Ucrania y la realidad de muchas mujeres

Vivimos en un mundo de refugiadas. Las personas se están movilizando a ritmos increíbles, ya sea por razones políticas, desastres naturales o guerras. Según la última estadística de la Organización de Naciones Unidas (ONU), hay alrededor de 108.4 millones de personas desplazadas forzosamente a nivel global y de este gran número el 50% son mujeres. Cuando migran, ellas sufren distintos tipos de violencia y riesgos a los cuales los hombres no se enfrentan. Datos de la ONU revelan realidades horríficas sobre las condiciones a las que se enfrentan las mujeres refugiadas o desplazadas como, por ejemplo, el hecho de que 1 de cada 5 de ellas  son víctimas de violencia sexual.

Fotografía: Internet

La guerra en Ucrania ha sido un evento que ha obligado a miles de personas a huir de sus hogares. Al oír sobre este conflicto es importante recordar cuántas mujeres, al desplazarse, están enfrentando situaciones de extrema vulnerabilidad. En junio del 2022 se llevó a cabo la reunión número 9 mil 56 del Consejo de Seguridad de la ONU con el propósito de abordar los crímenes de guerra de los cuales el ejército ruso ha sido culpable. Estos iban desde obligar a jóvenes ucranianas a desnudarse y humillarles públicamente hasta violaciones sexuales y tortura. Además, en algunos casos, para poder pasar los puntos de control, las mujeres son obligadas a darle “favores” sexuales a oficiales. Al finalizar la asamblea, la ONU se comprometió a trabajar para erradicar estos crímenes y construir condiciones seguras para la mujer.

Lastimosamente, los crímenes a los cuales se han enfrentado las mujeres no han cesado, ni se han reducido de manera considerable con la ayuda diplomática. Carlota Hall en su artículo El miedo aún permanece: Ucrania encuentra delitos sexuales donde gobernaban las tropas rusas publicado por el New York Times en enero, resaltó cómo las organizaciones que están brindando ayuda humanitaria, en específico médica, no se han dado abasto debido a la gran cantidad de personas que requieren de atención a raíz de haber sido víctimas de diversos tipos de violencia. Finalmente hizo énfasis en que un gran porcentaje de las víctimas de abuso y otros tipos de violencia sexual son mujeres menores de edad.

Datos de la ONU revelan que alrededor del 60% de las muertes maternas que podrían evitarse suceden en refugios humanitarios. Las mujeres ucranianas no han sido la excepción. Al ser obligadas a dejar sus hogares, miles de mujeres no han tenido acceso a servicios básicos de salud. Liz Cookman menciona que en el 2022,  las 180 mil  mujeres aproximadamente que tuvieron hijos en Ucrania  lo han hecho en situaciones sumamente riesgosas, llegando  incluso a costarles su vida. Se estima que solo en la primera semana de la guerra, 84 mujeres dieron a luz en el metro de Kiev.  

Otro de los retos más grandes a los que se enfrentan las mujeres refugiadas es el de la salud menstrual. Un estudio realizado por The Global One en el 2017, descubrió que en los campos de refugiados de Siria, más del 60% de las mujeres no contaba con productos sanitarios ni ropa interior. Lo mismo sucede con las mujeres ucranianas quienes, al no tener acceso a los artículos a los cuales normalmente suelen tener, se han visto obligadas a utilizar recursos poco sanitarios para manejar el sangrado de su periodo. Según Evelyn Breitbach, algunos ejemplos de las soluciones más comunes a las que recurren son el uso de tela vieja y papel, lo que ha resultado para muchas en infecciones graves, hongos y otras enfermedades. La falta de acceso a una higiene menstrual digna es una violación a diversos de los derechos de la mujer y no podemos permitir que las mujeres refugiadas sigan siendo privadas de esta.

Es importante que reconozcamos que vivimos en un mundo en donde la movilización forzada está creciendo. La guerra en Ucrania es un claro ejemplo de lo frágil de la estabilidad global actual. Los derechos de las mujeres son derechos humanos, y no podemos ignorar la realidad de las mujeres refugiadas. La ONU y otras organizaciones están haciendo esfuerzos inmensos para lidiar con estas crisis, pero, a pesar de ello, no podemos quedarnos con las manos cruzadas. 

Ayudar parece algo difícil, sin embargo, podemos ayudar a las mujeres refugiadas por medio de acciones que están al alcance de todos. Algunas maneras de hacerlo son eligiendo gobiernos que tengan a la mujer y a las personas migrantes como prioridades en sus agendas, sensibilizando a las personas alrededor nuestro, donando a organizaciones sin fines de lucro que estén destinadas a la ayuda de los refugiados y haciendo lo posible por conocer y hacer que las voces de mujeres refugiadas sean escuchadas. Es hora de trabajar juntas para construir una realidad más segura para todas las mujeres.

María de la Paz Castañón

Guatemalteca, estudiante de relaciones internacionales. Aspirante a investigadora y escritora. En constante proceso de deconstrucción y aprendizaje.

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