La sexualidad: una forma de autoconocimiento

Por: Sara Pérez

La sexualidad ha sido un tema manejado por el sistema y la religión desde hace siglos. Aunque con el paso el tiempo se hayan eliminado muchas creencias que la prohibían o hacían ver como “sucia”, ahora el sistema la manipula a través de diversos medios, como el internet, la música comercial, las series, películas y, especialmente la pornografía, colocándola en un espacio consumista, deshumanizado y sobre todo patriarcal. La sexualidad es solamente representada a partir de las relaciones sexo-genitales y el placer se centra en la experiencia del hombre y no de la mujer. Han manipulado nuestras mentes y cuerpos para que no conectemos con nuestra sexualidad sino sigamos un guion escrito que nos dicta cómo ella se debe vivir y expresar, limitando, de esa manera, nuestro autoconocimiento corporal, mental, emocional, espiritual y sexual, lo que nos desconecta de lo que realmente somos y todo lo que esta expresión representa en la existencia. 

Estamos acostumbradas a creer que la sexualidad es simplemente placer y solo se expresa de formas eróticas, pero es mucho más que eso. Culturas milenarias como la Hindú, Maya y Budista la reconocen como nuestra energía vital, la que sostiene nuestro cuerpo y nuestra mente, la que también nos permite ser creativas y emprender proyectos o iniciar cualquier tipo de proceso personal. A través de la energía sexual podemos reconocer los ciclos del cuerpo, tanto en mujeres, como en hombres. Las mujeres menstruamos y dentro de ese ciclo, hay mucha información que nos conecta con nosotras mismas y nos permite auto conocernos y crear, lo mismo sucede con los ciclos masculinos, que aunque sean diferentes existen. 

Esta desconexión con nuestro autoconcepto de sexualidad nos ha orillado a descuidar nuestra energía vital, alejándonos de ella y poniéndola en un espacio de consumismo y dependencia, en donde buscamos llenar nuestros vacíos emocionales, más que alimentar nuestra experiencia de vida. Al vivir la sexualidad como una compulsión dejamos de conectar con ella y la utilizamos como una herramienta para distraernos o desestresarnos, lo que convierte a la persona con la que compartimos esta experiencia en un objeto y no como un/una humano/a.  Si la experimentamos en soledad, no lo hacemos desde una conexión profunda con nosotras/os mismas/os, sino desde la necesidad de alimentar una compulsión, reitero. 

Es por estas razones y tantas más que es importante que nos demos el tiempo de estudiar y reflexionar sobre lo que es la sexualidad para nosotras, nosotros  y nosotres y, así, creemos una visión que nos permita experimentarla, desde el amor propio y compartido, desde el placer y la vida. Desde allí, nos será posible autoconocernos en las diferentes partes que componen nuestra existencia, mente, cuerpo, emoción y espíritu, y utilizar esta energía de la manera más beneficiosa para nuestro crecimiento personal y colectivo. Romper con los esquemas y los guiones establecidos por el sistema y las religiones es necesario para realmente empoderarnos y usar nuestro poder de decisión y creación para vivir. También para usar nuestra energía sexual como un bienestar y no una compulsión, ni como algo impuesto que es ajeno a lo que realmente somos. 

La sexualidad es una forma de autoconocimiento cuando somos capaces de explorarla desde esa curiosidad que nos empodera y permite elegir cómo queremos vivirla y compartirla, dejando atrás ideas o creencias impuestas. Esto nos permitirá abrirnos a experimentarla desde el verdadero goce para que también no solo la utilicemos como una forma de placer sino desde la creatividad, fuerza y abundancia que reside en ella y que nos permite movernos en cada uno de los aspectos que componen nuestra vida y en sincronía. 


Ruda

RUDA surgió en 2017 entre reuniones e ideas del consejo editorial de Prensa Comunitaria bajo la necesidad urgente y latente de tener un espacio digital en dónde evidenciar, publicar y visibilizar las luchas de las mujeres. Mantener la memoria VIVA de casos históricos como el Caso Molina Theissen, el caso de las abuelas de Sepur Zarco y el Caso de las 56 niñas en el Hogar Seguro Virgen de La Asunción. Un espacio sembrado y formado con miradas feministas, comunitarias y sobretodo resilientes ante la violencia contra las mujeres en el mundo. En noviembre de 2018 accedimos a un pequeño fondo del Fondo de Acción Urgente - FAU, en un encuentro entre activistas, abuelas, jóvenes, indígenas, mestizas, brujas, chamanas, ancestras, sanadoras y defensoras del territorio de Abya Yala en Paraguay, nos dimos cuenta de la necesidad de cómo y porqué visibilizar esas luchas históricas de las defensas de los territorios por las mujeres y trascender de lo nacional a lo continental, colocarles nombre, historicidad, palabra, amor, ternura, arte y sobretodo una memoria viva que mantenga presentes nuestras luchas en el mundo y la era digital, pero que también nos llevó al camino de reencuentro consciente con nuestros cuerpos y territorios personales como fundadoras de la revista.

Anterior
Anterior

Movilización territorial alza la voz en jornada histórica

Siguiente
Siguiente

Niñas manifiestan con fuertes críticas artísticas frente al Congreso de la República