Vianney Hernández: “Le juré que yo iba a luchar por la justicia de ella”
Foto: Raquel Arreaga.
Vianney Claret Hernández, madre de una de las víctimas mortales del incendio en el Hogar “Seguro”, declaró en el juicio contra ocho exfuncionarios el pasado 20 de febrero. Vianney, conocida por ser una de las madres que más se han movilizado para buscar justicia, relató cómo vivió el día en que murieron bajo la custodia del Estado 41 niñas, y quedaron lesionadas 15 más, además de las represalias que ha sufrido por parte de los acusados y acusadas.
Por Jasmin López
Vianney Claret Hernández ha pasado los últimos 7 años en juzgados, marchas y manifestaciones. Su hija, Ashley Angelie, a quien describió como alegre, hiperactiva y de carácter fuerte, es una de las niñas que murieron encerradas en un aula incendiada del Hogar “Seguro” Virgen de la Asunción, el 8 de marzo del 2017.
Desde Estados Unidos, Vianney testificó por videollamada que su hija fue llevada al albergue estatal después de haber activado una alerta Alba-Keneth por su desaparición. A pesar de constatar que la había encontrado, la niña no fue devuelta con su familia, sino puesta bajo la tutela del Estado, en el lugar que describió como “un infierno físico y psicológico”.
“Nos hacen cosas horribles”
Ante los abusos que el personal del albergue cometían contra las niñas internadas, Ashley no se quedó callada. En las ocasiones en que Vianney fue a visitarla, y tras mucha insistencia de su parte, su hija le contó sobre las violencias que el personal del Hogar ejercía sobre las niñas y niños:
“Les daban comida mala, las golpeaban, las encerraban. Cuando alguna niña hacía alguna travesura se desquitaban con todas, no recibían estudio”.
Aunque las y los monitores que declararon en el caso dijeron que la situación que se dio el 7 de marzo, cuando encerraron a 56 niñas en un salón con capacidad para 11, no se había dado antes, el testimonio de Vianney se suma al de las sobrevivientes que, por el contrario, aseguraron que esta era una forma de castigo frecuente en el Hogar.
“Aquí nos pegan, nos tratan muy mal”, fue lo que le contó Ashley a su mamá. “Nos hacen cosas horribles”. Afirmó que el personal del Hogar “Seguro” también incitaba a otras niñas internadas a que las golpearan.
Además de estos maltratos, peritajes realizados por el Ministerio Público revelaron abusos sexuales e incluso la existencia de una posible red de trata dentro del Hogar. Testimonios de sobrevivientes recogidos en estas investigaciones relataron que algunas menores de edad eran sacadas del albergue para ser trasladadas a lugares desconocidos durante un día entero, y “se ponían muy mal” cuando regresaban.
Vianney levantó una denuncia contra el Hogar “Seguro” por estos hechos, pero las autoridades no hicieron nada.
Las represalias
El 8 de marzo de 2017 Vianney se enteró del incendio en el Hogar “Seguro” por medio de las noticias. Prestó dinero para trasladarse al lugar y averiguar cómo estaba su hija. Fue la primera madre en llegar. Buscó a Ashley por su cuenta en los hospitales, junto a su esposo. Él fue quien reconoció su cuerpo en la morgue, Vianney se negó porque “el Estado me estaba entregando el cuerpo irreconocible”.
Ella no ha dejado de señalar a los responsables. “Personas del Estado les hicieron daño a las niñas. Ellas querían hablar, ellas querían decir lo que estaba sucediendo”. Se convirtió así en la vocera de las madres que hasta el día de hoy exigen justicia por el crimen cometido contra sus hijas.
Se ha enfrentado a la violencia ejercida por el sistema judicial. En una de las audiencias, recordó, el juez no le permitió llevar una foto de Ashley, “porque los acusados se sentían vulnerados”.
Personas afines a las y los ocho imputados la han perseguido y amenazado de muerte, motivo por el cual tuvo que pedir asilo en los Estados Unidos. Una de estas personas fue identificada como familiar de la ex subinspectora Lucinda Marroquín, señalada de haber encerrado a las niñas bajo llave y no dejarlas salir durante el incendio. Otro hombre, también afín a Marroquín, intentó que se alejara del caso y convenciera a las demás madres de retirar los cargos.
Ella, desde luego, no lo hizo, y tampoco ha dejado de seguir el caso, desde la distancia. Se lo prometió a Ashley, dijo en la audiencia. “Le juré que yo iba a luchar por la justicia de ella, y que yo no iba a descansar hasta que en realidad estas personas pagaran”, declaró.