Las universitarias se están rebelando, el Consejo no sabe qué hacer

La Universidad de San Carlos ha sido escenario de múltiples tipos de violencia contra las mujeres. En los últimos años se han mediatizado algunos casos que despertaron la indignación y solidaridad entre estudiantes, en rechazo hacia la violencia y la impunidad dentro del campus.

En marzo de 2019, la difusión de un caso de violación hacia una estudiante cerca del edificio de humanidades fue detonante para una convocatoria de colectivas estudiantiles feministas frente a rectoría, exigiendo al Consejo Superior Universitario que implementara mecanismos para la seguridad de las estudiantes.

En enero de 2020 se conoció públicamente la intoxicación y abuso sexual hacia mujeres estudiantes en una actividad del Honorable Comité de Huelga, hecho que motivó la realización del performance «Un violador en tu camino» al frente de rectoría, donde las estudiantes le dijeron al Consejo Superior Universitario, los docentes, los comités de huelga y estudiantes «el violador eres tú”.

En la reinscripción de 2020 se incluyó una encuesta de seguridad donde se abordaban preguntas sobre acoso sexual. Estos datos permitirían entender el problema del acoso en la USAC a nivel nacional y se está a la espera de los resultados.

Los casos recientes

De acuerdo con distintos comunicados de la AEU y colectivas estudiantiles, se pueden identificar de septiembre 2017 a junio de 2020 ocho casos de violencia contra mujeres estudiantes que se conocieron públicamente. Varias de las víctimas no continuaron sus estudios.

De los casos, cuatro fueron agresiones sexuales, dos intentos de agresión sexual y dos agresiones físicas. El Ministerio Público recabó evidencias sobre dos casos de agresión sexual e inició una investigación por el caso de intoxicación y violencia sexual a dos estudiantes por parte de comités de huelga.

De parte de las autoridades, las estudiantes perciben una nula voluntad política para tomar decisiones en favor del derecho de las estudiantes a una educación libre de violencia, a pesar de tener los mecanismos para hacerlo y las referencias internacionales.

Lenina García señala que la Universidad no cuenta con un equipo sensibilizado para atender los casos de violencia sexual, ya que se re victimiza a las estudiantes, sin ofrecerles una atención integral. En un caso, para contradecir el testimonio de una estudiante que vivió un asalto e intento de violación, las autoridades publicaron un video buscando “desmentirla” donde aparecía otra estudiante que había sido asaltada.

Asimismo, señala que teniendo un Departamento de Asuntos Jurídicos, la USAC no promueve la denuncia de los hechos ni brinda acompañamiento a las víctimas. De igual manera, las actividades que se realizan en el campus, como fiestas y otras, precisan de la autorización de la Dirección General Administrativa -DIGA- o la unidad académica donde se realicen, estableciendo las personas responsables. No obstante, cuando se busca ubicar a los responsables de las agresiones que ocurren en sus actividades, se les garantiza impunidad.

La violencia contra las mujeres en la Universidad: un problema histórico

En los más de 344 años de existencia de la USAC, pasaron 243 hasta que la primera mujer se graduó de esta casa de estudios en 1919. Ella fue Olimpia Altuve, y pese a haber sido titulada con honores como química bióloga, no se le permitió el uso de la toga hasta 1967 en un acto solemne.

Las formas de violencia contra las mujeres en la historia de la USAC son múltiples, desde no permitir el ingreso y la titulación de mujeres estudiantes en el pasado hasta la poca referencia a autoras y cursos de teoría feminista en los pensum de estudio. Esta es una forma de violencia epistémica, que la socióloga Ana Lucía Ramazzini analiza en cuanto a que “las relaciones de poder patriarcales también atraviesan la construcción de conocimientos”. Señala que, históricamente, “a las mujeres no se nos ha reconocido en nuestro status epistémico, esto es como creadoras de conocimientos”.

Las mujeres realizaron diversos esfuerzos para transformar la realidad patriarcal universitaria, uno de ellos fue la Política de Equidad de Género en la Educación Superior: “La USAC se compromete institucionalmente a incorporar la perspectiva de género en la docencia, investigación y extensión a través de La Política de Equidad de Género. Y para esto, la Universidad debe contar a lo interno con una institucionalidad fuerte para la defensa de los derechos de las mujeres universitarias; eso implica al IUMUSAC, la Política de Equidad de Género en la Educación Superior, reglamentos, protocolos, recursos presupuestarios.” señala Ana Lucía.

Recopilando evidencias: el informe exploratorio sobre acoso en la USAC

Cuando Ana Sáenz se incorpora como secretaria de la Comisión de Género de AEU en 2018, comienza a recibir denuncias de acoso sexual semanales, y luego entre periodos más espaciados. La frecuencia de las denuncias indicó la gravedad del problema y la necesidad de entender el acoso sexual como forma de violencia.

A partir de ello, se puso en contacto con el Observatorio Contra el Acoso Callejero -OCAC- para ampliar la comprensión del tema. Así, nace la idea de hacer un mapa del acoso sexual en el campus distinguiendo entre áreas de mayor riesgo. Con ello, se construyó el instrumento para impartir la encuesta a las y los estudiantes.

En octubre de 2018 la encuesta se publicó en los medios digitales de la AEU y se compartió desde las Asociaciones Estudiantiles. A las 24 horas de haberse publicado ya se habían recopilado más de 100 respuestas, cada una siendo un reporte de acoso sexual. La encuesta se mantuvo por casi tres meses y se registraron 787 reportes: 705 de mujeres y 82 de hombres.

Informe descargable: https://lac.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2019/09/estudio-expliratorio-sobre-acoso-sexual-universidad-de-san-carlos-guatemala

Con la cantidad de reportes recibidos se determinó que el acoso sexual está presente en todas las unidades académicas. Esto significaba que la idea inicial de realizar un mapa solo reflejaría que todas las áreas son de riesgo. Es allí cuando se ve la necesidad de hacer un estudio, analizando no solo dónde ocurre sino quiénes lo ejercen y el problema global.

Finalmente, el Estudio Exploratorio Sobre el Acoso Sexual en la Universidad de San Carlos de Guatemala: evidencias para la toma de decisiones se realiza con el apoyo y asesoría de ONU Mujeres y es presentado en septiembre de 2019 junto con una propuesta de reglamento para prevenir, sancionar y erradicar el acoso sexual.

Uno de los resultados más alarmantes fue que los docentes son quienes más acosan y dentro de las unidades académicas. Asimismo, Ana señala las similitudes en las formas de acoso de docentes en distintas unidades académicas. “Los lugares como las aulas que, se suponía, eran más seguros, resultaron siendo donde más se acosa. Y los docentes son quienes más acosan a las estudiantes”, señala Ana.

La gravedad de los testimonios, tanto recopilados en la encuesta como las denuncias personales que recibieron en AEU, dio cuenta de la necesidad de establecer mecanismos claros para abordar el acoso. Hubo experiencias poco satisfactorias donde las Juntas Directivas tomaban medidas paliativas con los docentes o, en un caso, se suspendió al estudiante agresor, pero no se veló porque realmente cumpliera su suspensión y seguía frecuentando los mismos lugares que la víctima.

El acoso violenta los derechos de las estudiantes en distintas dimensiones. Ana señala que el acoso impide a las mujeres ejercer el derecho a una educación superior de calidad ante la amenaza constante de que se sufra acoso y represalias: “hace que la universidad, que debe ser un espacio de formación académica, se convierta en un lugar inseguro al que no quieres ir, al que te da miedo ir o al que ya no vas a regresar por eso. Fueron muchas las estudiantes que se salieron de la universidad porque fueron acosadas por un profesor que no iban a poder dejar de ver porque era titular”.

Respecto a los casos de docentes denunciados públicamente en este año, varios coinciden con los reportes recopilados en la encuesta.

El reglamento que proponen las estudiantes

Tres estudiantes de octavo semestre de derecho realizaron y presentaron el Reglamento para la Prevención, Sanción y Erradicación del Acoso Sexual en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Ellas son Alejandra Mayén, Gabriela Santos Bocaletti y Daniela Ortíz. Su idea de realizar un reglamento comenzó cuando estaban en segundo año de la carrera, ante el conocimiento de las vivencias de otras estudiantes y de ellas mismas.

El objetivo de las estudiantes era generar un instrumento claro para abordar el problema del acoso en la Universidad, con una ruta y acciones específicas a seguir. La propuesta se plantea en tres aspectos: prevenir, sancionar y erradicar el acoso sexual en la USAC protegiendo la integridad de las víctimas.

Es así como se plantea realizar un solo instrumento que incluyera tanto las medidas preventivas como las sanciones y las formas de protección a las víctimas. “Queremos que las personas que sufran acoso sexual tengan la claridad de un instrumento al cual acudir y que tengan una solución completa e integral acerca de cómo resolver su caso”, comenta Alejandra.

El estudio sobre acoso sexual que desarrollaba la Comisión de Género de AEU sería el respaldo estadístico sobre la problemática, y pudieron basarse en un borrador con datos importantes recopilados en la encuesta. Entre sus bases legales y teóricas incluyeron el Estatuto de la Universidad de San Carlos, la Ley Orgánica de la Universidad y la Política de Equidad de Género en la Educación Superior.

Estas bases aseguraban que la propuesta fuera congruente con las normativas universitarias. A ello, se sumaron los aportes obtenidos de manuales internacionales sobre legislación para violencia contra las mujeres y sobre la elaboración de protocolos contra acoso sexual en universidades. De esta cuenta, se adaptaron los insumos al contexto del problema en la USAC con la información de la encuesta. El proceso contó con la asesoría técnica y jurídica de ONU Mujeres para trabajar el reglamento.

Esta ruta planteaba que no solo se establecieran faltas y sanciones claras, sino que el objetivo fuera a la raíz en cuanto a la prevención del acoso sexual. En palabras de Alejandra: “No queremos que los casos se queden en la impunidad, y lo que más queremos es que dejen de acosarnos. Por eso el instrumento es también preventivo, para que se implementen procesos educativos en materia de acoso sexual y sensibilización de género y así los agresores dejen de cometer estos actos”.

Esto significaba que se establecería tanto el reglamento que contiene las sanciones, como el protocolo de pasos a seguir con las denuncias de acoso sexual. Asimismo, se establecería que la unidad encargada de recibir las denuncias sería el Instituto Universitario de la Mujer -IUMUSAC-, en correspondencia con la Política de Equidad de Género y para garantizar que sea un órgano objetivo y especializado.

El reglamento que discute el Consejo Superior

Cuando se hizo público el caso de Hugo Cabrera, docente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales que tenía y difundió un vídeo sexual de una estudiante, la AEU en audiencia con el Consejo Superior Universitario –CSU- planteó que el acoso sexual no se detenía en la pandemia. Ante ello, se planteó la necesidad de la aprobación del Reglamento contra el Acoso Sexual.

El exdecano Gustavo Bonilla, que lideraba la Comisión de Reglamentos del CSU, accedió a darle un espacio a la AEU en la discusión de este reglamento en calidad de invitadas expertas. Es así como Molly Acevedo, Secretaria de Género de la AEU, se integra a las sesiones aunque sin derecho a voto. Además de la AEU, participan como invitadas las entidades del Instituto Universitario de Derechos Humanos –IDHUSAC-, el Instituto Universitario de la Mujer –IUMUSAC- y la Comisión de Asuntos Jurídicos del CSU.

Hasta el momento se sabe que la comisión designada no terminó de conocer la propuesta estudiantil de reglamento que fue entregada a las autoridades el 5 de septiembre de 2019. En cambio, el Lic. Gustavo Bonilla se solicitó a la Licda. Anabetsy Leonardo la creación de una propuesta que es la que se discute actualmente.

“Supuestamente lo que hicieron fue extraer lo esencial de la propuesta de AEU y adecuarlo a las normas internas de la universidad. Prácticamente toda la parte de prevención y atención profunda de la víctima la excluyeron por considerar que no va en un reglamento sino en un protocolo que debería aprobarse treinta días después de ser aprobado el reglamento», comenta Molly. Este es uno de los principales contrastes entre la propuesta estudiantil, que se planteaba como una herramienta de prevención y sanción sin ser dos documentos separados.

En cuanto a la parte sancionatoria, la propuesta del CSU no establece tipos de sanciones ni agravantes. En el reglamento estudiantil se plantean faltas leves, graves y gravísimas, así como sanciones para cada tipo de falta y de acuerdo con las características del agresor: si es estudiante, docente o trabajador. Asimismo, se establecen agravantes como: reincidencia, accionar en grupo, discriminación y abuso del cargo.

Uno de los argumentos de las autoridades para no establecer sanciones claras es que el acoso sexual no está tipificado como delito a nivel nacional. No obstante, la Universidad tiene la capacidad para reglamentar sus dinámicas institucionales. Es de recordar que en la presentación del estudio sobre acoso sexual, el ex decano Gustavo Bonilla se comprometió a que la USAC usaría su capacidad de iniciativa de ley para promover una contra el acoso sexual.

Las estudiantes coinciden en que el reglamento que se discute en CSU no contempla el acoso como una forma de violencia de género, sino que la enmarca en un enfoque general de derechos humanos. Esto no permite visibilizar la realidad de las experiencias de las mujeres universitarias en un contexto patriarcal.

¿Quién puede atender los casos de acoso sexual?

Una diferencia importante entre ambas propuestas es la entidad que se define como encargada para recibir las denuncias de acoso sexual. En la propuesta estudiantil se plantea que el IUMUSAC, como entidad rectora de la política de equidad de género, sea la encargada de atender las denuncias al ser el acoso sexual una forma de violencia de género que afecta principalmente a las mujeres.

Asimismo, se señala que la política de equidad de género incluye un eje sobre erradicación de la violencia contra las mujeres, y el establecimiento de protocolos y reglamentos es parte de ello.

La propuesta de las autoridades se refiera a que sean las Juntas Directivas de cada unidad académica las encargadas de aplicar el reglamento. Esta vía ha sido criticada por las estudiantes ya que es la forma actual en la que se llevan las denuncias y no ha funcionado para las víctimas. A esto se suma la denuncia estudiantil de que también hay casos donde integrantes de las juntas directivas son los agresores.

Otra desventaja señalada por las estudiantes es que al dejar la decisión en las Juntas Directivas esta queda a discreción de sus integrantes. El reglamento estudiantil propone sanciones específicas y tipos de faltas, ante lo cual no habría discrecionalidad.

“La mayoría de los casos que acompañamos desde la AEU en las juntas directivas no fueron resueltos eficazmente. Eran soluciones a medias o ninguna. Por ello es importante que haya una entidad verificando que se implementen las sanciones y dando acompañamiento a las víctimas”, puntualiza Ana Sáenz.

La discusión actual en CSU

La comisión de reglamentos que discute la propuesta para el acoso sexual estaba conformada por: Gustavo Bonilla (se retira al concluir su periodo como decano), Walter Mazariegos, Gustavo Taracena, Edgar Barreda, Luis Suárez, Juan Carlos Godínez, Carlos Aroche, Liliana Vides, Edwin Ruano, Mario Cordón, Luis Larrazábal, Hugo Rivera, Julian Saquimux, Carlos Estuardo Gálvez, Oscar Nave, Hugo Mayén, Paula Déleon, Esteban Molina, Valeska Contreras y Kevin Cruz Lorente. A esta comisión se suman como invitadas expertas Molly Acevedo como representante de AEU, representantes de IDHUSAC como Sergio Morales (ex PDH) y la directora del IUMUSAC Karina Rodas.

La preocupación ante la propuesta que se discute en CSU es que se percibe como una acción paliativa. Esto quiere decir que al aprobar un reglamento sin parámetros mínimos de acción y que deje los casos en manos de las juntas directivas o promueva la creación de otro órgano, las autoridades se pueden desentender de la problemática aduciendo que ya aprobaron un instrumento disfuncional en el que las estudiantes no encuentren respuesta real a sus necesidades.

Sumado a las diferencias con la propuesta estudiantil, la conformación de la comisión también ha sido señalada por las universitarias: “La discusión de un reglamento de esta naturaleza, que afecta directamente a las mujeres universitarias, no puede darse sin su representación con voz y voto, pues somos el 53% de la población. Es fundamental que las personas que participen conozcan sobre perspectiva de género y los marcos legales de los derechos sobre las mujeres. Además, que sean personas sin señalamientos de acoso sexual”, menciona Ana Lucía Ramazzini.

Asimismo, se critica el adultocentrismo de las autoridades universitarias al no considerar los aportes de las estudiantes dentro de la mesa y en las manifestaciones que han ocurrido en los últimos años. Molly Acevedo enfatiza que existen múltiples experiencias de universidades e instituciones que han tomado acciones contra el acoso sexual y que la USAC no debería quedarse atrás. Sobre el reglamento estudiantil, señala que “Las autoridades deberían aspirar a una propuesta así o mejor. No menos”.

Articulación universitaria

Finalmente, es de resaltar que de del 26 de agosto al 4 de septiembre se llevó a cabo el primero Pre-Congreso Universitario por la Prevención y erradicación de las violencias y el acoso sexual hacia las mujeres. Este fue organizado por mujeres universitarias articuladas en el espacio Somos 53%, donde convergen profesionales, académicas, estudiantes, CUMUSAC, AEU y colectivas estudiantiles como Jauría de Perras, FEMUSAC y CEU.

En este evento se discutieron los conceptos de acoso sexual, el papel de las instituciones públicas, las formas de acompañamiento a víctimas de acoso y se realizaron diversos talleres formativos en el tema enfocado en las universidades. Esta fue la previa al Congreso Internacional Universitario sobre Prevención y Erradicación del Acoso y Hostigamiento sexual que se llevará a cabo del 21 al 25 de septiembre por la Fundación Justicia y Género.

Andrea Rodríguez

Socióloga interesada en la relación teoría-práctica, movimientos sociales, feminismo, ecologismo y antiespecismo. Feminista. Abolicionista. Antiespecista.

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