Las abogadas que acompañan desde la ternura radical

Fotografía: Ruda

El 10 de febrero la Fiscalía especial contra la impunidad (Feci) del Ministerio Público (MP), actualmente dirigida por el fiscal Rafael Curruchiche; quien ha sido tachado de archivar casos que anteriormente seguía esta fiscalía liderada por Juan Francisco Sandoval, emitió órdenes de captura contra varias personas: entre ellas mujeres denunciadas por Fundación Contra el Terrorismo por el caso “cooptación y corrupción judicial”.A este caso las autoridades han declarado bajo reserva.

Las ordenes de captura fueron dirigidas a: Leily Santizo, internacionalista y abogada que trabajó en la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), una institución que en el 2019 fue cerrada por el gobierno de Jimmy Morles luego de que presentara el informe Guatemala: un Estado capturado que desmanteló cómo se encuentra enquistada la corrupción en el país; y Siomara Sosa, quien trabajó en la Feci y contaba con 13 años de trayectoria en el MP.

Mujeres defensoras perseguidas

Tanto Leily Santizo y Eva Siomara Sosa han demostrado estar del lado de la justicia y en contra de la impunidad de este país. En el transcurrir de los días se ha demostrado que no están solas; diversas personas, amistades, familiares, colectivos y personas en redes sociales han demostrado su apoyo y rechazo ante la persecución que afrontan. Cabe resaltar que en el desarrollo de este acontecimiento ha sido importante el soporte de sus abogadas defensoras, quienes también son sus compañeras profesionales.

Las que acompañan desde la ternura y la rabia

Ruda tuvo la oportunidad de conversar con Claudia González Orellana y Flor de María Gálvez Álvarez; abogadas defensoras y compañeras de Leily Santizo y Siomara Sosa. En el camino de la justicia el rol de todas las personas involucradas es sumamente importante, tal cual es el caso de las abogadas defensoras que luchan por ver a sus amigas, compañeras de trabajo, mujeres honorables: libres.

La trayectoria de Claudia tiene sus inicios en la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, trabajando de la mano con Monseñor Gerardi cuando tenía 20 años. Además laboró como abogada para la Fundación Mirna Mack, el Instituto de Estudios Comparados, así como en el Ministerio Público y otras organizaciones con enfoque a DDHH, hasta llegar a la CICIG en donde conoció a Flor de María Gálvez en donde desenvolvieron su rol como mandatarias oficiales.

-Las dos teníamos el mismo puesto, conformábamos equipo. Los equipos estaban integrados por gente nacional e internacional, abogados, investigadores entre otros, comentó Claudia.

Fotografía: Ruda / Claudia Gónzalez Orellana

Flor de María inició su recorrido como abogada siendo pasante en un juzgado de instancia civil.

– Fue un poco caótico al principio porque todos me mandaban hacer mandados, hasta comprar cigarros de la jueza que le gustaba fumar mucho. Como mandadera me tenían. Pues ya luego me fueron incluyendo a recibir memoriales y así pasé un año como pasante y por fin me salió un interinato, y fui a Chimaltenango, narró.

Su camino como profesional le permitió estar siempre al lado de la niñez y las mujeres, sobre todo defendiendo casos de niñas sobrevivientes de violencia sexual. Además, no solo ha laborado en Guatemala, también ha sido consultora para la Comisión de Derechos Humanos en México.

Foto: Ruda / Flor de María Gálvez

Flor de María Gálvez

Cuando se enteraron de la orden de captura contra Leily Santizo, Claudia; quien ya estaba dentro del caso para defenderla, no dudó en ningún momento ser su abogada. Leily y Claudia han sido compañeras por muchos años y sobre todo llevaban casos importantes de manera conjunta.

En cuanto a Flor, fue invitada más adelante. La decisión de acompañar a Leily se determinó con una llamada telefónica que tuvo su mamá.

Flor-“cuando a mí me llamaron para ir a acompañar a Leily en el momento que la detuvieron, lo primero que hice fue llamar a mi mamá:
-¿Ella es tu amiga con la que almorzaban?
-Sí
-Entonces anda, y no la dejes sola.
Le dijo.

Abogadas, mujeres, feministas

¿Se nombran feministas?

Flor- Yo si soy súper feminista. Es más, iba a llevar mi pañuelo verde, pero dije ¡no! me van acribillar. Tenía mi pañuelo verde, pero ese es para el 8M.

Claudia- Sin mencionar la camisa que querías llevar Flor (ríe).

Flor- Quería llevar también mi camisa ni sumisa ni devota. Pero yo sí me considero feminista, aunque eso también me ha llevado a tener varios, no le quisiera llamar conflictos, pero sí como anticuerpos hasta en mis propios círculos de amistades porque seguimos en este sistema patriarcal .“Ay, sos muy extrema” me han dicho.

Flor es una abogada soltera, que al nombrarse feminista día a día afronta varios mandatos que la sociedad le ha querido imponer por el hecho de ser mujer.
-No tengo hijos, solo tengo mi perrito que es mi hijo y entonces hasta ese cuestionamiento que te hacen “seguro sos lesbiana”. Si han habido ese tipo de comentarios hacia mí, hasta de mis propias amigas o amigos, pero es porque yo cuestiono todo.

Indica que también en el ejercicio de la carrera es bastante patriarcal.
– Lo vemos en los tribunales. Lo hablábamos entre las compañeras cuando estábamos en CICIG que no era lo mismo que llegáramos nosotras, no nos decían licenciadas, nos decían señorita, señora o mamaíta. Somos mujeres, somos abogadas. O sea, entonces irte ganando este espacio para visibilizar también que merecemos respeto en cualquier espacio que nos movamos. No solo en el ámbito legal, sino en cualquier espacio.

Por otro lado Claudia afirma que los actos valen más que mil palabras.
– Bueno no necesito que nadie me etiquete que soy o no soy. Yo soy feminista, no lo digo, mis acciones lo dicen, mis actos, es mi ser en todo caso.

Comenta que en la profesión ella es muy “chiquita y menudita”, y al ser mujer eso le ha costado para hacerse escuchar y notar en una carrera en donde hay que imponerse a la hora de hablar. Las experiencias dentro del campo no cesan, inclusive en el proceso actual de Leily y Siomara se han vuelto a enfrentar a ello.

– Nos veíamos hablando con Flor que ya ni nos molestaba, el día que se entregó Siomara, los policías nos decían “mire mamita, mire seño” nosotras nos reíamos ¡nos están tratando de mamitas! Tampoco estuvimos groseras pero nos parece chistoso. Le decíamos: es que somos abogadas, entonces medio intentan hacer el quite. Pero la verdad es que llegamos a un punto en el que no necesitamos estar peleando. Queremos evidenciar que todas podemos como mujeres, cada quien con sus herramientas.

¿Hay otras luchas que las identifican y son parte de su vida?

Flor- La lucha anticorrupción y contra la impunidad creo que nos identifica y nos enardece, porque ver tanta impunidad, tanta corrupción, esto nos afecta en todos los sentidos. La gente tal vez no lo ve, pero nos afecta en todos los ámbitos.

Claudia- es un poco difícil poder no darte cuenta cuando ves una injusticia. Yo no me encasillaría en un solo tema, pues al final cuando estuve trabajando en el MP mis últimas consultorías eran sobre violencia intrafamiliar y violencia sexual en contra de mujeres y niñas y eso me marcó, me ayudó un montón a crecer como profesional. Yo se lo he dicho a Flor y le agradezco inmensamente porque en esta lucha no se puede andar sola y siempre tenemos que estar acompañadas, Flor tomó la decisión de acompañar este proceso en defensa de dos amigas. No es que estamos con una bandera, si no que simplemente nosotras sabemos que podemos ayudar y lo hacemos.

¿Qué significa para ustedes acompañar este caso?

Claudia- Para mí ha sido como un apoyo y devolver un poco lo que ellas nos han dado. Particularmente con Leily estábamos trabajando los casos en defensa de los fiscales. Digamos que como ya nos conocíamos, sabíamos cómo trabajamos y había una confianza en la forma de trabajar, pues yo le dije a Leily “tenemos que ayudar a los colegas, no podemos dejarlos solos”. Con ella estábamos trabajando de forma conjunta y considerábamos que estábamos haciendo bien nuestro trabajo. Entonces ahorita que a Leily le pasó esto, a mí me molesta mucho y no es justo lo que está pasando, pero bueno, más que ponerme triste me enoja, lloro de puro coraje de saber que ella está pasando estos días tan injustos ahí encerrada. Su familia está sufriendo muchísimo y nosotras tenemos que hacer lo más que podemos pero no me parece… me da mucho coraje, me pone muy furiosa, me molesta ver a Siomara en el estado que está. Digamos que lo mínimo que podemos hacer, yo como colega y como amiga de ellas, es ser solidarias.

Flor- Yo lo veo como un acompañamiento desde el amor y el cariño desde que tuvimos convivencia con las compañeras. Tuvimos cierta cercanía y en algún momento amistad, sororidad entre las tres. Entonces pues yo llamaría a ese acompañamiento desde el amor, la sororidad. Yo no me sentiría bien dejándolas solas. ¿Cómo las vamos a dejar solas? Igual con Claudia trabajamos juntas algunos casos. Sabemos nuestras formas, ya sabemos cuando cada quien está enojada y mejor no hablamos (ríe).

¿Qué piensan del hecho de que las mujeres están siendo criminalizadas?

Claudia- Creo que este tema es muy importante, porque yo creo que las mujeres somos una fuerza permanente. Tenemos estas características que no tienen los demás: la solidaridad, el apoyo incondicional, los sacrificios siempre, vamos viendo por donde poder dar más. Siempre estamos permanentes como mujeres, no sé si es un valor que han visto, pero es una fuerza bastante evidente, y con Flor y con Leily estamos llevando el caso del 21N y ese era un elemento que veíamos. Se ensañaron con las mujeres por esa fuerza que tenemos y tenían que de alguna manera opacar o limitar esa fuerza que traemos, es un mensaje fuerte de parte del Estado.Te vas a quedar sin tu familia y sin tus amigos por una causa que no deberías de tener. Están trabajando en ver cómo esa fuerza y esa unidad,que solo las mujeres tenemos, se rompe. Es mi visión.

Flor- Yo igual,creo que es también volvernos a meter a la casa. Como decir: no, ustedes no tienen que estar en la calle, tienen que estar en la casa. Porque lo vemos desde todo este conservacionismo desde una cuestión del congreso declarando el día de la familia después del día de las mujeres. O sea, no tiene ni siquiera sentido. Entonces inclusive las propias mujeres lamentablemente que están en el congreso, o mejor dicho, que están en puestos de dirección, están promoviendo este tipo de acciones para volver a regresarnos a donde ha costado mucho salir por muchos años. Entonces creo que es importante que nos demos cuenta que no es una cuestión coyuntural, sino que esto es algo que va a seguir, y va seguir hasta que nosotras nos levantemos o otra vez nos vuelven a meter a la casa. Esto no puede seguir así.

Las abogadas además hacen una advertencia: todas y todos estamos en la mira del Estado, sobre todo si no se tiene un control social sobre los funcionarios y empleados públicos; ellos seguirán retrasando audiencias, encarcelando a mujeres y jóvenes que desean trabajar por un país más justo.

– Le está pasando a defensores, a periodistas, pero esto va en escalada: a juezas, magistradas, luego le va a pasar a la ciudad, a cualquier ciudadano o ciudadana, comenta Flor.

Para ellas este descontrol también se evidencia en cómo se armaron los casos contra Leily y Siomara.

– Un caso en dos días no puede estar, ¿qué solidez se tiene en un caso así? Ni que fuera un delito flagrante, indicó Claudia.

En el 2021 se registraron aumentos en las denuncias de violencia contra la mujer. El MP recibió 60,064 denuncias de las cuales 23,492 fueron desestimadas por el MP y el OJ, casi la mitad. Pero de estas, 10,688 mujeres aún no han sido notificadas sobre la desestimación de su denuncia. Para Flor y Claudia les parece una total injusticia que en casos de mujeres que tienen todas las pruebas necesarias para ser procesadas, las autoridades no tomen cartas en el asunto, mientras casos como los de Leily Santizo y Siomara Sosa son armados en dos días.

-Lo que más rabia nos da es cómo se instrumentaliza el sistema de justicia, cómo hacen que todo se acomode a lo que ellos quieran, expresó Claudia.

El caso de Leily Santizo y Siomara Sosa está siendo desarrollado por el Juzgado Tercero Pluripersonal de Primera Instancia Penal, presidido por Giesler Pérez. Este juzgado es de los más conocidos por retardar audiencias.

¿Por qué continúan luchando?

Claudia- Porque valoro a mis compañeras que fueron solidarias conmigo, valoro las mujeres que son, valoro el compromiso que tienen hacia su trabajo. Valoro las cualidades de Flor, es impresionante.

Flor- Aunque suene trillado pero, por justicia. Porque veo cómo esto es una injusticia, una injusticia muy grande y no solo ellas sino que las otras compañeras que están con ellas, que fueron también aprehendidas, y cómo estamos siendo mancilladas ahorita. Claudia y yo; no lo digo en una forma victimizante sino al contrario, esto me da más fuerza, pero sí, es feo como en redes nos están atacando. Entonces me da más rabia. Yo por justicia y rabia, porque me enoja, me enoja la injusticia.

Desde que inició el gobierno de Alejandro Giammattei, el MP liderado por Consuelo Porras como fiscal general ha aumentado la persecución contra las mujeres activistas, abogadas, fiscales y juezas: Nanci Sinto y Dulce Archila están siendo procesadas por la manifestación del 21N; la jueza Erika Aifán; la exfiscal Aliss noemi Morán; la auxiliar fiscal II Paola Mishelle Escobar Quiñonez y la fiscal de la FECI en Xela, Virginia Laparra. La lista puede ir en aumento, por ello acompañar cada caso es de suma importancia para no perpetuar la impunidad.

Las abogadas Claudia Orellana y Flor de María Gálvez seguirán acompañando, no a dos abogadas, si no a dos amigas, colegas incondicionales desde la ternura, el amor y la sororidad.

Flor de María Gálvez y Claudia González frente al Ministerio Público.

Ketzali Awalb’iitz Pérez Pérez

Soy joven, mujer, maya poqomam. Feminista y antiespecista. Estudiante de  Licenciatura en Música y Licenciatura en Arte Dramático. Creadora de letras y música que surge a partir de mi encuentro con el mundo y sus matices, actriz, zanquera y gestora cultural. Me construyo conjuntamente con mis amigas en búsqueda de la justicia, la ternura y la emancipación de nuestros cuerpos.

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