Testigo protegido señala que el Estado Mayor del Ejército siempre tuvo conocimiento de las masacres
El testigo protegido que fue enviado al área Ixil para participar en las operaciones contra la guerrilla dice que el Estado Mayor del Ejército supo todo lo que ocurría en ese lugar y, que incluso, Benedicto Lucas García, quien ejerció como jefe de dicha división exhortaba no solo a combatir a la guerrilla sino a destruir todos los cultivos de la población, que se creía servirían para alimentar a las fuerzas guerrilleras. El Estado Mayor del Ejército también tuvo conocimiento de las masacres desde el inicio de la guerra hasta al final, según dijo el militar retirado.
Por Regina Pérez
En el juicio por genocidio contra el general retirado Benedicto Lucas García se escuchó, por segundo día, el audio con la declaración del testigo protegido que fue miembro del ejército, quien afirmó que recibieron instrucciones del Estado Mayor del Ejército para realizar todo tipo de acciones en contra de quienes consideraban el enemigo, en este caso la población Ixil y que siempre tuvo conocimiento de las masacres.
Antes de comenzar la audiencia en el Tribunal de Mayor Riesgo “A” se observó al general usar una gorra con el logo del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Durante la audiencia, el militar ya no portó el accesorio.
Al igual que ocurrió, este martes, su abogada Carmen Peralta se opuso a la reproducción del audio del Testigo A, cuya identidad solo la conocen los jueces, que consta de una ampliación de su declaración anticipada brindada ante el juez de Mayor Riesgo B, Miguel Ángel Gálvez, en 2018.
La abogada indicó que había un error en la fecha de la declaración, que supuestamente se daría el 25 de julio pero que fue ofrecida el 27 y para ella eso constituía un error de fondo, sin embargo el juez presidente Gervi Sical confirmó que el audio se tenía que reproducir porque la prueba ya había sido aceptada.
Así se recababa la información en el área Ixil
El testigo protegido, un capitán de infantería del ejército, y que estuvo activo en la Brigada Mariscal Zavala amplió lo narrado en su primera declaración, de 2014, para dar más detalles de cómo operó el ejército en el área Ixil, conformada por los municipios de Nebaj, Chajul y Cotzal, que era considerada un área roja, es decir, enemiga del Estado.
“Se señalaba en la zona roja a un enemigo. El enemigo que se encontraba armado y el civil que se encontraba viviendo en las montañas”, indicó.
Para poder ubicar la zona, el ejército recababa la información por medio de los oficiales que se encontraban en el terreno.
Los informes eran enviados cada 15 días, cada mes y cada 3 meses. Se dividían en dos clases, el Informe Periódico de Inteligencia (IPI) y el Informe Periódico de Operaciones (IPO). El IPO era recibido por el oficial G-3, -línea de mando del ejército responsable de las operaciones-, del comando al cual estaban subordinados, precisó.
El IPI se enviaba al oficial de la G-2 (línea de mando responsable de inteligencia) al cual estaban agregados.
La G-2 que recababa esta información la enviaba a las oficinas G-2 y G3 del mando superior hasta llegar a los cuadros altos.
Inicialmente esta información se realizó por escrito, pero luego se hizo de manera verbal. “La tensión de la guerra hizo que los oficiales G-2 y G-3 llegaran a los destacamentos militares a recabar estas informaciones”, indicó el testigo. El ejército ya no confiaba en las transmisiones militares.
Con esta información, el Estado Mayor del Ejército elaboraba los siguientes planes de acción. “Cuando veían que ya se necesitaba de otras acciones, es donde ellos tomaban la iniciativa de ordenar que es lo que se debía de hacer en el área asignada”, manifestó.
https://prensacomunitaria.org/2024/11/toda-el-area-ixil-habia-sido-declarada-como-enemiga/
El Estado Mayor del Ejército siempre supo de las masacres
De acuerdo con su testimonio, al adentrarse a lo que se consideraba como una zona roja, ya habían recibido la orden, “desde arriba, del Estado Mayor…por ejemplo, la quema de todo lo que ya existía, quema de ranchos, casas, destrucción de las plantaciones, el maíz, todo lo que iba a dar un medio de subsistencia a la población desplazada”.
“¿Entre estas acciones se contemplaba la masacre de campesinos?”, preguntó el fiscal. Había un procedimiento administrativo normal. Ya nadie se asustaba que llegaba una patrulla militar a eliminar a las personas que consideraba enemigos, respondió.
“¿El Estado Mayor del Ejército tenía conocimiento de las masacres?”, fue la otra pregunta. “Siempre lo tuvo. Desde el inicio de la guerra hasta al final siempre tuvo conocimiento de todo lo que estaba pasando. Ya sea porque le llegaban los medios escritos, pero en muchas ocasiones, porque ellos llegaban a cerciorarse de que esa información así estaba ocurriendo”, indicó el militar retirado.
Amenazó a nebajeños con borrarlos del mapa
Al testigo se le preguntó si recordaba quién era el jefe del Estado Mayor del Ejército en ese entonces.
En ese entonces el jefe del Estado Mayor del Ejército era el general Benedicto Lucas, con quien hablé en el área de Nebaj y quien me dijo que le debía prestar la seguridad en el área, porque era considera una zona roja y se le debía extremar una medida de seguridad, manifestó.
Y agregó: “En ese entonces él llegó, ya la guerra se había recrudecido. Llegó a amenazar a los nebajeños. Lo hizo contra los tres pueblos (Cotzal, Chajul y Nebaj). Que si ellos no cambiaban su forma de ser y actuar, que iban a ser eliminados y hasta borrados del mapa”.
Según dijo, el general exhortaba a los soldados a seguir combatiendo y a atacar duro a la guerrilla. Y a quemar los ranchos de las personas (las champas).
“Llegaba a preguntarnos si ya se habían quemado los ranchos. Y siempre se les decía que no, más tardábamos en quemar un rancho que el Ixil en construir un ranchito, porque no podía vivir totalmente en la intemperie en un área donde todo el tiempo llovía casi todo el año entero, tenían que ver cómo se refugiaban”.
También les ordenaban quemar las cosechas. “Nos pedían que destruyéramos hasta la malanga (un tubérculo similar al camote del cual se alimentaban las familias desplazadas)”, dijo. “Pero más tardábamos en cortar la malanga, un producto que solo necesita agua para sobrevivir, ese producto lo destruíamos y al rato ya iba para arriba otra vez. Los cortábamos y rápido venían sus retoños, era imposible cumplirlo”, dijo.
¿Por qué quemar los alimentos? Según el militar, aunque a ellos los productos que quemaban también les servía para alimentarse, como era una orden la tenían que cumplir, “porque supuestamente el alto mando creía que toda esta producción iba a servir para alimentar a las fuerzas guerrilleras”.
La declaración de este testigo protegido fue la última que se escuchó en el juicio por genocidio en contra de Lucas García, quien el pasado 5 de noviembre fue beneficiado en otro caso por el que estaba siendo procesado, el de desaparición forzada en la zona militar Número 21, en Cobán, Alta Verapaz, conocido como caso CREOMPAZ.
Este jueves 7 de noviembre se conocerá documentos pendientes y nueva prueba y se prevé que inicien las conclusiones de este juicio que inició el 5 de abril en el Tribunal de Mayor Riesgo “A”.