La Bruja de Texcoco: “Mi presencia en un escenario es política y es activista”
Escrito por Ana Alfaro
La voz y presencia encarnan la diversidad que habita en los cuerpos disidentes, en distintas culturas y espacios seguros. Conversamos con La Bruja de Texcoco sobre el arte como espacio de resistencia y sobre las raíces que alimentan su transfeminidad y su música.
Por Ana Alfaro
Antes de su presentación en Guatemala este jueves 13 de noviembre, La Bruja de Texcoco concedió una entrevista exclusiva a Ruda, en la que compartió parte de su recorrido por el arte, la identidad y lo que le inspira. Música, compositora, arreglista y actriz, esta vez hizo una parada en el país, para presentar su performance La Bruja de Texcoco, en el programa “Armarios Abiertos” organizado por la Red de centros culturales de la Agencia Española de Cooperación Internacional.
Su rostro es reconocido no solo en los escenarios sino también en la pantalla chica. La Bruja de Texcoco participó en la serie El secreto del río, en Netflix, interpretando a Solange, una muxe, hombres con espíritu de mujer, personas nacidas con cuerpos masculinos y que adoptan roles femeninos, les llaman el tercer género según la cultura Zapoteca. Sobre este papel contó que sin saberlo se preparó desde mucho antes, “sin saber que lo iba a hacer”, porque ya había estado en Juchitán en el 2004, participando en una experiencia que le cambió la vida, donde vio el mundo con otros ojos y fue tanta la información en ese momento que no la pudo digerir hasta tiempo después.
El nombre de Texcoco también guarda un sentido profundo. Surgió tras su visita a lo que era el Lago Texcoco, hoy el Estado de México, donde llegó siendo una persona y salió siendo otra. “Mi transfeminidad es muy muy distinta a la de muchas mujeres trans… si pudiera ponerme una etiqueta usaría el travestismo”, expresó. Aunque aclaró que si pudiera nombrarse muxe, lo haría.
¿Quién es La Bruja de Texcoco?
Yo hago música, toco música tradicional, inspirada en la música tradicional mexicana, música con identidad; toco el arpa, el violín, armonías tradicionales mexicanas. Mi proyecto tiene dos pilares muy importantes: uno es la identidad como mujer mexicana, esta identidad de género, y la otra es con una identidad mexicana totalmente. Me inspiran mucho las músicas tradicionales de mi país y también músicas de otros lugares de Latinoamérica. Me inspira Latinoamérica también, todo el tiempo.
¿Cómo te iniciaste en el arte y qué te llevó a la performance?
Mi papá fue músico. Él tocaba en un grupo versátil que hizo con su hermano, en fiestas, bodas, bautizos, 15 años. Yo nací en un lugar, en el barrio, yo soy del barrio, yo no nací en un lugar privilegiado en la Ciudad de México, nací en la parte más lejana al centro y de los lugares de posiciones económicas altas. Entonces, mi papá tocaba en fiestas y eso para mí fue el inicio de pisar un escenario, estar con él, y ya de ahí, mi mamá me inscribió en una escuela de música clásica.
Mi mamá siempre se preocupó por darnos, aparte de la escuela primaria, una formación de deporte, clases de pintura, de natación, y así estudié la viola a los nueve años, y desde ahí comencé y no he parado. Siempre ha sido como a la par, mis estudios de escuela con mis estudios de música, y así hasta ahorita que me dedico 100% a la música y a la actuación.
El performance creo que lo tomé como en el 2015, es algo que realmente la música, hasta ese momento, no me daba. Creo que la música, mi formación, siempre fue muy académica, muy de escuela; creo que mi primer acercamiento con mi cuerpo y con las sensaciones del arte fue con el performance.
Tomaba talleres de performance y me gustaba mucho esa pasión, esa intensidad con la que se vivía el performance y lo fui integrando a mi, fue así como también nace La Bruja, mi proyecto de La Bruja nace a partir del performance.
¿Cómo fue tu experiencia como actriz en El secreto del río?
Súper, fue increíble, sentí que yo ya me estaba preparando para este papel desde hace mucho tiempo. Mi primer acercamiento con las muxes fue en Juchitán, como en el 2004. Yo acompañé a una de mis primas que hace fotografía y ella fotografió a una muxe que se llama Felina, y para mí fue una revelación ver a Felina, pero fue tanto, tanto el poder de una mujer trans, que en el 2004, cuando tenía como unos 15, 16 años, y en ese momento, me identificaba como un hombre gay, porque yo no tenía referentes, mis referentes eran siempre una persona gay, blanca, hegemónica, y en teoría creía que esa era mi identidad. Pero, ahorita nada que ver, no, con lo que ahorita siento, yo no me considero ni hombre ni gay.
Para mí fue tanta la información que no la pude digerir, ya hasta con el tiempo, porque la muxeidad y las muxes es una identidad tradicional que se genera a partir de una zona geográfica. Las muxes nacen en la comunidad, las muxes tienen sus propios roles, heredan toda esta tradición y yo no porque soy de la ciudad, pero si yo pudiera definirme, porque también a mí el tema de la definición me limita mucho, tanto en mi música como en mi identidad de género, en mi performance, entonces si yo pudiera definirme como alguien, sería una muxe, me encantaría definirme como muxe.
Yo había trabajado en un par de películas antes y en una serie que se llama Tengo que morir todas las noches, que está en Prime, pero esta serie sí me dejó un aprendizaje de que la actuación también es mucho performance, pedir permiso para poder habitar energías, y son energías antes de la conquista, son energías que siempre han existido. La muxedad son personas muy, aguerridas, muy, muy fuertes, entonces eso es lo que me pone en ese lugar para el que me estuve preparando por mucho tiempo para este papel sin saber que lo iba a hacer, y bueno, fue una experiencia hermosa.
¿Cómo ha sido el proceso de transgredir con el arte las tradiciones mexicanas?
Creo que en México hay una línea muy, muy delgada de tradición, cultura y magia que tú puedes cruzar y puedes decirlo, y puedes ser lo que tú quieras ser.
La transfeminidad ha existido aquí desde momentos antes de la conquista en donde la cultura zapoteca creía que existía un tercer género, que era la muxedad, que eran personas que tenían el cuerpo de un hombre pero el espíritu de una mujer. Siempre ha existido, y en la tradición mexicana, con toda esta mezcla de todo lo que sucedió en la conquista.
Existen varias expresiones transfemeninas dentro de la tradición mexicana, como te digo las muxes. En Chiapas también hay una tradición que son las chuntaes, de Chiapa de Corzo, muy pegada a Guatemala. También en Michoacán, en la zona Purépecha están las maringuías, que son hombres igual que se travisten, porque está la sensación de que tú en el carnaval, como es un momento en donde realmente Jesús está muerto, estos tres días, tú puedes hacer lo que quieras, no serás juzgado.
Y qué es lo que el hombre puede hacer, lo más atrevido que puede ser, pues es vestirse como mujer, es transgredir su propio género. México está lleno de eso, entonces creo que es algo con lo que me ha apoyado y he trabajado, porque es una parte importante de mi proyecto, mostrar esta transfeminidad.
El mostrarme para que más personas puedan expresarse como quieran, pero me doy cuenta de que ya estamos en un momento de mucha información. Yo recuerdo que antes las chicas trans estábamos siempre en lugares de cantina. Ahora somos parte de otra realidad.
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¿Qué buscas transmitir con tu performance La Bruja de Texcoco?
Me siento muy bendecida de poder mostrar lo que me gusta ser, ser quien soy, y creo que mi trinchera y el cambio siempre está en el escenario para mí. Un tiempo atrás me involucraba más, sentía un compromiso realmente con el activismo, o sentía un compromiso con mi agenda política, creo que ahora las cosas se dan desde un lugar que es muy real, que mi presencia en un escenario es política y es activista totalmente.
La Bruja ha estado donde la gente quiere verla porque es real, también muchos de los momentos en donde yo me doy cuenta o tengo conciencia de que estoy muy cómoda aquí, a lo mejor con ustedes, dando una entrevista o con mis amigas o en los conciertos, pero es muy real.
También hay gente allá afuera que sigue sin aceptar nuestra identidad, nuestra expresión, a veces se nos olvida pero sí hay gente que sigue pensando que nuestra expresión de género no está bien y es lamentable. Entonces, me gusta mucho percibirme desde ese lugar para poder generar una visión, un ambiente, más bien un espacio seguro para mí misma, aunque sea muy chiquito, creo que desde ahí puede ser el cambio.

Foto: Cortesía La Bruja de Texcoco
¿Y el nombre de dónde viene? Texcoco.
Texcoco en realidad es un lago, el Lago de Texcoco, la ciudad de Tenochtitlán estaba construida arriba de un lago, ese lago conectaba con el gran lago de Texcoco y ahora Texcoco es un municipio del estado de México.
Texcoco es el lago, lo que pudo, lo que era, y esta historia me define a mí desde un lugar, de una fiesta de unos amigos que son concheros, que trabajan la concha de armadillo, y se hace música a partir de la magia y el misticismo. Fue ahí donde llegué hace como 12 años, porque me invitaron a tocar.
Yo creía que era hombre, que usaba guayabera, sombrero y llegué, saludé a todos y él me dijo: “Yo a ti te estaba esperando, tú eres una mujer, mira tus manos son de mujer, tú viniste aquí por algo”. Desde ahí se me quedó muy grabada esa parte de que sí, puedo yo, esta línea de la mexicanidad, puede ser lo que quiera hacer; y yo dije: “Soy una mujer y no cualquier mujer, soy una bruja”.Mi feminidad nace desde esa idea de transgredir estos espacios, y sobre todo la forma en que me percibo, porque mi transfeminidad es muy muy distinta a la de muchas mujeres trans, a pesar de queconvivo conmujeres trans, tengo amigas y respeto sus procesos de transición, mi feminidad va más allá de algo visible Si pudiera ponerte una etiqueta sería, o usaría mucho el travestismo, este, mi género es femenino, pero ahorita no quisiera llevar a ese nivel aún mi feminidad.
Y es súper válido, porque cada quien, incluso si en la calle alguien se refiere a mí con otro nombre masculino, pues realmente, no es que tenga un problema, sino que no le doy importancia, porque pues no me corresponde, no es algo que tiene para mí un sentido real.
¿Qué le dirías a alguien que aún no tiene idea de qué es ser trans y transgredir desde lo transfeminino en el arte?
La salida de un clóset realmente es como salir para la heteronorma, tú sales de un clóset pero para la gente heteronormada.
Y sobre todo en el arte hay mucha competencia, hay gente que cree, por ejemplo: “Pues sí, tú eres la bruja y eres chica trans, yo también soy chica trans, entonces, yo también merezco esto”. Pero hay que trabajarlo, hay que buscar tu propio espacio, tu lugar seguro, pues también buscar tu momento seguro y eso es importante para saber cómo te percibes en el arte. Veo mucha frustración, porque las redes te llevan a ese lugar, ves que todos están haciendo cosas y a ti no te suceden, pero todo es como un espejismo, las redes son demasiado malas.
¿Qué mensaje le darías a las personas que están en contra de las personas LGBTQ+?
Hay mucha información en redes como para tener todavía esa mentalidad y sigue pasando.Yo no podría dialogar con una persona que tenga esa mentalidad y lo he intentado y lo he hecho. Hay personas que no lo entienden o no lo aceptan, o no lo respetan y te puedo asegurar que esas personas también no están allá afuera, están aquí adentro, son parte de mi familia. Mi abuela, que ella cree que yo debería de casarme con una mujer cis, entonces yo no le voy a decir a mi abuela que no, y no le voy a explicar todo esto porque al final siento que también ella lo hace por un “bien” que a ella le funcionó en su momento.
¿Qué te fortalece ante la discriminación y violencia que viven las personas LGBTQI+?
Me fortalece mucho el arte, las expresiones que proponen el innovar, el ver que alguien real está haciendo algo que no se ha hecho antes. Una canción que me pueda conectar, una pintura que me haga sentir, una performance que me haga pensar.
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Ana Alfaro
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