Mujeres y territorio: la defensa por la vida
Los pueblos indígenas de Abya Yala llevan resistiendo 530 años por la defensa de sus territorios desde la invasión española. Resistir con el fin de proteger la tierra y consigo la vida misma. En esta lucha imparable, poco se habla del involucramiento de las mujeres y su aporte al movimiento.
Reconociendo las resistencias de las mujeres
En la cotidianidad de una comunidad en disputa por la defensa de su territorio, en muchos escenarios se suele tener roles establecidos para sostener esta lucha, y a veces, la condicionante es el género. Por ejemplo, comúnmente los hombres son quienes viajan a las capitales para llevar los procesos ante las instancias legales, mientras, las mujeres se quedan en casa para cuidar a los niños y niñas. Sin embargo, estas tareas del cuidado que realizan las mujeres, según la historiadora guatemalteca maya K’iche’ María Aguilar, deben ser valoradas y reconocidas.
“Las mujeres están presentes en todos los espacios de lucha, en todos los espacios comunitarios (…) Las mujeres son muchas veces quienes sostienen la lucha a largo plazo. Ellas no son las que van a la ciudad a hablar con las autoridades, pero sí son las que están trabajando y teniendo un ingreso económico que al final es lo que sostiene la lucha para que los maridos o los hermanos estén en la capital. Entonces ellas son claves y se les tiene que reconocer eso”, comentó Aguilar.
El aporte que generan las mujeres en sus comunidades es primordial para atender el objetivo común. Para la comunidad de María Hernández era detener el fraude en la compra de terrenos en el ejido Don Samuel, Campeche, México para el proyecto “Tren Maya”. En esta lucha su hijo formaba parte y tras varias amenazas fue asesinado.
En ejido Don Samuel, tras el asesinato del hijo de María Hernández continúa la lucha por la defensa de su territorio. Luego de culminar un encuentro de pueblos originarios en defensa del territorio, las personas participantes de México, Honduras y Perú, le otorgaron la “vara” que está sujeta a varios listones de colores que representa el deseo de cada una.
Ella representa a su pueblo, y en sus manos está cuidar esos buenos deseos. María comprende que el territorio no solo son los elementos como el agua y la tierra, sino todo lo que la rodea. “Son todos los elementos que a veces no percibimos, pero sabemos que están ahí como los insectos, las mariposas, los pájaros y para mí, es el hogar”, enfatiza.
La lucha de María Hernández ahora no solo es la defensa de su territorio, sino que además busca justicia por el asesinato de su hijo. A esto la historiadora Aguilar recalca que “las mujeres llevan muchos sombreros” en referencia a que su lucha es multicausal y es importante hacerlo visible.
Defendiendo el territorio tierra y el territorio cuerpo
La declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas reconoce varios derechos básicos: derecho a la integridad cultural, a la igualdad y a la no discriminación, derecho al autogobierno y a la autonomía, derecho a la tierra, el derecho al territorio y los recursos naturales, el derecho al consentimiento previo, libre e informado, entre otros más, que se basan en el derecho a la libre determinación.
Asimismo, el convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países independientes establece los derechos a los Pueblos Indígenas sobre sus territorios para el desarrollo pleno de sus vidas. Estos instrumentos jurídicos buscan garantizar que la tierra y el territorio sean reconocidos para los pueblos y sea efectiva la defensa de sus derechos colectivos.
Entonces, cuando el megaproyecto “Tren Maya” indica que existen 50 ceibas que serán taladas, cada una con un costo de 1000 pesos ($52), y que se invertirán 1 millón de pesos ($51673.50) para la reforestación y que de esta forma están solventando el problema, para las y los comunitarios no recompensa lo que están perdiendo. La ceiba es más que un árbol, es un símbolo de los tres planos del universo para el pueblo Maya. De esta forma se puede evidenciar cómo un gobierno no dimensiona y respeta los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas a pesar de los tratados y convenios internacionales.
La defensa del territorio no solo se trata de resistir a proyectos extractivos, sino también a la contaminación. Guadalupe Núñez Saladar de Tonalá, Chiapas, es coordinadora de la Red de mujeres de la costa en rebeldía y comenta su problema con la industria de pollerías. Empresas que trabajan en la zona comenzaron a tirar los residuos en los lagos y ríos que funcionan para varios agricultores y agricultoras. “Estamos exigiendo a las autoridades el respeto a nuestra Madre Tierra y que se declare nuestro territorio libre de megaproyectos”, expresó Núñez.
Para Núñez la defensa del territorio también es la defensa de su cuerpo. “Nuestro cuerpo es nuestro territorio principal que debemos cuidar, sanar. Un mal medicamento afecta al organismo. Si hay contaminación en nuestro territorio tierra, pasará lo mismo, nos va a perjudicar y nos hará mal”, sentencia.
Los retos de las mujeres en la defensa por la vida
El rol de las mujeres en los espacios de lucha colectiva es relegada a los cuidados como cocinar, cuidar de los niños, entre otros. La historiadora Aguilar comenta que es importante reflexionar ¿qué condiciones se necesita para que las mujeres se involucren de forma activa y constante en la defensa del territorio? Es vital entender que en el caso de las mujeres se necesita de tiempo y espacio. Por ejemplo, que alguien pueda apoyar a las madres en el momento del cuidado de los hijos e hijas.
“Si no hay quien prepare ciertos elementos de la casa, no hay posibilidades para que ellas estén participando en otros temas principales” indica Aguilar, haciendo énfasis en que es de suma urgencia que los cuidados del hogar sean repartidos y no una labor única de las mujeres para brindarles condiciones de participación.
Desde Honduras, el pueblo Lenca organizado desde el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas (Copinh) indican que la lucha antipatriarcal es parte de sus ejes de trabajo. “Es importante construir mejores formas de convivencia y generar prácticas en nuestros territorios que permitan a las mujeres involucrarse”, indica Tania Hernández, integrante de Copinh.
Los pueblos indígenas y las mujeres del territorio de Abya Yala comprenden una dimensión extensa de lo que es defender el territorio. “Reconocer el defender el territorio, es reconocer que defendemos nuestra subsistencia, la propia vida”, puntualiza Hernández. Así como los megaproyectos continúan invadiendo los territorios de los pueblos indígenas, ellas y ellos seguirán con su legítima defensa de la vida.