Tejer para sanar las violencias

Fotografía: cortesía AGIMS / Diseño gráfico: Karen Lara

A 27 kilómetros de la Ciudad de Guatemala,  se encuentra el municipio de San Juan Sacatepéquez, Guatemala un territorio Kaqchikel conocido popularmente como la “tierra de las flores”,  por su exportación y comercio de hermosas hortalizas. Ahí se encuentra a mujeres que buscan sanar las violencias que atraviesan sus cuerpos, a través del telar de cintura maya. 

El ciclo de violencia machista, es un modelo complejo de abusos constantes que vulnera la integridad y autonomía de las mujeres, en su mayoría. En Guatemala este ciclo de violencia cobró la vida de 445 mujeres y 335 menores de edad, según el registro del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) e Instituto Nacional de Ciencias Forenses  (Inacif), de enero a agosto de 2022.

De acuerdo con los datos del Ministerio Público (MP) para el 2022, las mujeres denunciaron la violencia en su manifestación física, económica y psicológica, registrando 27,970 víctimas. Estos datos demuestran la urgencia que tienen las mujeres en buscar ayuda y resguardar sus vidas. 

La denuncia solo es un primer paso para romper el ciclo de violencia, se requiere a partir de este primer momento: acompañamiento legal, psicológico y terapéutico con una mirada integral. Es así como muchas de ellas acuden a los Centros de Apoyo Integral para Mujeres Sobrevivientes de Violencia (CAIMUS), que fueron creados en el marco de la Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer. 

El CAIMUS que teje esperanzas

Los CAIMUS son centros estatales creados para el apoyo gratuito a mujeres sobrevivientes de violencia. Sin embargo, para el 2021 su financiamiento fue eliminado del presupuesto nacional, dejando sin protección a un estimado de 12 mil mujeres, según el GAM.  

Aunque el recorte de presupuesto representó un golpe significativo para los centros, porque dejarían de atender con la misma afluencia a las sobrevivientes, algunos centros han resistido y continúan apoyando a las mujeres como es el caso del CAIMUS del San Juan Sacatepéquez, Guatemala de la Asociación Grupo Integral de Mujeres Sanjuaneras (AGIMS). 

En el centro de San Juan, reconocen que una limitante de las mujeres para salir de los ciclos de abuso, es en gran medida por la dependencia económica. Es así como han creado la escuela de tejido “Sanando entre Hilos” para aportar a la economía;empoderamiento de sus derechos como mujeres a la salud, educación y justicia; y fortalecimiento de la identidad e historia, de las mujeres maya Kaqchikel. 

Mujer Kaqchikel realizando un tejido en telar de cintura. Fotografía: cortesía AMIGS

“Esta escuela ha servido para decirles a las mujeres que no están solas, que nosotras estamos con ellas para acompañarlas en sus procesos”, comenta Esperanza Tubac, Coordinadora General de AGIMS.  La escuela está en el proceso de aprendizaje de la quinta generación de mujeres tejedoras, hasta la fecha han apoyado a 210 mujeres de las comunidades rurales y del casco urbano del municipio.

La escuela es un espacio terapéutico y una oportunidad para el desarrollo económico de las mujeres. “Muchas al terminar la escuela continúan tejiendo porque se dan cuenta que pueden subsistir de esto, nosotras les ayudamos a introducirlas al mercado. Es un proceso lento pero que deja muchos frutos”, indicó Tubac. A esto, se suma que han comenzado a crear una alianza con la Red Nacional de Tejedoras para crear una mayor incidencia. 

Los sueños de las mujeres ahora se tejen en esta escuela, a través del característico tejido Kaqchikel de San Juan, entre los hilos de color amarillo, rojo, verde y azul.  

Ketzali Awalb’iitz Pérez Pérez

Soy joven, mujer, maya poqomam. Feminista y antiespecista. Estudiante de  Licenciatura en Música y Licenciatura en Arte Dramático. Creadora de letras y música que surge a partir de mi encuentro con el mundo y sus matices, actriz, zanquera y gestora cultural. Me construyo conjuntamente con mis amigas en búsqueda de la justicia, la ternura y la emancipación de nuestros cuerpos.

Anterior
Anterior

Sentir el teclado y dejarse fluir por la escritura

Siguiente
Siguiente

Muestran solidaridad hacia Virginia Laparra