Mónica Chub: referente trans indígena que encarna la interseccionalidad de las luchas

“Una identidad de género diferente no significa que no podamos tener el derecho a una vida plena y sin violencia”, dice Mónica Estefanía Chub y ella sabe de qué habla: es la única persona trans de su comunidad en Chimaltenango, Guatemala. Marcha por el orgullo, milita desde los espacios que le dan aire a la intersección de las batallas diversas, feministas, indígenas y populares y destaca la importancia que tuvo su madre en la construcción de su plena identidad.

En la puerta de un aula de la escuela bilingüe de la Asociación Maya Uk’ Ux B’e, en Chimaltenango, Guatemala -donde se realizó un encuentro continental de comunicadores y comunicadoras populares, feministas e indígenas, Mónica Estefanía Chub comienza hablando en su lengua, traduce de inmediato y agradece la entrevista. Tiene 30 años, es maya, hablante Q'eqchi' – castellano. Es una mujer trans indígena y llevó al encuentro la experiencia de su lucha, su vida y la memoria de sus compañeras trans que, igual o más jóvenes que ella, fueron víctimas de una violencia patriarcal que terminó con sus vidas.

"En 2017 tuve la oportunidad de participar en la caminata del orgullo, del Pride, aquí en la ciudad de Guatemala, en donde fuimos casi cinco compañeras que tuvimos que viajar para poder presentarnos. Fue la segunda vez que nos presentamos con esta indumentaria en estas actividades en donde realmente era de suma importancia nuestra participación para ser visibles. En el departamento donde yo vivo soy la única mujer trans que ha estado al frente del movimiento en las luchas sociales, acuerpando a otros movimientos. Salimos a las calles a manifestar nuestras inconformidades, también a sensibilizar a la población en cuanto al reconocimiento de nuestra comunidad, al respeto y para que no se violen nuestros derechos humanos. Son trabajos que aún seguimos realizando en el departamento y seguiremos trabajando porque aún falta mucho".

Una declaración de visibilidad y existencia, un acto de interseccionalidad, esa clave sin la cual es imposible pensar los feminismos. Así es la presencia de Mónica en los diferentes espacios en los que interviene.

Un tiempo después, el equipo de periodismo feminista de Ruda, se contactó con Mónica y desde entonces colabora con el medio. Junto a Ruda y otras organizaciones llevaron adelante el corto documental "La fe tiene diferentes rostros", allí Mónica contó cómo su práctica religiosa la liga a su comunidad y destacó la importancia del vínculo con su madre.

"Nunca imaginé este momento", dice Mónica ante el auditorio del Encuentro “Mujeres, territorios y libertad de expresión”. Se abraza con Ketzalí, su compañera de Ruda, que organizó la sala para la proyección del vídeo y su presentación. Entonces Mónica habló de su madre y dijo que tuvo la suerte de contar con su amor y no con su rechazo. "Escuchar la voz de una madre diversa; ella se expresa y deja un mensaje a todos los padres de familia, porque no se puede discriminar o despreciar a un hijo o una hija diversa. Ella solicita también demostrar el amor de una madre, de un padre".

La identidad de género en Guatemala

Mónica sabe que la lucha no es fácil y que la situación en el marco de las comunidades indígenas tampoco es sencilla para las personas trans, pero apuesta con un trabajo perseverante por lograr cambios, aunque sean poco a poco. "Todavía falta mucho porque realmente ser indígena no es tan fácil. Estás vulnerada a que tu familia misma te excluya de tu núcleo familiar, o si no es tu familia son los Consejos Comunitarios de Desarrollo (COCODES) de tu barrio, la colonia en donde tú vives, en donde ellos pueden desplazarte a otros espacios. Esa fue la situación que varias compañeras enfrentaron en otros territorios; se vieron forzadas a desplazarse a otros espacios porque, realmente pues, en la comunidad indígena todavía se basan en la cultura de la religión. Indigna bastante ver que aún todavía se sigue enfrentando esta situación; compañeras y compañeros que la familia los somete a ser esclavos, los somete a que su propio hermano, tío, primo o padre les lastime físicamente, hasta incluso pues llega al extremo de ser víctima de violencia sexual. Realmente pues, aún todavía falta mucho que trabajar en la comunidad indígena.

En el año 2018 Mónica pudo tramitar en la Ciudad de Guatemala la legalización de su nombre en el documento de identidad mediante una asociación de abogados que le ofreció ayudarla e iniciar las gestiones. "Fue una sorpresa para mí porque no me lo esperaba y nunca me lo esperé. Gracias a la vida todo salió bien y el abogado que contactó para hacer el trámite me comunicó que estaba legalizado mi nombre y que no iba a gastar ni un centavo porque habían cubierto la suma de 6 mil quetzales (aproximadamente 780 dólares), un costo que yo no podía asumir. Y me dijo que podía ir al registro de las personas para solicitar mi documento, con un certificado de nacimiento con el nombre que yo me puse”.

¿Qué sentiste?

--Sentí una gran satisfacción, pero aparte de eso es como romper brechas en el aspecto de darte a conocerte más y vas como abriendo caminos de más compañeras. Entonces, ahí tengo mi documento que realmente, pues casi muchas personas hoy en día no lo creen, todavía les cuesta asimilar este cambio de nombre. Pero sí, tengo legalizado el nombre, lo único que no se nos ha reconocido en nuestro documento es nuestra identidad de género que sigue siendo una batalla que llevamos todos los movimientos de las mujeres trans aquí en Guatemala. En el 2018 se estuvo dialogando y debatiendo una iniciativa de Ley de Identidad de Género en el Congreso para que se reconozca nuestra identidad y no tener problema en cuanto a la legalización de nuestro nombre, pero lastimosamente sabemos que aún todavía hay grupos conservadores, personas machistas, y pues esto no permitió que esta iniciativa de ley se le diera continuidad, ahí está estancada en el Congreso y no se ha podido debatir.

Mujeres trans en América Latina

Las diferentes formas de violencia que amenazan a la comunidad LGTBIQ+ en América Latina no deja de traer datos alarmantes a lo largo del continente, pero en Centroamérica la situación es especialmente preocupante. La organización Sin Violencias LGBT realizó un relevamiento en que informan que se estima que 3599 personas fueron asesinadas por crímenes de odio en América Latina y el Caribe entre 2014 y 2020. En Guatemala, el Observatorio por Muertes Violentas de la Red Nacional de la Diversidad contabilizó 28 crímenes de odio durante el segundo semestre de 2021, duplicando así la cifra del semestre anterior correspondiente al mismo año. Mónica es una de las tantas activistas del continente que no baja los brazos, sabe que su vida está en riesgo cada día solo por ser quién es.

 "Yo insto a que sigamos luchando, a que sigamos trabajando, que no permitamos que avance toda esa discriminación. Nosotras las mujeres y hombres trans sabemos realmente que estamos vulneradas a ser también víctimas por crímenes de odio, porque vemos que cada día una mujer trans es asesinada y es muy lamentable,ver que un Estado no responda por todos estos crímenes de odio, sino dejando en impunidad toda esta situación. Considero que es muy importante que sigamos luchando en distintos espacios, que no decaigamos ,que realmente nuestros objetivos los podemos lograr uniendo nuestros esfuerzos para poder seguir trabajando en pro de nuestros derechos. También pues insto y llamo a la reflexión, porque puede ser que me escuchen padres y madres de familia, reconzocamos a un hijo o una hija diversa, no le rechacemos, simplemente demostremos el cariño y el amor de un padre y de una madre que es lo que como comunidad buscamos. Cuando no tenemos el amor de una familia, en algunos casos, se llega al extremo del suicidio al ver que tenemos una familia que no nos acepta y una sociedad que tampoco nos acepta, esto nos deja en una situación de mucha vulnerabilidad. No podemos seguir permitiendo todo esto, el hecho que tengamos una orientación sexual o una identidad de género diferente no significa que no podamos tener el derecho a una vida plena y sin violencia. Eso siempre hemos estado exigiendo y hay que seguir trabajando, hay que seguir alzando la voz y no decaigamos en nuestras luchas".

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