Nueva presidenta de México habla sobre Guatemala
Claudia Sheinbaum es la primera mujer en dirigir el destino de México. No llegó ahí sola y tiene seis años para demostrar que un gobierno dirigido por una mujer será diferente a los de sus antecesores.
Por Lucía Escobar
El 1 de octubre fue un día movido para la nueva presidenta mexicana. El protocolo de la toma de posesión indica que, durante la ceremonia de cambio de banda presidencial, la nueva presidenta está resguardada por dos cadetes, que por primera vez fueron mujeres.
Hubo también un cambio con la colocación de la banda presidencial, que también estuvo a cargo, por primera vez, de una mujer: Ifigenia Martínez, presidenta de la Cámara de Diputados, política, diplomática, académica y lideresa social de izquierda, con más de 90 años de edad, fue la encargada del protocolo.
Durante este día, representantes de 70 pueblos indígenas y afroamericanos le entregaron a Sheinbaum el bastón de mando simbólico que representa el poder espiritual y político para los pueblos originarios. La vara significa el contacto con los dioses, y la importancia de que los pueblos indígenas sean representados. “Tú eres la voz de las que no tuvimos voz por mucho tiempo”, fueron las palabras de la líder espiritual que llevó a cabo la ceremonia.
La presidenta recordó que las anteriores transformaciones fueron la Independencia, la Reforma, la Revolución Mexicana y la presidencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y resaltó en su discurso el compromiso con el pueblo mexicano. “Me comprometo con ustedes, en esta plaza maravillosa, corazón de la patria, en la que tantas veces nos reunimos y nos seguiremos reuniendo, que no les voy a defraudar y que juntas y juntos vamos a seguir haciendo historia”, y añadió, “Nunca usaremos la fuerza del Estado para reprimir al pueblo de México. Garantizaremos la diversidad religiosa, política, sexual. Combatiremos la discriminación, racismo, clasismo y machismo”. Estos únicamente fueron algunos de los 100 puntos que expuso.
Claudia rescató, además, que México es el doceavo país con mejor economía y sexto favorito para hacer turismo en el mundo. Su primera visita será a Acapulco. En 200 años de la República, Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió en la primera mujer presidenta de México; la número 65.
Tres temas con Guatemala
Primero, durante su discurso en El Zócalo, la presidenta mencionó a Guatemala y al presidente Bernardo Arévalo cuando habló sobre la creación del Tren Interoceánico que conecta el Atlántico con el Pacífico a través del Istmo de Tehuantepec, y el Tren Maya que llegaría hasta la frontera, e incluso más allá, aumentando la inversión en la zona y ampliando a la oferta laboral. “Vamos a terminar la Línea K. Aquí está con nosotros todavía el presidente de Guatemala, un aplauso muy grande al presidente Arévalo. Va a llegar el Tren Interoceánico a la frontera y vamos a ayudar para que de ahí pueda seguir a Guatemala”.
El segundo tema importante son las docenas de familias mexicanas ubicadas en la frontera entre México y Guatemala, y que han tenido que buscar refugio en Cuilco, Huehuetenango debido a la violencia desatada por el crimen organizado al sur de México. Se calcula que son unas 180 personas que necesitarán apoyo.
Y por último, la presidenta también mencionó la importancia de desarrollar la frontera sur de México, “con un proceso de industrialización que permita, a la vez, organizar la migración”. Su propuesta sería que el 50% de los empleos sean para mexicanos, particularmente chiapanecos, y el otro 50% para migrantes, como los guatemaltecos.
Adiós a AMLO
El presidente Andrés Manuel López Obrador se va con más del 60% de aprobación a su gestión. Llama la atención la cantidad de souvenirs presidenciables de AMLO que existen en México: calcetas, calzoncillos, llaveros y almohadas con su rostro se venden como pan caliente. Aunque Claudia aún no ha demostrado el tipo de presidenta que será, también tiene a sus fans que la apoyan en este momento histórico para la historia mexicana. Y sobre todo, las mujeres están a la expectativa de si cumplirá o no la promesa de colocarlas en el centro de las decisiones del país.