Mujeres Xinkas aprenden sobre liderazgo comunitario, empoderamiento y autocuidado
En un territorio donde el machismo ha sido parte de la cultura durante generaciones, las mujeres de Aldea Volcancito están dando pasos importantes para fortalecer su empoderamiento y mejorar su bienestar. A través de una serie de talleres, las participantes están mejorando su bienestar emocional y físico, y adquiriendo herramientas que les permitirán tomar decisiones más informadas, fortalecer su autoestima y ejercer liderazgo en sus comunidades.
Por Glenda Álvarez
Un entorno de machismo y desigualdad
La situación de las mujeres en el territorio Xinka es compleja y está marcada por múltiples desafíos. En las comunidades rurales se enfrentan a problemas como la pobreza estructural, que limita el acceso al empleo y la educación, y la falta de servicios básicos como agua potable, electricidad y atención médica. Estos factores contribuyen a un ciclo de marginación y exclusión, que afecta tanto su bienestar como su desarrollo. Uno de los problemas más graves es la violencia de género, que se manifiesta no solo en agresiones físicas y psicológicas, sino también en el aislamiento social y la vulneración de sus derechos.
El machismo, profundamente arraigado en la cultura local, impacta directamente la salud mental de las mujeres, restringiendo su autonomía y participación activa en la sociedad. Las labores domésticas y el cuidado de las y los hijos recaen exclusivamente sobre ellas, lo que genera una sobrecarga emocional constante. Las mujeres a menudo enfrentan largas jornadas de trabajo, con poco o ningún tiempo para ellas mismas, lo que provoca estrés crónico, fatiga, ansiedad e incluso depresión. Esta carga emocional no solo afecta su bienestar físico, sino que también deteriora su autoestima y su capacidad para tomar decisiones que mejoren sus vidas y las de sus familias.
De acuerdo con un informe elaborado por el Comité de Desarrollo Campesino y El Comité Campesino del Altiplano, las mujeres en comunidades rurales como Aldea Volcancito, enfrentan una alta incidencia de violencia intrafamiliar, exclusión social y escasos recursos para acceder a servicios de salud mental. La falta de oportunidades educativas y laborales agrava aún más esta situación, perpetuando la pobreza y la dependencia económica.
Para la psicóloga y líder comunitaria Eridalma Contreras, quien ha sido clave en la implementación de los talleres en la aldea, “las mujeres en áreas rurales viven bajo una constante opresión, donde sus voces a menudo son ignoradas. El autocuidado y el fortalecimiento de su salud mental son cruciales para que puedan reclamar su lugar en la comunidad y empezar a sanar las heridas dejadas por años de violencia y marginación”.
Antes de llevar a cabo los talleres, Juan Rodríguez, presidente de Los guardianes de la naturaleza comentó que más de 20 mujeres, en su mayoría esposas de los miembros de este colectivo, estaban unidas para aportar de diversas maneras a su comunidad. Este grupo de mujeres jugaba un papel activo en la defensa del territorio y el bienestar de su pueblo, pero el mismo machismo que ha dominado la región contribuyó a su desintegración. Las mujeres fueron difamadas y objeto de campañas de desprestigio que, incluso, llegaban a descalificarlas públicamente.
Este fenómeno no es aislado, y refleja una realidad más amplia dentro del territorio Xinka, como lo señaló recientemente el Parlamento Xinka, en su comunicado del 25 de noviembre de 2024. En este, la Comisión de la Mujer expresó cómo las mujeres del territorio enfrentar la violencia invisibilizada, que va desde el desprestigio y hostigamiento hasta la criminalización, afectando su integridad física, emocional y mental.
Talleres de salud mental, empoderamiento y autocuidado
Como respuesta a esta situación, el Colectivo Anpük, compuesto principalmente por mujeres jóvenes Xinkas del territorio, ha diseñado y puesto en marcha una serie de talleres de empoderamiento femenino, salud mental comunitaria, sanación y autocuidado. Estos no solo abordan las necesidades emocionales de las mujeres, sino que también buscan fortalecer su capacidad de liderazgo y su participación en la toma de decisiones en sus comunidades.
Los talleres han sido financiados gracias a un proyecto en colaboración con el Equipo de Estudios Comunitarios (ECAP), y están siendo dirigidos por la psicóloga y especialista en medicina natural Eridalma Contreras, quien aporta sus conocimientos en salud mental y prácticas de sanación ancestral. “El objetivo es que las mujeres de Volcancito comprendan que su bienestar emocional y físico es fundamental no solo para ellas, sino para sus familias y comunidades. Queremos que puedan ser agentes de cambio en un territorio que históricamente las ha limitado”, afirmó Contreras.
A través de estos encuentros, las mujeres están aprendiendo sobre técnicas de relajación, y estrategias para manejar el estrés. Además, se les está enseñando sobre la importancia de la autoaceptación y el autocuidado, para que puedan fortalecer su salud mental y emocional. La capacidad de tomar decisiones informadas también es uno de los ejes centrales de estos talleres, ya que buscan que las participantes se empoderen para hacer valer sus derechos y liderar procesos de cambio en sus hogares y comunidades.
Testimonios y resultado de los talleres
Las participantes de los talleres han expresado un profundo agradecimiento por la oportunidad de aprender y crecer a través de este proceso. Muchas de ellas comentaron que, a lo largo de los encuentros, descubrieron temas que no conocían y que les han permitido comprender mejor su salud mental y emocional. Reginalda Sánchez, una de las participantes, compartió su experiencia: “Nunca había hablado de salud mental de esta manera. Aprendí que es importante tomarse tiempo para mí misma, aprender a relajarme y a poner límites”, expresó.
Otra de las participantes, Senayda Orantes, expresó lo que significó para ella poder acceder a este tipo de apoyo: “Siempre quise ir a terapia, pero no podía. Para muchas mujeres de aquí, la terapia psicológica es algo inalcanzable”.
Muchos testimonios coinciden en lo importante que ha sido aprender técnicas de relajación y autocuidado, como la meditación y la respiración consciente. Glenda Orantes, otra participante, agregó: “Los ejercicios de relajación me han ayudado muchísimo. En mi día a día, con tantas responsabilidades, nunca me detenía a pensar en mí”.
Gracias a la gestión del Colectivo Anpük, el proyecto no solo se limitó a realizar los talleres grupales. Como parte de su compromiso con el bienestar de las mujeres, se ha logrado continuar ofreciendo atención psicológica individual a las participantes que lo solicitan. Esta extensión del proyecto ha sido fundamental, ya que muchas mujeres que antes no podían acceder a terapias por la falta de recursos ahora cuentan con un espacio de acompañamiento personalizado para seguir sanando, aprendiendo y creciendo.
En un territorio como Aldea Volcancito, donde la violencia de género y las desigualdades sociales siguen siendo una realidad cotidiana, los talleres sobre empoderamiento femenino, salud mental y autocuidado representan una luz de esperanza. Gracias al trabajo del colectivo Anpük y el acompañamiento de expertos como Eridalma Contreras, las mujeres están recuperando su voz, fortaleciendo su bienestar emocional y físico, y tomando las riendas de su propio destino. Este tipo de iniciativas no solo son necesarias, sino urgentes, para garantizar que las mujeres de las comunidades rurales tengan las mismas oportunidades de crecimiento y participación que cualquier otra persona en el país.