Por qué celebrar el orgullo de ser diversx

“Humanizarse es individualizarse, y nos individualizamos siguiendo los patrones culturales… que dan forma, orden, punto y dirección a nuestras vidas… 

[Pero] debemos… ahondar en los detalles, más allá de las etiquetas engañosas,

Más allá de las categorías metafísicas, 

Más allá de las comparaciones vacías,

Comprender con firmeza el carácter esencial

No sólo de las diversas culturas,

Sino de los varios tipos de individualidades

dentro de cada cultura,

si queremos encontrarnos cara a cara

con la humanidad”

Clifford Geertz.

Los disturbios de Stonewall, ocurridos en junio de 1969 en Nueva York, se consideran un punto de inflexión en la lucha por los derechos humanos de la comunidad LGBTQ+. Este evento marcó el inicio de un movimiento más organizado y visible, así como la intersección de diversas luchas sociales, incluida la feminista.

Las personas +LGBTQ eran regularmente acosadas, arrestadas y expuestas públicamente, y las redadas policiales en bares y clubes gay eran comunes. El Stonewall Inn, un bar en el barrio Greenwich Village de Nueva York, se convirtió en un refugio para la comunidad en un ambiente tan opresivo. Una redada policial en Stonewall la noche del 28 de junio de 1969, desencadenó una serie de disturbios que duraron varios días. La resistencia espontánea y enérgica de la comunidad marcó el inicio de un movimiento que buscaba dignidad, respeto y derechos civiles que luego se extendieron a nivel mundial.

Guatemala no fue la excepción, entre 1960 y 1990, se instaló la criminalización de la “población LGBTI”, lo que representó una manifestación de la represión y discriminación institucionalizadas. Durante este tiempo, la “población LGBTI” se vio afectada por la violencia, el hostigamiento y la persecución por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, en un ambiente marcado por el conflicto armado interno y las dictaduras militares. Se registró la “criminalización de la pobación LGBTI” en los registros de la Policía Nacional y las circunstancias sociopolíticas que contribuyeron a esta represión.

Las relaciones no heterosexuales estaban fuertemente estigmatizadas y en muchos casos, eran ilegales durante este período histórico al igual que la identidad y expresión de género fuera de las normas sociales. Las fuerzas de seguridad y los funcionarios del Estado utilizaban otras leyes y reglamentos para perseguir a las personas LGBTI, a pesar de que no había leyes explícitas que criminalizaran la no heterosexualidad por sí sola. Se utilizaban acusaciones como "escándalo público", "actos inmorales" o "vagancia” para justificar detenciones y agresiones.

Las personas LGBTI detenidas eran frecuentemente víctimas de extorsión y chantaje por parte de las autoridades y sufrían violencia física y psicológica durante las detenciones. Los abusos incluían golpizas, tortura y violaciones, perpetradas con impunidad por la Policía Nacional Civil y el Ejército.

Los años 90 fueron marcados por una violencia imparable hacia las comunidades de la diversidad sexual, sobre todo para las mujeres trans trabajadoras sexuales. El transfemicidio de María Conchita Alonso, una mujer trans trabajadora sexual en los años 90, es fundamental para la memoria de las comunidades de la diversidad sexual en Guatemala.

A María Conchita de 23 años, originaria de Jutiapa, la asesinaron a unos metros de la organización Oasis (una organización que se dedicó a temas de prevención del VIH), mientras sobrevivía con el trabajo sexual, el jueves 2 de octubre de 1997, sobre la 11 calle y la quinta avenida de la zona uno de la ciudad de Guatemala. Algunas versiones responsabilizan a dos soldados del Ejército. Otro relato cuenta que tres hombres caminaban por la calle y uno de ellos, que iba vestido con “short flojo”, le dijo algo a Conchita mientras pasaba y le tomaba la mano. Cuentan que Conchita caminó unos pasos hacia atrás, alejándose, y que él dio unos pasos, volteó y le disparó.

Su asesinato fue el detonante para que, tras salir de la misa de nueve días de su fallecimiento, un grupo de personas con una corona de flores, “los amigos de María Conchita”, se dirigiera a la fuente del Parque Central de la ciudad (hoy llamada la “Plaza de las Niñas”) para hacer un acto conmemorativo. “Éramos 24 personas que decidimos salir y romper el silencio”, relató Jorge Sologaistoa, uno de los asistentes y miembros de Oasis. Luego, se dirigieron al lugar donde Alonso había sido asesinada. 

Al llegar a esa esquina, depositamos la corona de rosas rojas, permanecimos ahí unos minutos. Laura Asturias leyó un comunicado que había redactado en nombre de OASIS y Marlon Vega leyó “Un poema a María Conchita”, escrito bajo el pseudónimo de Marieta Branco
— (Ibañez, Carlos, 2020).

Unos años después, el domingo 25 de junio del 2000, alrededor de 200 personas salieron de “La Bodeguita del Centro” (lugar de entretenimiento nocturno ubicado en la ciudad de Guatemala) hacia el Palacio Nacional de la Cultura, ese sería el primer desfile del “Orgullo gay” en Guatemala. El principal objetivo fue ser vistos. De allí, tomaron la sexta avenida (centro de comercio local) hacia la discoteca Pandora’s Box, donde se colocó una placa conmemorativa a María Conchita. El lema de ese desfile fue “Por el respeto a la diversidad”, (Sologaistoa, Jorge, 2020).

En el 2004 se cambia a la primera marcha del orgullo y nace el movimiento de mujeres trans en Guatemala, con el colectivo trans Reinas de la Noche (Otrans-RN). Se reunieron trabajadoras sexuales y pagaron una plataforma para hacer una carroza. “Íbamos todas elegantes. Lo que puedo decir es que, de las que íbamos ahí, soy la única que está viva”, me relató Debby Linares, una de las fundadoras del movimiento trans en Guatemala, meses antes de su deceso a causa de complicaciones por la pandemia de Covid.

La historia se sigue escribiendo entre luchas, duelos y logros importantes para las comunidades de la diversidad sexual. Comprender nuestra historia es fundamental para reconocer el camino que hemos recorrido y a nuestrxs ancestrxs que nos han dejado un legado de lucha, resiliencia, resistencia y celebración de la vida. 

“ Somos la fuerza diversa del arcoíris democrático”

 1. La criminalización de la población LGBTi en los registros policiales 1960-1990, https://memoriavirtualguatemala.org/wp-content/uploads/2020/12/Criminalizacion.pdf
Pilar Salazar

Pilar Isabel Salazar Argueta es periodista y comunicadora por vocación con especialidad en diversidad sexual y mujeres con enfoque comunitario. Actualmente estudia la carrera de antropología en la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Ha publicado trabajos periodísticos sobre familias e infancias diversas en Agencia Presentes (Buenos Aires) y ha escrito periodismo cultural para la Revista Centroamericana Impronta. Algunas de sus columnas de opinión se pueden encontrar en: Plaza Pública, Gazeta, La Cuerda, entre otros.

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