Lo que callamos las desempleadas de cuarentena
Por: Alejandra Sarti Echeverría
La economía naranja agoniza lentamente, hasta ahora el amor al arte nos mantiene de pie, pero pensamos que eso no es suficiente porque los likes y las veces compartidas, no da de comer.
Los amantes de Yamateí ya nos criticaron, nos ven como borrachos que andan en la calle chincheándola, esparciendo el virus porque no respetamos lo que dice el presidente y porque solo nos importa nuestro vida social.
También, personalmente ya me silenciaron, atacaron mi potencial intelectual porque de crisis las mujeres no sabemos nada.
La ansiedad es nuestro caparazón, nos duelen las articulaciones y nos sentimos desesperados, nos sentimos inútiles aunque la familia se fortalece y el mensaje es que entre todos podemos salir. (Me digo: No sos una carga, las condiciones no son favorables para vos, no siempre lo han sido y has salido de ellas, seguro puedes de esta)
No dan ganas de dejar la cama, pero debemos aprovechar el día, aunque ya no sea de la forma tradicional.
Los comentarios de los demás nos denigran, creemos que bajamos de status o clase social, sé que deprime, pero lo que es temporal para nosotros, es realidad para muchos que son ignorados.
Lo que callamos las desempleadas de cuarentena, nos lleva al borde de la locura y en el viaje observamos la cordura pura, el valor verdadero de la sinventura.