“Ya no teníamos nada que comer”, sobrevivientes del genocidio Ixil relatan condiciones en la montaña
En el día 14 del juicio en contra de Benedicto Lucas, exjefe del Estado Mayor del Ejército, sobrevivientes relataron como fueron tratados por los soldados al llegar a sus aldeas. “Nos iban a matar como animales, eso éramos para ellos”, señaló el testigo Ambrosio Santiago. Una práctica común del ejército era destruir sus cultivos para que los sobrevivientes murieran de hambre.
Por Regina Pérez
Este lunes 29 de abril, el Tribunal de Mayor Riesgo “A”, presidido por el juez Gervi Sical, continuó escuchando a los testigos en el juicio contra el general retirado Benedicto Lucas García, quienes declararon en el día 14 del juicio por el genocidio Ixil. Los testigos relataron las condiciones que vivieron en las montañas, a donde tuvieron que refugiarse para salvar sus vidas después de las masacres. Aún después de huir, los sobrevivientes eran buscados por el ejército.
Una de las testigas, Petrona López de Paz, declaró sobre la masacre en la aldea Estrella Polar, en el municipio de Chajul, Quiché, el 23 de marzo de 1982. Según el relato de Petrona, los soldados convocaron a la población por medio de sus autoridades comunitarias, para ese día, para una supuesta reunión. Recuerda que su suegro le dijo “Petrona, apúrate, vamos a escuchar qué dicen los soldados”.
Sin embargo, al llegar los pobladores de la aldea no hubo reunión, los soldados separaron a los hombres de las mujeres. A su suegro y su cuñado los encerraron en la iglesia y a las mujeres con sus hijos las enviaron a otra casa. “Escuchamos una granada y las mujeres empezaron a llorar, diciendo ¿por qué mataron a mi esposo, si nosotros solo nos dedicamos a trabajar?”, relató.
Las mujeres temían que los soldados incendiarían la casa donde ellas estaban, construida con caña. Luego los miembros del ejército fueron por piochas y azadones y sacaron los cadáveres de la iglesia. “Los llevaron arrastrados, como si fueran perros”, declaró.
A la 1 de la tarde, los militares mataron vacas y un cerdo para preparar un caldo de res y preparar chicharrones. Luego ordenaron a las mujeres que huyeran porque a las 4 de la tarde masacrarían otra aldea, Santa Clara. “Salimos, nos fuimos a la montaña”, indicó. Ella recuerda que dos personas les dijeron “vámonos a la selva, porque ellos nos van a matar como animales”.
Durante la huida no pudieron llevar nada, solo un morral. Al día siguiente los soldados regresaron a matar todos sus animales, entre vacas, cerdos y caballos. En la montaña sufrieron de sed y hambre, pero no encontraban nada qué comer.
Su esposo intentó sembrar milpa de manera clandestina pero cuando estuvo a punto de dar elote, el ejército llegó a cortar la milpa. “Empezábamos a llorar nuevamente”, dijo la testigo. “Querían acabar con todo, nos dejaron sin comer”, agregó.
Interrogada por el fiscal Erick de León, Petrona dijo que nadie la obligó a testificar ni le dio instrucciones para hacerlo. “Yo lo viví, murió mi suegro, yo lloré, yo sufrí, por eso estoy en mi derecho de venir acá con las otras personas”, declaró.
“Nos iban a matar como animales”
Otro testigo Ambrosio Santiago, de 81 años, de la aldea Xix, relató los hechos ocurridos el 16 de febrero en la aldea. “Si yo no me hubiera ido de mi casa, ellos me hubieran matado con mi esposa y mis hijos”, dijo. Él recordó que pidió posada con uno de sus hermanos ya que los soldados habían quemado todo en su aldea, frijoles y gallinas y se quedó sin nada. Sin embargo, los soldados no dejaron de acosarlos.
“Teníamos que estar en la montaña porque si no, nos iban a matar como animales, eso era lo que éramos para ellos”, señaló. Luego de huir a las montañas, Santiago relató que el ejército continuaba persiguiéndolos, incluso tirándoles bombas.
Como vi que ya no se podía vivir ahí se fue con su esposa y sus hijos a la aldea Amajchel y luego a la aldea Vi’ Tzich, donde los soldados aún no habían llegado y las personas aún no habían huido.
El testigo señaló que ahí prestó dos cuerdas de terreno y se estaba acomodando, sembrando milpa, pero los soldados volvieron a llegar y tuvo que huir de nuevo. Su cuñada relató, fue asesinada en la selva junto a sus hijos.
Los sobrevivientes estaban desesperados porque no tenían nada que comer. En Amajchel las fuerzas armadas llegaron a cortar caña y malangas, “ya no teníamos nada que comer, lo que querían ellos era que muriéramos de hambre, no estoy mintiendo”, señaló. En otra ocasión cuando sembraron milpa, los soldados quemaron las mazorcas.
“Era una desesperación, ya no teníamos donde pedir posada, porque ya no había casas”, relató. Santiago narró que los militares llegaban “a tirar morteros” desde los helicópteros, cuando ellos estaban refugiados en las montañas. “Eso fue lo que nosotros vivimos, no es un invento, lo vimos con nuestros ojos”, declaró.
El testigo señaló que brindó su declaración porque “aquí es donde imparten la justicia, hasta niños mataron, qué culpa tenían ellos”.
El juicio contra Benedicto Lucas, exjefe del Estado Mayor del Ejército entre 1981 y 1982, comenzó el pasado 5 de abril. Lucas está siendo juzgado por genocidio, desaparición forzada y delitos contra los deberes de la humanidad.