Olga la mujer valiente que se niega a la minería
Pese a las intimidaciones y persecuciones, Olga Ché Autoridad Ancestral maya Q’eqchi’, de El Estor, Izabal plantea que: “Nosotras vivimos aquí. Si no luchamos no vamos a ser libres de la mina”.
La casa de Olga Ché fue allanada y saqueada por la policía y el Ejército a finales de octubre. Irrumpieron en ella días después que el Gobierno de Giammattei instaurara el estado de Sitio para devolver “la paz” a la minera de níquel.
Las fuerzas de seguridad le dieron vuelta a su casa, se llevaron sus alimentos, su celular y amenazaron con golpear a su hija de 11 años.
Ella tiene claro que el estado de Sitio es a favor de la empresa minera que sigue funcionando en contra de las disposiciones de la Corte de Constitucionalidad, que en 2019 ordenó el cese de operaciones y la realización de una consulta comunitaria.
Entre lágrimas, Ché compara la persecución que ella y otras mujeres han sufrido con las acciones del Ejército durante el Conflicto Armado. Y el asedio es real pues afuera de su vivienda se pasean patrullas de la policía.
“Nosotros no hemos aceptado proyectos, porque los proyectos se acaban, pero los bosques y el lago no”, dice Ché en un momento en el que los pescadores han tenido que optar por buscar otras ocupaciones a raíz de que el lago está cada vez más contaminado y los peces escasean.