¿Por qué es necesaria la participación de mujeres en el movimiento estudiantil y las universidades públicas?
A un año de la declaratoria de emergencia, y dos años de las colectivas universitarias en Costa Rica
En Costa Rica, la organización feminista y política de las mujeres en las universidades públicas ha crecido en los últimos años. Resaltada principalmente por el liderazgo de estudiantes feministas en el movimiento estudiantil desde los espacios de toma de decisión en el movimiento estudiantil hasta las propias organizaciones autónomas de mujeres.
Consecuencia de ello, para el año 2018 las estudiantes de la Universidad Nacional, Universidad de Costa Rica, y el Tecnológico de Costa Rica hemos conformado nuestros primeros espacios colectivos de mujeres para la visibilización de la violencia de género en las distintas universidades públicas, principalmente el acoso sexual hacia estudiantes. Estas denuncias se hicieron sentir principalmente en RRSS[1] mediante los hashtag: #MePasóEnLaUNA, #MePasóEnLaUCR, y #MePasóEnElTec.
Esta organización interuniversitaria, responde a una clara crisis en las condiciones de estudio para los cuerpos feminizados en las universidades públicas. En la Universidad Nacional, pese a que la misma cuenta con la Política Institucional contra el Hostigamiento Sexual, estudios del Instituto de Estudios de la Mujer demuestran que el 42.5% de las estudiantes mujeres de la UNA afirmaron haber sido víctimas de hostigamiento sexual y violencia de género en contextos universitarios.[2] Además, para el año 2011 el 100% de las denuncias que se presentaron por hostigamiento sexual eran de mujeres.[3] En el caso de la UCR, estudios del CIEM afirman que una de cada cinco mujeres ha vivido alguna situación de hostigamiento sexual, y uno de cada 20 hombres son acosados sexualmente.[4] No obstante, el TEC desde la primera denuncia interpuesta en el 2003, han recibido formalmente solo 22 denuncias, entre personas docentes, estudiantes y funcionarias. Sin embargo, desde la campaña llamada Me Pasó en el TEC realizada por la Comisión Feminista en el 2019, registraron 170 testimonios anónimos de mujeres víctimas de acoso y hostigamiento en la institución.
Es por todo lo anterior que, el 27 de mayo del 2019 desde las diferentes colectivas feministas del Instituto Tecnológico Nacional (TEC), Universidad Nacional (UNA) y Universidad de Costa Rica (UCR), nos declaramos en estado de emergencia por violencia sexual contra las mujeres en los diferentes espacios de dichas instituciones de enseñanza. En esta declaratoria de estado de emergencia las estudiantes denunciamos la violencia persistente e histórica dentro de los espacios universitarios a lo largo del país, así como la negligencia con la que las administraciones han abordado la problemática del hostigamiento sexual por muchísimos años.
También nos hemos manifestado en contra de las redes de complicidad machista que se sostienen en estas instituciones y perpetúan impunidad a todos aquellos que nos violentan en la vida cotidiana de las universidades. En ese sentido, la Declaratoria de Emergencia logró no solo visibilizar la problemática a nivel universitario, adicionalmente lo hizo a nivel nacional, obligando a las administraciones de las Universidades Públicas tomar acciones inmediatas para abordar el hostigamiento sexual y acoso dentro de todos sus campus.
Acá es donde nos hemos situado a un año de la declaratoria y a dos años de la existencia de las propias colectivas en el análisis crítico y autocrítico sobre lo que hemos alcanzado desde la organización. Y lo primero que hemos encontrado es la visibilización de las voces de nuestros cuerpos feminizados-subalternos ante la violencia patriarcal sistémica, que efectivamente traspasa las paredes institucionales como lo son las universidades públicas, pero esto no les exime de responsabilidad el garantizar espacios libres de violencia. Así, nuestra denuncia se transformó en lo que nombramos la contra narrativa teórica y vivencial para la sobrevivencia de las mujeres, algo que venimos planteando desde los feminismos, donde lo personal también es político, desde la recuperación y defensa de nuestro cuerpo territorio, como lo plantea Lorena Cabnal. ‘’Esos cuerpos soportan todo y, entonces, se vuelven un territorio en disputa’’[5] aprendizajes que nos han aportado las feministas comunitarias.
Esto además de autonomía, recuperación, y liderazgo ha presentado precedentes de cambios a nivel institucional y cultural para las universidades, donde en el caso del TEC, se han logrado desarrollar manuales de buenas prácticas, y visibilización de la problemática mediante campañas de denuncias, incorporando los aportes que han realizado las compañeras de las distintas colectivas feministas que se han gestado en esta universidad.
Asimismo, para el caso de la UNA y la UCR, hemos seguido organizadas en distintas actividades que aporten en la transformación universitaria para espacios libres de violencia de género, así como el alcance a la aprobación de una Reforma al Reglamento Contra Hostigamiento Sexual que tienen dichas instituciones. Sin embargo, para el caso de la UNA, las compañeras que hemos acompañado el proceso desde la colectiva como también mediante el apoyo de las compañeras representantes estudiantiles, hemos señalado que las reformas siguen insuficientes, y no atienden en su totalidad la incorporación de las denuncias que hemos señalado las estudiantes, como el tema de sanciones justas hacia profesores denunciados por acoso sexual y no sanciones que promuevan el encubrimiento y la complicidad con los perpetuadores de la violencia.
No menos importante, a nivel nacional las colectivas feministas universitarias también hemos logrado un gran alcance de incidencia política, pues para el año 2020 también se logró presentar el proyecto de ley ‘’Ley de apoyo a La Cultura de Denuncia Contra el Hostigamiento Sexual’’ 21.749 que busca reformar el artículo 38 de la actual ley contra el hostigamiento sexual en el empleo y la docencia para la que prescripción de los casos pase de dos a ocho años. Asimismo, hemos estado trabajando en los últimos meses junto con otras colectivas feministas generando presiones sociales que busquen aprobar en la inmediatez el proyecto de ley N.20299 contra el Acoso Sexual Callejero.
Para las principales reflexiones que hemos encontrado gracias a la resistencia y recuperación de la autonomía desde lo individual a lo colectivo, pero también desde lo personal y político, hemos comprendido que los movimientos estudiantiles universitarios por muchos años han luchado en contra de la desigualdad, los crecientes recortes que amenazan la Educación Superior Pública, por ejemplo, sin embargo dentro del movimiento estudiantil aún se reproducen las dinámicas patriarcales que oprimen y subordinan a las mujeres que forman parte de los espacios de organización estudiantil, y por lo tanto nos hemos dedicado a denunciar con igual energía la violencia política y de género que reciben compañeras desde los espacios formales hasta los espacios que conocemos como autónomos.
Por otro lado, las mujeres hemos reinventado y transformado poco a poco las luchas estudiantiles desde la organización y el trabajo feminista con las miradas interseccionales. La participación de las mujeres en estos movimientos estudiantiles se convierte en una forma de resistencia y transformación, pues a la vez busca posicionar las problemáticas tanto sociales como universitarias de la mano con las desigualdades y violencias de género que vivimos cotidianamente dentro de las instituciones de enseñanza y fuera de estas.
Finalmente nos parece necesario señalar que es la desigualdad y los privilegios hetero-patriarcales lo que sostiene este sistema violento y excluyente, considerando que, si los privilegios de los compañeros en las organizaciones estudiantiles no existieran, y si en las instituciones no se encubriera a los acosadores, nosotras no estaríamos organizadas. Por lo tanto, nuestra participación merece mayor respeto, validez y espacio, porque, así como lo plantea Camila Vallejo[6] ‘’Las mujeres podemos cumplir el rol que queramos’’.
Referencias
Devló, P., & Carvajal , Z. (2008). Reacciones y efectos del hostigamiento sexual en la población estudiantil en el 2008. Heredia: Instituto de Estudios de la Mujer UNA.
Huertas, L. (04 de Agosto de 2005). Terminan estudio en la UCR Una de cada cinco mujeres sufre acoso sexual. Obtenido de Semanario Universidad : https://historico.semanariouniversidad.com/universitarias/terminan-estudio-en-la-ucr-una-de-cada-cinco-mujeres-sufre-acoso-sexual/
López, E. (26 de Junio de 2018). Feminismos Lorena Cabnal: Sanar y defender el territorio-cuerpo-tierra. Obtenido de Avispa Midia : https://avispa.org/lorena-cabnal-sanar-y-defender-el-territorio-cuerpo-tierra/
López, E. (26 de Junio de 2018). Feminismos Lorena Cabnal: Sanar y defender el territorio-cuerpo-tierra. Obtenido de Avispa Midia : https://avispa.org/lorena-cabnal-sanar-y-defender-el-territorio-cuerpo-tierra/
Ulate, C., Giusti, F., Fernández, D., Paniagua, D., & Mena, A. (2016). Sistematización del proyecto de implementación y ejecución de la política institucional contra el hostigamiento sexual en la UNA. San José: Instituto de Estudios de la Mujer UNA.
[1] Redes Sociales
[2]Ulate, C., Giusti, F., Fernández, D., Paniagua, D., & Mena, A. (2016). Sistematización del proyecto de implementación y ejecución de la política institucional contra el hostigamiento sexual en la UNA. Heredia: Instituto de Estudios de la Mujer UNA
[3]Devló, P., & Carvajal , Z. (2008). Reacciones y efectos del hostigamiento sexual en la población estudiantil en el 2008. Heredia: Instituto de Estudios de la Mujer UNA.
[4] Huertas, L. (04 de Agosto de 2005). Terminan estudio en la UCR Una de cada cinco mujeres sufre acoso sexual. Obtenido de Semanario Universidad : https://historico.semanariouniversidad.com/universitarias/terminan-estudio-en-la-ucr-una-de-cada-cinco-mujeres-sufre-acoso-sexual/
[5] López, E. (26 de Junio de 2018). Feminismos Lorena Cabnal: Sanar y defender el territorio-cuerpo-tierra. Obtenido de Avispa Midia : https://avispa.org/lorena-cabnal-sanar-y-defender-el-territorio-cuerpo-tierra/
[6] Camilla Vellejo, ex dirigente estudiantil, actualmente Diputada en Chile.