Justicia para Luz María: una lucha que no se detiene
En una sala pequeña pero llena, a los ojos de decenas de periodistas y de la sociedad guatemalteca, la sentencia condenatoria por el femicidio de Luz María López Morales fue leída: 50 años de prisión para el femicida Jorge Zea. Esta es la pena máxima por el delito de femicidio en Guatemala, que se logró luego de un año y nueve meses en los que la familia López Morales exigió justicia. Pero la sentencia no es definitiva, y aunque las pruebas fueron contundentes, esta fue apelada y debe iniciar otro proceso antes de quedar firme.
Los tres meses de un juicio
La espera por el inicio del juicio contra Jorge Zea fue larga. La etapa previa, llamada etapa intermedia, estuvo caracterizada por retrasos en las audiencias que mantuvieron la expectativa sobre si Zea, quien estaba en prisión preventiva desde el 22 de enero de 2021, sería enviado a juicio o no.
Fue hasta el 20 de diciembre de 2021 cuando el juzgado de femicidio consideró que habían suficientes pruebas preliminares para enviar a Zea a juicio. Este se llevaría a cabo el 20 de enero de 2022, pero por motivos de agenda de los tribunales este quedó en el limbo por unos meses.
Finalmente, la fecha del juicio se estableció: iniciaría el 27 de julio, a cargo del Tribunal Segundo Pluripersonal de sentencia para femicidio y violencia contra las mujeres. Desde el primer día, el tribunal conformado por Carlos Pacay, Ana Leonardo y Héctor Rosales, acordaron realizar audiencias los martes y jueves.
Para Edgar Gómez, fiscal adjunto de femicidio del Ministerio Público (MP), el juicio fue relativamente corto. “Este no tuvo suspensiones de audiencias, son factores que influyeron positivamente porque se fue respetando la agenda del juzgado”.
Aunque hubo pocas suspensiones, una por falta de equipo y otras porque integrantes del tribunal se contagiaron de covid-19, el ritmo de las audiencias se aceleró a partir del 3 de octubre, fecha desde la cual se realizarían audiencias diarias o tres veces por semana para conocer las pruebas.
Lo que caracterizó este juicio, de acuerdo con Erick Maldonado, el abogado del Instituto de la Víctima que acompañó a la familia López Morales, fue que se basó en prueba indiciaria. Esto quiere decir que no hubo una persona testiga del hecho, sino que las pruebas como el carro, el estado de la casa y las cámaras de seguridad fueron las que hablaron por sí solas acerca del femicidio cometido por Zea.
Una hipótesis confirmada
El MP, en su investigación, determinó que Jorge Zea asesinó a Luz María López Morales en su casa el 19 de enero de 2021. Ambos tenían una hija de dos años, quien se comprobó que fue la única testiga del femicidio.
Zea intentó desaparecer el cuerpo con fuego, pero llamaba la atención de la colonia donde vivían. Así que al día siguiente aparentó ir a dejar a Luz a su trabajo en el Modelo de Atención Integral a Niñez y Adolescencia del MP (Maina) en la Avenida Simeón Cañas alrededor de las 7:00.
De acuerdo con las cámaras de seguridad, Luz María nunca bajó del auto ese 20 de enero. Luego de las 15:00 Zea regresó al lugar y preguntó por Luz, cuando ya había ocultado el cuerpo en un tragante a unos metros del lugar, al lado del Diamante Infantil.
Para determinar estos hechos, el MP presentó pruebas materiales, videos, conversaciones de WhatsApp, peritajes forenses, genéticos y testigos. Fueron más de 100 pruebas en contraste con ninguna prueba ni testimonio presentado por Zea y su defensa.
¿Qué implica llevar un juicio por femicidio?
De acuerdo con Karina López, psicóloga del Instituto de la Víctima que acompañó a la familia López Morales, llevar un proceso legal en sí mismo es desgastante, y sumando el hecho de compartir espacio con el femicida, aunque fuera cubierto por un biombo.
“Tenían un proceso terapéutico previo para que esto fuera un poco más viable sin embargo, evidentemente al ver las pruebas al escuchar todos los inicios que se recabaron, fue muy fuerte para ellos”, explica la psicóloga.
Además, Karina López menciona que el desgaste se extiende hacia toda la familia cercana y amistades de Luz María. Como pudo observarse en cada audiencia, el acompañamiento de tías, primas, amigas, fue constante en las afueras del juzgado de femicidio. “La búsqueda de justicia era lo que les mantenía en pie y les daba la fortaleza, el apoyo familiar, las redes que se comenzaron a construir a partir de esto”, explica.
Zea apela la sentencia
La familia López Morales fue notificada de dos apelaciones: una de parte de la Defensa Pública Penal (DPP) y otra de dos nuevos abogados particulares de Zea. Erick Molina, abogado del instituto de la víctima, explica que las apelaciones presentadas el 3 de noviembre son por aspectos de forma, y que la DPP pide reiniciar el juicio y los abogados particulares anularlo.
Luego de presentada la apelación, la Sala Segunda de Apelaciones debe decidir si la admite. Si lo hace, debe dar una fecha para el debate de segunda instancia, una audiencia oral o escrita donde los abogados deben contraargumentar la apelación.
“Esta etapa es un poco lenta por eso porque digamos la Sala de Apelaciones conocen todos los casos de los tribunales de sentencia, en este caso en el departamento de Guatemala solo tenemos dos salas”, explica Molina.
Para Ada Morales, madre de Luz María, los argumentos de la apelación se basan en descalificar el trabajo de la investigación y el análisis del tribunal.
“Falta mucho todavía, entonces tenemos que seguir luchando, o sea, no ha terminado la búsqueda de justicia hasta que no digan que la sentencia sea firme”, menciona Ada, a la expectativa de los pasos a seguir con la apelación.
La Fiscalía contra el Femicidio no ha sido notificada de esta apelación. Gómez comenta que se enteraron de dos apelaciones por los medios de comunicación, y que de ser recibida deben pasar a la Fiscalía de Impugnación.
La búsqueda de justicia no termina
Para Ada Morales, la justicia no termina aún. Aunque quisiera que el proceso hubiera concluido con la sentencia y las medidas de reparación, no veía venir una apelación luego de que se comprobó la responsabilidad de Zea.
“Ha sido bien desgastante y difícil ahora que esto ya paró, pues cuando ya había condena empecé a vivir bien mi luto. Como que hasta ahorita empezamos como familia a vivirlo de verdad. Pero la justicia aún no ha terminado”, menciona Ada.
La justicia sigue siendo una meta para miles de mujeres en Guatemala. En palabras del abogado Maldonado, el caso de Luz María también refleja las necesidades de cambio en el sistema de recepción de denuncias, ya que Luz había buscado denunciar a su esposo en el MP de Gerona y la enviaron a dos sedes distintas, dilatando su denuncia.
La respuesta de la Sala Segunda de Apelaciones sigue pendiente, mientras tanto, la familia y quienes acompañaron el proceso esperan que quede firme la sentencia que permita cerrar un ciclo de dolor para avanzar en la reparación digna.