¡La ciudad necesita de los pueblos y ellos necesitan tierra!
Por: Marylin Guevara
Este 26 de abril un compañero vendedor del mercado de la colonia Verbena en la zona 7, nos dio una gran lección compartiendo en la colonia vecina parte de sus cultivos.
Estacionó su vehículo frente a una gasolinera y empezó a llamar a la gente que pasaba para que se acercara y darle proporcionalmente una diversidad de verduras, al poco tiempo una patrulla se paró frente a la muchedumbre de gente que hacían fila para recibir las verduras que bondadosamente, el compañero junto a su compañera repartía a las personas de la colonia.
Los policías se acercaron al compañero a preguntarle cuál era la situación. Y él les contestó que «era vendedor del mercado en la Verbena y que las verduras que estaban en el picop eran parte de su cosecha y de lo que él vendía. Pero que hoy había decidido donarlo para la gente, porque él sabía lo que se está viviendo y que mucha gente necesita comida». Ante esto, los policías trataron de «apoyar» para mantener el orden y que las personas que hacían fila, mantuvieran su distancia.
Esto, sin embargo, fue una acción tan humana, que merecía ser reconocida. Sobre todo, por las personas que habitamos el área urbana, esas personas que muchas veces se mofan de ser racistas y discriminadores con los y las compañeras mayas campesinas.
Las personas de la ciudad que aún están perdidos en su burbuja de prejuicios clasistas y raciales, no logran comprender que lo que nos une al campo, es precisamente el alimento.
Las verduras y frutas que encontramos en los mercados de nuestras zonas, son producto del trabajo agrícola de muchas familias mayas campesinas de las distintas regiones del país.
Por ello, cuando los compañeros campesinos salen a las calles a manifestar o cierran carreteras, en muchos casos es por falta de tierras o por el despojo que sufren por los monocultivos de la caña de azúcar o la palma africana.
El impacto que tiene el monopolio de la tierra en el país, no sólo afecta a las familias que necesitan tierra para su subsistencia, sino también a todos aquellos que nos alimentamos del abastecimiento que recibimos desde sus comunidades.
Por eso, considero necesario este tipo de reflexiones, que nos invite a cuestionarnos, sobre todo aquellos que se refieren a los y las compañeras campesinas «como indios o vagos», cuando salen a manifestar.
Los pueblos mayas necesitan tierra para cultivar y nosotros la gente de la ciudad, necesitamos de sus cultivos para nuestra alimentación.
En general, se trata de la defensa de la soberanía alimentaria de nuestro país. Lo que les hace falta a las personas de la ciudad es reconocer que necesitamos de los pueblos y sus cultivos, que la tierra es valiosa para vida y el desarrollo de nuestro país.
Pero si la población citadina no logra despertar su conciencia y comprender que las luchas de pueblos son legítimas y que también nos afecta: si ellos no tienen tierra para cultivar o si no tienen agua para regar sus siembras, se pierden las cosechas y, por lo tanto, afecta el abastecimiento que recibimos en el área urbana.
¡La ciudad necesita de los pueblos y ellos necesitan tierra! No es difícil de comprender, solo necesitamos abrir los ojos de la mente y el corazón, para reconocer que es el pueblo quien salva al pueblo.