No ser madre también es una elección

Fotografía: Karen Lara

Ser madre ha sido un camino que las mujeres en la historia de la humanidad han tomado; ya sea porque “así debía ser” o porque era impuesto al casarse. Aun así, poco a poco esta realidad ha ido dando un giro valioso para que las mujeres hoy puedan reflexionar y tomar la decisión de no desear la maternidad como realización de vida.

Para hablar de este tema, Ruda entrevistó a dos personas que han decidido sobre la autonomía de sus cuerpos y dejado atrás el qué dirán por no querer ser madres. Esta es la historia sobre sus decisiones.

Belveth López, se identifica como una persona no binaria, vive en El Tejar, Chimaltenango y desde los 18 años estaba en su mente realizarse la operación de ligadura de trompas de falopio. Al compartirle ese deseo a su mamá, ella le respondió que debía esperar a que su cuerpo terminará de desarrollarse. Una respuesta que no le desanimó.

En marzo de 2022, siete días antes del “Día Internacional de la Mujer”, Belveth le comunicó a su mamá que se efectuaría el procedimiento, y aunque la noticia la paralizó, le apoyó y le acompañó.

“Nunca me sentí cómode con las crías, nunca sentí que mi cuerpo estaba hecho para gestar una vida. Y no me llama la atención ser madre. Sé que no es lo mío, puedo dedicarme a muchas otras cosas”, expresa Belveth.

Foto: Cortesía

Actualmente trabaja en una empresa de call center y entre sus metas está retomar sus estudios de sociología. Después de haber tomado la decisión a sus 22 años para Belveth ha sido un gran alivio. “Me quita una carga, no tengo que comprar pastillas (anticonceptivas), no tengo que ponerme el DIU o ir a la ginecóloga porque no sé si estoy embarazada ya no me tengo que preocupar por esas cosas”, manifestó.

La posibilidad de que otras mujeres puedan realizar su vida sin concebir un ser a consideración de Belveth es porque no a todas las personas les llama la atención ser madres. “Algunas queremos hacer otras cosas o dedicarnos a otros tipos de vida para sentirnos bien”, comparte.

Para María de los Ángeles Linares, de 31 años, comunicadora de la Ciudad de Guatemala, desde niña los bebés nunca le gustaron. Cuando se encontraba en la secundaria recibió un taller sobre educación sexual y métodos anticonceptivos por parte de la profesora de educación para el hogar, quien cree lo dio a escondidas por el tipo de información.

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Fue en ese momento, a sus 14 años, que se percató que ser madre era opcional. Y le dijo a su mamá “yo no quiero tener hijos”, algo que tomó muy mal, que hasta pensó que era algo malo.

Con el tiempo se fue informando más del tema y encontró que podía optar a una operación para no quedar embarazada. Hace dos años descubrió la Asociación Corazón del Agua que ofrecía la operación, cuando decidió que se la haría, la pandemia de COVID-19 vino a cambiar los planes ya que no se estaban haciendo las operaciones.

Fue en julio de 2021 cuando se abrió la posibilidad, “el proceso me gustó mucho porque no hay intención de disuadirme, como tres veces me preguntaron si estaba segura de realizarlo”, cuenta María de los Ángeles.

También recuerda que para poder ir, en el trabajo tuvo que pedir un día a cuenta de vacaciones ya que no le dieron permiso.

“El proceso de la operación, yo estaba nerviosa pero emocionada. Las enfermeras que todo el tiempo estuvieron cuidándome. Ese acompañamiento de las enfermeras hizo que la experiencia no fuera tan fuerte”, relata.
A María de los Ángeles, además de la comunicación, le gusta la literatura por lo que tiene gran interés publicar lo que escribe y crear una agencia de publicidad con un amigo.

Al contarnos su experiencia, comparte que lo importante es que las mujeres no se sientan presionadas, y aunque sabe que falta que se dé a conocer más porque es muy mal visto por generaciones anteriores y que sale a relucir la frase ¡Uy no, hay que ser mamá! Además del machismo que obliga a las mujeres a ser mamás.

Menciona que lo primero es que no se sientan presionadas, que se escuchen más a sí mismas que a los demás. “Hay que informarse sobre la maternidad, es una cosa muy grande para tomarse a la ligera”, detalla.

Foto: Cortesía

Las experiencias que comparten María de los Ángeles y Belveth permiten ver que la autonomía sobre los cuerpos es algo irrenunciable. “Lo ideal sería que todas pudieran elegir no ser madres, pero siento que no todas pueden porque a veces no hay algo que realmente podamos llamar educación sexual, entonces la gente no sabe que pueden no elegir, tipo lo que me pasó a mí en la adolescencia que pensaba que era que se tenía que hacer solo porque así decían que había que hacerlo. Falta mucha información y educación sexual para que la gente pueda saber que tiene ese derecho y que está bien”, comenta, María.

En Guatemala la educación sexual es un tema pendiente ya que existe la idea de que los padres y madres de familia son los encargados de brindar dicha información. Esto se vio reflejado en las intenciones del Congreso de Guatemala al aprobar ley 18-2022 que pretendía prohibir este tipo de información en las escuelas públicas y que fueran los padres de familia los únicos autorizados para formar en sexualidad a sus hijas e hijos.

Durante los primeros tres meses del 2022, el Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva de Guatemala (OSAR) registró que 19 mil 024 niñas y adolescentes han sido madres. Este dato visibiliza que la infancia y la adolescencia no cuenta con la protección y la información para decidir su futuro.

Por lo que el feminismo con la consigna “la maternidad será desea o no será” trae una fuerza que abre la discusión sobre la libertad, el derecho y los cuerpos de las mujeres, una conversación que solo las voces de las mujeres y cuerpos gestantes pueden responder. Ahora continúan en la lucha para seguir haciendo eco.

Ana Alfaro

Mujer, bisexual. Me he dedicado al periodismo, fotografía, gestión cultural y realización audiovisual.
La comunicación y el arte me han permitido recorrer otras miradas y posibilidades de crear. Me gusta escribir, viajar y cuando no hago eso cocino. En el 2020 publiqué el libro “Vulcánica”.

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