Solidaridad en la morgue del INACIF
Por: Nelton Rivera
Cualquier morgue en cualquier lugar del mundo es, con seguridad, el último lugar al que cualquier ser humano querría ir a parar. Tampoco nadie querría enfrentar el momento terrible de entrar a una sala de autopsia para reconocer la identidad de un cuerpo, permanecer horas o días para hacer los trámites y esperar que el cuerpo de su ser querido le sea devuelto.
Nadie puede ponerse en los zapatos de los padres de las niñas que murieron en el Hogar Virgen de la Asunción, sin embargo les juzgan. Estar con la incertidumbre de no encontrar a una hija, que nadie te dé información sobre su paradero, saber si está viva o muerta. Lo que se sabe hasta ahora es que 40 niñas han muerto.
Según el boletín 27 del Ministerio de Salud, fueron 39 las niñas atendidas en el hospital Roosevelt y en el San Juan De Dios. 21 niñas fallecieron luego de ingresar a los hospitales, este dato fue emitido el día 12 de marzo de 2017. Estas son las dos instancias que están dando información, las demás parece que no llevaban ningún control o niegan la información.
La desinformación sigue siendo la premisa desde el Estado, la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia, la Procuraduría General de la Nación (PNG) y de las otras instituciones gubernamentales. Nadie sabe las condiciones en las que se encuentran cientos de niños y niñas que fueron trasladados a otros centros estatales o privados. Instancias de derechos humanos y de protección de la niñez, luchan por obtener información, hasta ahora no hay información completa de la situación general de todas las niñas.
Cinco días han pasado de la masacre y la justicia no llega a los autores materiales e intelectuales de ésta, solo dos destituciones: la del diretor del Hogar Seguro, Santos Torres el mismo día 8 de marzo y la segunda de Carlos Antonio Rodas Mejía, titular de Secretaría de Bienestar Social (SBS) de la Presidencia, en medio de fuertes críticas de la población.
El mismo Jimmy Morales salió en su defensa, argumentando que no habría ninguna destitución más que la del director del centro.
El sufrimiento de las familias en el Inacif
Durante dos días he presenciado en el Inacif el dolor y la rabia de cada madre y padre de varias de las niñas que fueron asesinadas en ese Hogar Seguro. Nadie, estoy seguro, puede imaginar lo que sienten. Aún hay niñas sin reconocer, aún hay niñas desaparecidas, oficialmente confirmaron que son 40 las que están muertas, tantos hogares que fueron golpeados.
El personal del Inacif trabaja a jornada doble, corre contra el tiempo para terminar de identificar a las niñas que ingresaron a la morgue, frente a esta crisis humanitaria. Un imbécil se dice presidente y los criminales y los asesinos siguen impunes, libres en la calle, sentados en una silla con cargo público o detrás de un escritorio empresarial.
El 8 de marzo de 2017, toda la sociedad guatemalteca fue sacudida de un solo golpe. Una de las atrocidades más grandes en la historia de este país y de la humanidad, dirigida específicamente a las niñas, fue cometida por el Estado guatemalteco. A las ocho de la mañana fueron masacradas 19 niñas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción bajo la custodia de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia.
Las primeras niñas sin vida fueron ingresadas a la morgue del Inacif el mismo día, 8 de marzo. Murieron 19 en las primeras horas. Luego fue creciendo la cantidad, de las emergencias de los hospitales Roosevelt y San Juan De Dios, ambos nacionales, comenzaron a enviar en sus ambulancias los cuerpos de otras niñas que no sobrevivieron al incendio.
Ese miércoles 8 de marzo fueron 20 niñas las que murieron, el jueves 34, el viernes 37, el sábado 38 y el domingo sumaron 40, en total.
El resto de instituciones del Estado no ha tenido la capacidad de entregar la información precisa de la situación de todas las demás niñas y niños, no sabemos si la masacre puso en crisis a las instituciones, no existe la voluntad política para hacerlo o sencillamente están encubriendo algo más.
“Podríamos estar ante una estructura sofisticada que abusó permanentemente de menores y que contó con la protección de los agentes de la Policía Nacional Civil” fueron las palabras del diputado Amílcar Pop, mientras interpelaba a varios funcionarios públicos en la Casa Larrazábal el 9 de marzo.
La pena, la rabia y el dolor fueron un poco más leve con la ternura y la dedicación de un grupo de voluntarias, de medio centenar de desconocidas, solidarias y amorosas personas.
Aunque resulta poco e insuficiente para calmar su dolor a las familias de las niñas no les han faltado los abrazos, las palabras reconfortantes, la ayuda, el apoyo y la comida. El atol y el café bien calientes, un lugar en dónde dormir y apoyo legal de gente solidaria, pero insuficiente.
En esa morgue fría, pegada a ese gigantesco cementerio, a las coronas de flores del mercado y las funerarias, durante el día y la noche llega de forma anónima llenos de amor y solidaridad mucha gente a compartir con las familias que ahí esperan.
Estas letras se las quiero dedicar a Mayra, Stef y un pequeño batallón que ha hecho posible lo que este Estado no puede ni podrá hacer. También a toda esa gente que llega al Inacif cada noche a dejar un poco de amor, con su esfuerzo devuelven un poco de humanidad.