Somos las nietas del abuso sexual
Por: María Díaz / México
Hace un rato, mientras la familia desayunaba, comenzamos a platicar sobre la forma en que sus relaciones surgieron.
Todos recordaban con nostalgia y cariño, a mi Yito ( mi bisabuelo) a mi Yita, (Mi bisabuela) y a mi abuela y abuelo.
Resaltaban los momentos bonitos compartidos, luego mi tía comenzó a platicar que, mi Yita, cuando niñas, les contó que mi Yito, la raptó, que ellos no se conocían, y un día que llegó de visita a un pueblo, él la abordó y la tomó de sus trenzas y se la llevó a rastras.
Luego la violó. Pero en ese tiempo aquello no era considerado abuso sexual sino una manera «normal» de conseguir esposa.
Ella debió asimilar lo sucedido, y aceptar vivir en concubinato con su violador que luego se convirtió en su esposo, y de ello nacieron 8 hijos y tuvo 5 abortos. Mi Yita se volvió una luciérnaga sin luz viviendo siempre de noche, no recuerdo haberla visto sonreír nunca.
Caí en cuenta de que a nosotros, los nietos y biznietos se nos enseñó a tenerle miedo a ella, porque no era expresiva, y se nos enseñó a enaltecer a mi Yito y a verlo como el bueno de la historia, cuando jamás fue así.
Luego vino la historia de mi abuela materna, según cuentan, sucedió parecido, ella tenía novio y habían planeado verse afuera del Tejaban donde ella vivía, pero aquél día al salir a ver a su novio, alguien le puso un costal en la cabeza, la cargó y la raptó.
Acto seguido fue abusada sexualmente en el monte por un amigo del que era su novio, luego de ello fue obligada a ser su concubina toda la vida, mientras que el que era su novio creyó que ella le mintió.
De esa relación nacieron 6 hijos y un aborto, es decir, mis tíos y tías y mamá.
Mi abuelo murió antes de que yo naciera, pero siempre me vendieron el cuento de que fue un gran hombre y que la villana siempre fue mi abuela.
Debo decir que ella es un girasol que vive dentro de una cueva, por eso ya no alza la cara al cielo y difícilmente sonríe.
Siempre creí que mi abuela nos rechazaba, pero veo que desde siempre el mundo la rechazó, omitió, abusó y se burló de ella y de mi bisabuela.
Terminé la conversación con mamá y mi tía explicándoles que ellas fueron víctimas de usos y costumbres horribles, y que jamás fueron las malas de la historia como nos lo hicieron creer, y los demás fueron cómplices de una violación constante a su existencia.
Pero su respuesta fue, » ay, bueno, pero sí hay que decir que sus violadores eran guapos…» (dijeron esto a sabiendas de que yo también fui violada). Pero entiendo que su mente ahora no da para más.
Me pareció importante compartirlo porque creo que yo, nosotros* somos la generación del cambio, los que provenimos de generaciones machistas, abusadoras, e inhumanas.
Hago la promesa de que soy la última generación adoctrinado en el machismo y el silencio y la primera generación en romper el patrón y luchar por lo justo y por nosotras.
Soy el sueño cumplido de las aves ( mis abuelas y bisabuelas) a las que les cortaron las alas, por ustedes yo voy a volar bien alto.
A mi Yita, a Cuca, a mi abue María y Esther.
De su descendiente más libre:
M. D.»
Título original: Somos los nietos del abuso sexual