Imaginarnos otro mundo posible

Por: Carolina Lafuentes Leal

“Libertad para Hanna Arendt no es algo interno, no es el libre albedrío,

la define más bien como una libertad pública y se da en la medida que

 las y los seres humanos puedan actuar y debatir su devenir

en espacios comunes, públicos. El verdadero elemento revolucionario

es el acto de constituir algo, ser parte de la decisión sobre el destino.”[*]

Desde que participé en el primer Encuentro de Mujeres que Luchan convocado por las compañeras zapatistas en Chiapas-México, comprendí que otro mundo era posible. Un año y medio luego de aquella experiencia, estalla Chile, un 18 de octubre del 2019.

Viviendo en el Cerro Florida, Valparaíso, no sabía que encontraría una comunidad orgánica, sencilla y con deseos de vivir.

Caceroleamos creando nuestro propio ritmo durante el mes de octubre y noviembre, cada día a las ocho, cada día imaginábamos hacer algo distinto al día anterior. Abajo los militares se adueñaban de la ciudad a las 18:00 hrs y nosotras en los cerros con ollas, cucharas de palos, tambores, intrumentos y nuestros cuerpos.

https://soundcloud.com/cacero-flower/caceroleo-increible

La imaginación se volvió parte de nuestros encuentros-reuniones. Algunas, algunes bajábamos a las marchas y otras se quedaban atendiendo el watsap para saber que estábamos bien. Así comenzamos a hacer tribu, mirándonos a los ojos, compartiendo palabras y sentimientos.

Nos reuníamos los miércoles para utilizar un espacio en recuperación para construir un compostaje comunitario y comprender la importancia del qué hacer con la basura. Allí seguimos intentando convivir y comprender la importancia de las lombrices en nuestras vidas, la conciencia de los residuos orgánicos y la importancia de hacerlo en colectivo y hacernos cargo hacía donde va lo que desechamos.

Seguían las marchas, la represión policial y estatal, muchas personas heridas, mutiladas de sus ojos, violaciones a los derechos humanos y a la vida digna. Así sigue el contexto de hoy en Chile, a cinco meses de la incertidumbre institucional y empresarial, pero con la posibilidad de imaginarnos todo y hacer comunidad.

En nuestro microcosmos de la vida cotidiana, seguimos mirándonos a los ojos y compartiendo las angustias y ansiedades que inundan el aire junto con el olor a lacrimógena que sube al barrio (vivimos arriba de plaza victoria).

Y al imaginar otro mundo posible, mujeres con mayor sabiduría y experiencia porteña, comenzaron a juntarse y nos propusieron crear una feria de trueque; nos convocaron al Nodo Florido.

Funcionaría como una economía social donde la forma de intercambio serían “los pétalos”, dejando el dinero del capital fuera y trayendo belleza y estética creativa al intercambio. Parecía algo diferente y hasta lúdico, más se iría transformando en un cambio del orden simbólico desde donde encontramos significantes para convivir, vincularnos y colaborarnos.

La invitación es a transformarnos en prosumidoras y que hiciéramos el ejercicio de dejar de consumir y desechar. Cada una-e-o ofrenda al espacio sus manos, su tiempo, su medicina, su amor y cuidado, para que la vida recupere el sentido de estar aquí en medio de la desesperación y el ataque televisivo del miedo.

Han acontecido 12 jueves consecutivos de feria en la junta vecinal del cerro florida (quien facilita el espacio)  y dos ampliados en la Plaza Mena para invitar a que otras personas se sumen. Nuestros cuerpos lesbianos, disidentes, heteros, antiguos, de  infancia y juveniles han convergido en este encuentro.

Fotografía: cortesía

Los principios del Nodo Florido:

El “pétalo” es un instrumento de cambio, no acumulable. Su valor está dado por la cantidad de operaciones que se puedan realizar / No se critica el desempeño del comité organizador /Horizontalidad; consensos y no mayorías en la toma de decisiones / La conciencia de red es conciencia de abundancia y no de pobreza / El valor de un producto se rige bajo el concepto de “precio justo” y considera tanto los insumos como la mano de obra utilizada para su confección. / El trabajo voluntario dentro de los nodos es absolutamente contraproducente, ya que detiene la esencia del intercambio.

Para mí, este último principio integra la posibilidad de creer y concretar un que hacer descolonizador y ecofeminista; Ante el escenario actual de crisis ecológica, el Nodo Florido se establece como una alternativa de economía local, solidaria y sustentable. Se fomenta una producción limpia, la reutilización y revalorización de los residuos entre sus participantes.

Junto con el nombrar: “Hasta que valga la pena vivir” o “Que la dignidad se haga costumbre”, frases que circulan en medio de las marchas y de las voces en las paredes, estalló también un deseo de transformación y la posibilidad de imaginación, ¿qué haremos con esto?: Imaginarnos otro mundo posible y como dijo Yoko Ono : “lo que intento hacer, es presentar una situación sin terminar, para que la gente la complete con la mente” y agregaría con el cuerpo sintiente.

“Imagina a todo el mundo.
viviendo el día a día…
Imagina que no hay países,
no es difícil hacerlo.

Nada por lo que matar o morir,
ni tampoco religión.
Imagina a toda el mundo,
viviendo la vida en paz…

Imagina que no hay posesiones,
me pregunto si puedes.
Sin necesidad de gula o hambruna,
una hermandad de mujeres.
Imagínate a todo el mundo,
compartiendo el mundo…

Puedes decir que soy una soñadora,
pero no soy la única.
Espero que algún día te unas a nosotras,
y el mundo será uno solo.”.

Composición Yoko Ono

 

*Carolina Lafuentes Leal

Psicoterapeuta Feminista

Vecina del Cerro Florida

Valparaíso, Chile.

[*]“Hasta que valga la pena vivir” Ensayos sobre el deseo perdido y el capitalismo del yo. Constanza Michelson, pág. 35

Ruda

RUDA surgió en 2017 entre reuniones e ideas del consejo editorial de Prensa Comunitaria bajo la necesidad urgente y latente de tener un espacio digital en dónde evidenciar, publicar y visibilizar las luchas de las mujeres.

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