Mientras haya universidad pública, habrá revolución

El 20 de octubre, miles de personas se unieron a marchas, manifestaciones y plantones en el país. Esto sucede en el aniversario número 79 de la Revolución de Octubre de 1944,  cuando se cumplieron  19 días de Paro Nacional Indefinido convocado por autoridades indígenas y ancestrales del país. En la ciudad capital, las y los estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) se sumaron y tomaron las calles. 

Cada año, el movimiento estudiantil universitario marcha el 20 de octubre. Esta es una fecha importante para el estudiantado de la USAC pues coincide también con el asesinato de Oliverio Castañeda De León, secretario general de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) en 1978 durante el conflicto armado interno. Desde entonces, la AEU lleva  su nombre. 

La dinámica de las marchas estudiantiles en este día se ha transformado con el tiempo. En el pasado, iniciaban en el Trébol, en la zona 8 capitalina, junto a los sindicatos de trabajadoras y trabajadores. El año pasado, partió del campus central de la USAC, el cual se encontraba tomado por estudiantes. La movilización fue liderada por la Coordinadora General de Estudiantes (CGE), ente que congregaba a distintas asociaciones y agrupaciones estudiantiles que resistían al fraude electoral en esa casa de estudios. 

“Hoy es significativa esta revolución porque es una nueva primavera”, indicó Griselda Lilí, catedrática de la Facultad de Agronomía. La marcha de estudiantes por la conmemoración de la Revolución del 20 de Octubre, sucedió en el día 19 del Paro Nacional Indefinido, una lucha ciudadana que ha llevado a la población a tomar las principales calles y avenidas del país. 

El estudiantado de la ciudad capital se dividió en dos convocatorias. La primera, realizada por las asociaciones estudiantiles de diversas unidades académicas, partió del Paraninfo Universitario, ubicado en la zona 1. La segunda, se concentró en el campus central de la USAC en la zona 12 y, aunque la convocatoria fue difundida por la AEU, asistieron también vecinas de la zona, egresadas de dicha casa de estudios, docentes e integrantes del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA). 

“Estamos participando en esta marcha porque somos sancarlistas y porque tenemos esa conciencia social que la universidad nos ha dado, aunque ahora esté cooptada. Con mis hijos estamos participando porque queremos una Guatemala diferente y porque sabemos que ahorita está en juego mucho porque podemos perder la democracia que tenemos”, señaló Miriam Aquino, egresada de la USAC que participó en la marcha junto a su familia. 

Además de conmemorar la revolución de 1944, las estudiantes se unieron a la lucha del Paro Nacional Indefinido. Exigieron la renuncia de actores corruptos que han entorpecido el proceso electoral y el respeto a la democracia. Durante la caminata, colocaron también empapelados que recordaban el fraude electoral en la USAC y a las mártires de la única universidad pública en el país. Al pasar frente a las instalaciones de la Municipalidad de Guatemala, también dedicaron consignas al alcalde reelecto, Ricardo Quiñonez. 

Como todos los años, las estudiantes realizaron un homenaje a Oliverio Castañeda De León en la entrada al pasaje Rubio, en el Centro Histórico de la capital, lugar donde 45 años atrás fue asesinado. Colocaron claveles rojos, símbolo que recuerda a los mártires universitarios, velas y empapelados que leían “el mejor homenaje es seguir luchando”. Durante la actividad, habló un amigo de Oliverio, quien recordó el esfuerzo del exlíder estudiantil por “vincular las acciones de su AEU con las de los pueblos indígenas y comunidades ancestrales”. 

La marcha de la USAC llegó a la Plaza de las Niñas, en el parque central de la ciudad, poco después del mediodía. Miles de manifestantes que habían atendido otras convocatorias se encontraban en el lugar. Minutos antes, uno de los integrantes de la actual AEU expresó: “la revolución solo será si es horizontal”, recordando que todos los sectores sociales y grupos étnicos cumplen un papel fundamental en la lucha por la democracia.