Jueza escucha testimonios de las familias de las víctimas del Hogar Seguro

El Juzgado Séptimo de Sentencia Penal conoció la novena y décima audiencia del Caso Hogar Seguro Virgen de la Asunción, el 20 y 27 de febrero. La jueza Ingrid Cifuentes escuchó los testimonios de dos familiares de las niñas víctimas, ocurrido el 8 de marzo del 2017. También se presentaron informes de las autopsias realizadas a 9 de ellas.  

Por Kristhal Figueroa

En la décima audiencia, se presentaron los tres peritajes de los médicos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF): Melvin García, Fredy Alvarado y Danilo Arita, que establecieron que la causa de muerte de nueve víctimas fue asfixia, neumonía e intoxicación por inhalar monóxido de carbono.

Estos informes se suman a otros 20 presentados durante otras audiencias del caso. En todos ellos, los cuerpos de las niñas presentaban quemaduras en un 40 al 95% de sus cuerpos.  

Los testimonios  

Algunas de ellas llegaron al Hogar Seguro Virgen de la Asunción después de que se les activara una alerta Alba-Kenneth, el mecanismo de la Procuraduría General de la Nación para localizar y resguardar a menores de edad sustraídas o desaparecidas.

Ese era el caso de la hija de Ana Kelly Alvarado, una de las 15 sobrevivientes del incendio, el 8 de marzo de 2017, que cobró las vidas de 41 de sus compañeras, quienes fueron colocadas en un pequeño salón tras denunciar maltrato. Alvarado testificó frente a la jueza Cifuentes en el juicio Hogar Seguro el 20 de febrero.

La hija de Alvarado se escapó con una amiga, en 2017, y regresó 8 horas después. Junto a su mamá, visitó una subestación de la Policía Nacional Civil (PNC) para desactivar la alerta Alba-Keneth que su familia había activado. Allí, las enviaron a la sede de la PGN, ubicada en zona 1 de la ciudad capital, donde permanecieron de 8 a 10 horas. Posteriormente, las trasladaron a un juzgado donde celebraron una audiencia. La jueza resolvió enviar a la niña al Hogar Seguro Virgen de la Asunción.

“Dijo que no me daba abasto para cuidarla”, señaló la madre. Alvarado es viuda y trabajaba todo el día para sostener a sus hijos, “como muchas mujeres en el país”, dice.

Alvarado accedió enviar a su hija al Hogar Seguro porque le dijeron que allí recibiría educación, atención médica y psicológica. Pero la realidad fue diferente: cuando la visitaba, la niña denunciaba que recibía maltrato, golpes y comida en malas condiciones. En una ocasión, la encontró con las costillas lastimadas y en otra, “con el cuello golpeado, dijo que una compañera había intentado ahorcarla”, señaló la madre.

 En marzo de 2017, se celebraría una audiencia para que la hija de Alvarado volviera a su casa. Días antes, sucedió el incendio.

El segundo testigo que se presentó ante la jueza Cifuentes fue Emilio Marroquín. Él es tío político de una de las víctimas del incendio en el Hogar Seguro y la había cuidado, junto a su esposa, desde que era pequeña. Su familia también activó una alerta Alba-Keneth después de que la niña se escapara de su hogar y, tras un proceso, fue enviada al Hogar Seguro.

El día del incendio

Ana Kelly Alvarado se encontraba en su hogar la noche del 7 de marzo, día que las niñas y adolescentes del Hogar Seguro manifestaron por las condiciones en las que vivían. Llamó al lugar, pero le dijeron que “todo estaba bajo control”, explicó. La mañana siguiente, una vecina llegó a su casa para avisar del incendio en el centro.

Ella dejó su trabajo para dirigirse al Hogar Seguro. Allí, nadie le informaba sobre la situación de su hija. Tuvo que “buscar, perseguir a los bomberos y periodistas, hasta que me llamaron para darme información”, señaló. Le dijeron: “No sabemos si es de las fallecidas, las trasladadas al hospital o de las desaparecidas”.

Alvarado buscó a su hija por más de 24 horas. Visitó las morgues de los hospitales San Juan de Dios y Roosevelt y a todas las niñas hospitalizadas. “Fue la experiencia más traumática de mi vida”, indicó. La encontró el 9 de marzo, en el hospital San Juan de Dios. La reconoció porque, a pesar de que las quemaduras cubrían su espalda y brazos, su rostro no.  

La hija de Ana Kelly fue una de las niñas que fueron trasladadas a Estados Unidos para recibir tratamiento, como resultado de la gestión del médico Edwin Bravo. Regresó el 13 de marzo y Ana Kelly se dirigió al aeropuerto La Aurora a recogerla, bajo instrucciones de la PGN. Pero no se le permitió verla.

La niña fue trasladada al Refugio de la Niñez, donde pudo ver a su madre por cinco minutos. “Fueron hermosos. Mi hija venía con lesiones, pero sana. Era como verla nacer de nuevo, pero triste por ver cómo quedó”, dijo conmovida.

La familia de Emilio Marroquín también buscó durante horas a su sobrina. Pero ella no sobrevivió al incendio. “Quiero que se haga justicia (...) Que la sentencia sea clara, equitativa e imparcial”, dijo a la jueza.

Emilio Marroquín señaló que durante el proceso judicial, las familias de las niñas han sido constantemente revictimizadas. “Nos tratan como culpables. Un juez dijo que las familias deberíamos estar sentadas en el banquillo de los acusados”, explicó. Además, recordó que en una de las primeras audiencias, una de las madres se desmayó y la jueza solo pidió “que se evacuara la sala”, sin solicitar que se le brindara atención médica.

El juicio continuará el 11 de marzo. Durante este mes el tribunal conocerá el caso los lunes.

Kristhal Figueroa

Periodista y socióloga en formación. Interesada en narrar la situación de las mujeres, movimientos sociales y juventudes. Feminista de la periferia de la Ciudad de Guatemala. Becaria de la International Women’s Media Foundation e integrante de la octava generación de la #RedLATAM de Distintas Latitudes.

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