La democracia es más que un cliché, votemos y hagamos la diferencia
Nuestra historia nos hace recordar que somos parte de un sistema democrático, pero entre el caos político que hemos atravesado las últimas semanas, no podemos evitar preguntarnos: ¿existe la democracia en Guatemala? La Constitución reafirma y responde esta pregunta, pero más allá de un papel, ¿es realmente respetada la voz de las guatemaltecas?
Como ciudadanas, estamos llenas de dudas y preguntas, pero sin respuestas. A pesar de que, como país, hemos expresado nuestro deseo porque se garanticen nuestros derechos humanos, parece que los mismos creadores y fundadores de esta triste realidad insisten en seguir brindándoles a las ciudadanas más de lo mismo. Esto resulta en la existencia de un financiamiento privado lleno de excesos vs. un escaso financiamiento público, acompañado de donaciones e inversiones que más que actos de filantropía, resultan ser actos de beneficio personal, malversado por las mismas manos que suponen deben alimentar y ayudar a un país empobrecido. Esto nos deja en una situación crítica aún más palpable después de una pandemia y un Gobierno que lamentablemente nos representó durante esa crisis de salud pública.
Como resultado, existe una innegable crisis de credibilidad hacia todos los partidos, candidatas y candidatos que han prometido mejorar Guatemala, pero solo han llevado a nuestro país a un túnel que es cavado cada vez más profundo por el siguiente candidato que copia y pega la misma promesa en diferentes discursos.
Y sí, mayormente no somos expertas en política, pero nuestras vivencias nos hacen expertas en saber lo que significa vivir en un país inundado por la corrupción y sus consecuencias. Esto debe hacer que cuestionemos las promesas políticas, nos manifestemos abiertamente en contra de lo que está mal y nos hace retroceder como país demócratico y libre que deberíamos ser, y sigamos promoviendo las leyes que generen el cambio. Sobre todo, debemos luchar porque no se nos nieguen nuestros derechos humanos.
Debemos recordar eso: nuestra humanidad. Esa que se pierde al ver a las niñas con desnutrición, la falta de educación, la carencia en el acceso a la salud pública, la violencia que amenaza diariamente la vida de niñas, niños,, hombres, mujeres, la vida de todas. Existe una lista interminable de violaciones a nuestros derechos humanos que, como ciudadanas, nos hemos visto forzadas a aceptar en nuestra vida cotidiana, aún sabiendo que esa no es la realidad en la que los guatemaltecas deberíamos de enfrentar el día a día.
Guatemala es un país con un ingreso medio-alto y representa la mayor economía a nivel Centroamérica por su población. Sin embargo, el país tiene también la tasa de pobreza y desigualdad más alta de Latinoamérica y el Caribe, siendo la falta de educación y oportunidades laborales las principales causas de esta realidad.
En un reportaje del 10 de julio luego de la primera vuelta electoral en el país, BBC Mundo hace énfasis en varios puntos importantes: “El gran problema de Guatemala es la desigualdad, lo que ha generado que su mayor y primer desafío sea reducir los enormes registros de desnutrición que tiene”; además que "el problema del coeficiente intelectual es grave porque es el punto de partida de mayores problemas para los menores y los adolescentes”; y que uno de los mayores desafíos que deberá afrontar el próximo mandatario será el de la educación, cuyos índices no solo son los más bajos de la región sino de todo el mundo.
Concluyen: “Si algo tiene claro el país es el diagnóstico de sus problemas a un nivel muy detallado”.
BBC Mundo menciona en el reportaje que quisieron contactar con el Servicio Nacional de Seguridad Alimentaria y con el Ministerio de Educación para conocer los planes en acción que se llevan a cabo para enfrentar estas crisis y no recibieron respuesta alguna. Esto solo hace más evidente la necesidad de seguir levantando la voz, y luchando por el bien común, lo cuál va más allá de las ideologías o creencia alguna. Como país, enfrentamos tiempos de cambio, y necesitamos de un frente unido que se informe para que no repita lo mismo de las campañas anteriores.
Nuestra voz es tan fuerte que ha quitado del poder a aquellos que en algún momento nos alimentaron de falsas esperanzas. Nuestra voz se ha hecho escuchar cada vez que nuestros derechos se han visto amenazados, cada vez que han robado lo que como país hemos trabajado tanto para pagar. Ante cada injusticia, la inseguridad, la falta de oportunidades, y la adversidad, una y otra vez, ¡nos hemos levantado y alzado nuestra voz!
No dejemos que esta ocasión sea la excepción. Que en este tiempo electoral no haya ignorancia política, desinterés, ni votos nulos. No permitamos que la historia se repita una y otra vez, no solo para nosotros mismos, sino también para quienes más padecen las consecuencias de la corrupción en nuestro país, porque mientras el poder se lleva el dinero de las guatemaltecas a manos llenas, una madre no tiene qué darle de comer a su hijo, y así existen miles de historias más que nos rodean y que viven en cada uno de los rincones en nuestro hermoso país.Un país que posee tanta riqueza natural y cultural, y que al mismo tiempo, se ha nublado por las crisis que aquejan sus habitantes.
Que esta constante no apague nuestra voz, sino que al contrario, que se levante tan fuerte que seamos nosotras los creadoras de ese cambio positivo que tanto anhelamos y necesitamos. No dejemos que la democracia sea el cliché que marque la diferencia de nuestro país y de nuestras vidas. ¡Votemos y hagamos de Guatemala un lugar mejor!