Las paredes que gritan
Por: Marianna Laine
“El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos.”
Yo no soy mucho de debatir en las redes sociales, es más, nunca lo he hecho. Sin embargo, ahora en mi aburrimiento he estado siguiendo la polémica en Facebook (No tengo Twitter), causada por algunos grafitis dejados atrás del polvo de la marcha en el Día Internacional de la Mujer el domingo pasado. Primero que nada, como feminista, como una mujer y como amante de la rebeldía y la valentía de las personas que gritan enfrente de las injusticias, tengo que decir que me encanta. Me encanta, porque veo a conocidos y conocidas y otras que no tengo idea de quienes son, así como amigos y amigas mías “echando riata”, por algo que hace un par de años no causó más que risas y burla por parte de los que ahora dicen “son violentas”, “estos no son las formas”, “así no van a cambiar nada”.
Yo he participado en marchas de las mujeres en Guatemala por cuatro años y veo un cambio. Porque lo cierto es, que en las marchas de las mujeres siempre han denunciado las violencias contra las mujeres y las niñas, y lo han denunciado en las paredes también. Lo que ha cambiado es que ahora son más mujeres, y eso es lo que realmente indigna. Da miedo, hace que sea un “trending topic”.
Hace tres años las mujeres colgaron barbies calcinadas enfrente del Palacio para denunciar la tragedia del Hogar “Seguro” Virgen de la Asunción. “Nos faltan 56”, decían entonces, no hubo indignación en las redes sociales por las niñas. Tres años después colocan la misma frase “nos faltan 56”, en una pared de la estación del Transmetro. Ahora si hay indignación. A las familias y las sobrevivientes de la tragedia del Hogar Seguro, no les han dado justicia, el Estado no ha asumido la responsabilidad de sus muertes, el Estado no ha respetado los compromisos internacionales asumidos en derechos humanos, las mujeres siguen muriendo justo enfrente de sus ojos en impunidad. Esto no indigna, no causa guerras entre amigos y amigas en Twitter. No provoca memes en Facebook. Lo que indigna son los daños al patrimonio. Indigna que las chavas quieran decidir sobre su vida reproductiva, lo que indigna es que muestran sus chiches y que cantan “si el papa fuera mujer el aborto sería ley”. Al final, lo que indigna son las feministas, y lo que indigna es que ahora somos más, somos más jóvenes, más viejas, de diferentes clases sociales y diferentes países y continentes.
El argumento contra los grafitis políticos (como los voy a nombrar) se basa en su ilegalidad, los que dicen que “con la violencia no se combate la violencia” o que “si la violencia es tu solución, no me representas”, ultimadamente están diciendo que tu demanda no vale si lo haces en la esfera de la ilegalidad. Sin embargo, si el espacio de la legalidad se ve cerrado para una gran parte de la sociedad, es decir la participación política de la sociedad civil en espacios de toma de decisiones, queda cerrada, la ilegalidad queda como el único espacio para la demanda política de ciertos sectores. En este caso: las feministas.
Las paredes no son espacios neutros, son parte de la sociedad, si son de propiedad común, son espacios legítimos para la demanda. El 8 de marzo, no se pintaron casas particulares, pintaron en propiedad pública para generar exactamente esto: indignación, pero la indignación debería ser orientada hacia un Estado que no cumple con sus responsabilidades con las mujeres. Son demandas hacia un Estado que deja impune los casos de violencia contra las mujeres, legisla contra ellas con leyes como la 5272 y criminaliza su participación política legítima.
El segundo argumento que he visto se basa en disminuir la importancia de las paredes. He visto memes de mis amigos y amigas de páginas como la llamada “Antifeministas” que ridiculizan a las chavas protestando, pero en vez de ser ofendidos por el “patrimonio” les indigna el hecho que según ellos y ellas nada vas se gana pintando las paredes y por ende su protesta no vale. Aquí veo que la lógica falla, con la misma publicación del meme algo están ganando ya, se han metido en la conversación, en el debate y si por suerte tienen una amiga feminista que le llega darle en las redes sociales, en sus perfiles Facebook ya te va a meter en el debate. Las paredes están generando discusión y así son una herramienta política fuerte en una sociedad que no brinda espacios para debatir sobre los derechos de las mujeres. Lastimosamente la discusión aun gira alrededor de paredes y no alrededor del mensaje que las paredes gritan.
Por último, veo publicaciones con fotos de mujeres pobres limpiando las grafitis de las paredes el día siguiente. El hecho que todas que limpian sean mujeres cabe muy bien en el discurso del feminismo. ¿Por qué no hay hombres limpiando? ¿Por qué a estos mensajes si los borran de uno, pero no limpian las calles? Hay un chico que le gusta pintar su nombre en diferentes lados de la zona 1, durante los años siempre paso por ciertas calles y siempre veo su nombre pintado ahí. ¿Por qué el Estado no ha mandado a todas estas mujeres a limpiar el grafiti con nombre del chavo? El tercer argumento es el que más me indigna, es el hecho de intentar a minimizar la demanda de las mujeres atacando su esencia, además, de intentar a demonizar el movimiento feminista a las demás mujeres. Es intentar a comunicar que las feministas no buscan a mejorar TU vida como mujer, que las feministas son extremistas y violentas. Por eso voy a terminar con una frase que vi en Facebook publicada por una amiga: “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos.” – Simone de Beauvoir
Marianna Laine / Mi aburrimiento me ha permitido defender las causas escribiendo.