la necesidad urgente y latente de tener un espacio digital en dónde evidenciar, publicar y visibilizar las luchas de las mujeres.

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