Por: Carolina Ramírez
Por: Vera Rodas
“Somos trabajadores del Hospital Roosevelt y estamos indignados porque nuestras autoridades lamentablemente no están cumpliendo con los mínimos requisitos que tendríamos que tener: no hay mascarillas, no tenemos batas, no tenemos el equipo necesario para poder atender a los pacientes que vengan positivos o no (…) Nosotros como personal de salud tenemos que tener las medidas de seguridad necesarias pero no nos prestan atención (…) ayer ya dio positivo un compañero que tuvo contacto con pacientes y personal”.
Por: Astrid Pikielny
Por: María Cristina Bernabé Hernández / Asociación de Mujeres Aq´ab´al
Imagine que se rescataran semillas ancestrales, criollas y nativas de nuestros ancestros mayas, que se preparen y sean sembradas por cientos de mujeres campesinas en todo el país y que además tengan bancos de estas semillas criollas para el intercambio y el desarrollo sostenible de muchas comunidades. En Guatemala es una realidad y una organización está trabajando en esto desde hace más de diez años.
Por: María de los Ángeles Navarro
Por: María López Belloso
Nosotras, las redes, organizaciones y personas firmantes, comprometidos con los principios feministas y los derechos humanos de las mujeres, hacemos un llamado a los gobiernos para que recuerden y actúen de acuerdo con los estándares de derechos humanos en su respuesta a COVID-19 y defiendan los principios de igualdad y no discriminación, centrándose las personas más marginadas, incluyendo pero no solo, las mujeres, niñas y niños, personas ancianas, con discapacidades, con problemas de salud, personas que viven en zonas rurales, personas sin hogar personas institucionalizadas, personas LGBT +, refugiadas, migrantes, pueblos indígenas, apátridas, defensoras de derechos humanos y personas en zonas de conflicto y guerra. La política feminista reconoce y prioriza las necesidades de las comunidades más vulnerables. Más allá de la respuesta a esta pandemia, es necesario para el desarrollo de comunidades pacíficas, inclusivas y prósperas dentro de los estados impulsados por los derechos humanos.
En el momento actual en que la incertidumbre es lo más certero que tenemos, hemos leído reflexiones sobre que una vez superada la pandemia mundial, el mundo va a ser otro. Si esto llega a pasar, ¿qué otro mundo es ese? ¿Un mundo con relaciones más humanas o más lleno de tecnología y control? No lo sabemos. Tampoco sabemos si efectivamente algo va a cambiar, aunque esto debería ser impostergable.
En el único hospital psiquiátrico del país, hay al menos 321 personas que siguen internas con discapacidad social, y más de 500 trabajadores entre enfermeros, personal médico, de cocina, seguridad y administrativo. Un trabajador de este hospital a quien entrevistamos y por temor, prefiere que no se revele su identidad, se encuentra preocupado por el nivel de riesgo en el que se encuentra el personal y los pacientes. La alarma se debe a que el 21 de abril 2020 trascendió entre el personal, que dos de los enfermeros que atienden el pabellón 2, presentaban síntomas de COVID-19, lo mismo que una trabajadora social. Este pabellón es uno de los dos llamados “intensivo” de hombres, en el que se encuentran pacientes con enfermedades psiquiátricas crónicas. En cada uno de estos dos pabellones hay al menos 40 personas internas.
Por: Campaña Palabras de las Hijas del Mayab´