Elsa* no quiere ser madre, quiere ser enfermera

Foto: Esteban Biba

Elsa* tiene 12 años, viste una bata celeste y tiene el cabello recogido en una coleta alta. Dice que no se siente nada bien. Está sentada a la orilla de la camilla que le fue asignada en el hospital regional de Cobán, Alta Verapaz, al Norte de Guatemala. Cuenta que desde hace más de 7 meses le ha crecido el estómago. Elsa está acompañada por su madre. Ambas esperan a que les confirmen el día de la intervención quirúrgica para que pueda nacer el bebé de Elsa. 

 

Por Yeimi J Alonzo

 

Alta Verapaz es el segundo departamento a nivel nacional con la cifra más alta de niñas madres en el país. Un total de 4 mil 26 nacimientos en niñas y jóvenes en edades de 10 a 19 años solo en el primer semestre del presente año, según datos del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (OSAR).

 

Elsa* es una de las niñas maya Q’eqchi’ que se reporta en esas estadísticas departamentales. Ella fue abusada sexualmente por un vecino, conocido dentro de su comunidad, en el municipio de San Juan Chamelco, cuando la niña se dirigía a visitar a su abuelo.

 

La menor de edad fue trasladada al Hospital Regional de Cobán, Hellen Lossi de Laugerud, el pasado viernes 14 de julio. Fue atendida en la clínica 1, espacio designado dentro del hospital para este tipo de emergencias y donde las niñas pueden llevar el control del embarazo. 

 

“Luego la internaron en el centro de salud de su municipio durante el fin de semana, porque  no hay una casa materna donde las mujeres de comunidades lejanas puedan permanecer o ser acompañadas por sus padres o familiares mientras llegue el día de dar a luz”, indicó una trabajadora de OSAR en Alta Verapaz, que debido a la naturaleza de los casos, prefirió omitir su nombre.

 

“No es el deseo de mi hija estar en esta situación”

 

Para Elsa*, la difícil experiencia que vive solo le permite expresar en idioma Q’eqchi’ que sabe que no está bien. Su madre, Teresa* de 36 años de edad, dice que ha buscado ayuda por todos lados. “He andado buscando ayuda y quisiera que alguien me resolviera”, enfatiza.

 

Teresa* dice que ante esa situación acudió al centro Ak Yu’am, una oenegé ubicada en Cobán que brinda apoyo integral a mujeres sobrevivientes de violencia, quienes le recomendaron acompañar a la niña en el embarazo y durante el proceso jurídico en contra de su agresor.

 

Teresa y Elsa dicen que también se sintieron apoyadas por otras mujeres en el puesto de salud pública, por autoridades de su comunidad y por el padre de Elsa, quienes coincidieron en que lo mejor para la niña era dar a luz en el hospital regional.

 

No obstante, dicen que se han sentido señaladas y criticadas por la familia del agresor y por él mismo, quienes se han burlado, incluso han llegado a decirles en más de una ocasión que “la justicia no sirve” o “miren como estoy libre”.

 

Teresa exige que el sujeto pague por lo que hizo. “Yo quiero que llegue la justicia, porque no es el deseo de mi hija estar en esta situación. La Procuraduría General de la Nación (PGN) me dice que habrá, pero yo quiero asegurar que eso sucederá”, expresa Teresa.

 

“Quiero ser enfermera” 

 

En la región Norte, los municipios de Cobán y Fray Bartolomé de las Casas, en Alta Verapaz, son los que más casos de embarazos en niñas reportan desde el año 2022, según el Osar. 

 

En la ley guatemalteca, no están permitida la interrupción del embarazo a menos que la vida de la madre se encuentre en grave riesgo, un extremo que ha sido complejo de demostrar en una situación de emergencia.

 

A nivel nacional la niñez y adolescencia se encuentra en constante riesgo, algo que pone en peligro su desarrollo integral, sus metas y una vida en plenitud. 

 

De acuerdo al portal del Observatorio de Mujeres del Ministerio Público, durante lo que va de este año, cada día se presentan 18 denuncias por delitos de violación sexual, donde 6 de cada 10 víctimas son niñas, niños y adolescentes.

 

Elsa* y su mamá decidieron buscar justicia, un camino que apenas están comenzando. La niña cursa el quinto año de primaria y dice que quiere seguir haciendo sus tareas de la escuela. Aunque le preocupa que hace más de dos meses su profesor Manuel no le ha mandado sus trabajos, reitera que le gusta estudiar y que algún día será enfermera

Ruda

RUDA surgió en 2017 entre reuniones e ideas del consejo editorial de Prensa Comunitaria bajo la necesidad urgente y latente de tener un espacio digital en dónde evidenciar, publicar y visibilizar las luchas de las mujeres.

Anterior
Anterior

Frenan intento de traslado de Virginia Laparra al preventivo de Quetzaltenango

Siguiente
Siguiente

Karin Herrera: “Quiero ver a más niñas y jóvenes en las ciencias”