Guatemala se tiñe de violeta

Fotografía: Nefelifatas Huehuetenango

Como el color de las jacarandas, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer florece en tonos violetas. Desde su historia hasta los pañuelos, el color y los símbolos, han sido tomados por las mujeres para manifestar sus demandas colectivas y específicas de acuerdo a cada contexto.

El origen del Día Internacional de la Mujer tiene diversas historias, que hacen memoria de las diversas luchas en el mundo por el derecho a la educación, al voto y al divorcio. Sin embargo, la fecha del 8 de marzo se comienza a utilizar en Europa como el día en que las mujeres manifestaban su rechazo a la primera guerra mundial. En Rusia se conmemoraba el Día de la Mujer el último domingo de febrero. En 1917, luego de la revolución rusa, las mujeres conquistaron el derecho al voto el 8 de marzo. A partir de 1977, la ONU oficializó la fecha.

Los modelos de organización también han sido diversos, y este 8 de marzo las colectivas y asociaciones en cada región del país se organizan para posicionar sus reivindicaciones y luchar por una vida digna para las mujeres, algo que realizan todos los días, pero que en fechas como esta se posiciona en la agenda pública y en un diálogo amplio.

En toda Latinoamérica las movilizaciones de mujeres por distintas causas, que van desde el derecho a una vida libre de violencia, el repudio hacia los femicidios y el derecho a decidir, no se han detenido con la pandemia. De hecho, la denuncia sobre el aumento de la violencia contra las mujeres durante el confinamiento ha sido parte de los repertorios de protesta de las mujeres, quienes señalan que los gobiernos no pensaron en las medidas que garantizaran sus derechos durante las crisis.

Para el caso de Guatemala, el aumento de la violencia contra las mujeres y el conocimiento de casos como el femicidio de Litzy Pérez y Daniela Hernández en 2020, despertaron la indignación colectiva de las mujeres, que realizaron movilizaciones en distintos puntos del país. El nuevo año inició con cifras alarmantes de femicidios: para el 23 de enero habían sido asesinadas 39 mujeres de forma violenta, entre ellas, Luz María del Rocío, y niñas como Hillary Arredondo y Sharon Figueroa.

En las movilizaciones se han unido mujeres de distintos contextos. Algunas han viajado hasta la Ciudad de Guatemala para manifestarse en la Plaza de las Niñas, y al mismo tiempo muchas se han organizado para manifestarse en los parques y plazas de distintos departamentos. Acá, conversamos con distintas mujeres que luchan en colectivo para defender sus derechos y situar al movimiento en los departamentos de Huehuetenango, San Marcos, Izabal, Sacatepéquez y Quetzaltenango.

A continuación compartimos el link de un mapa donde se encuentran las movilizaciones contra los femicidios del 2020 y 2021

Movilizaciones contra los femicidios

En estos mismos departamentos se realizaron acciones públicas en rechazo a los femicidios y las desapariciones de mujeres, ya fueran del departamento o de otros. Se recuerdan especialmente las movilizaciones por el femicidio de Lizty Pérez, donde se cantó la Canción sin miedo de Vivir Quintana con la letra adaptada para Guatemala.

#NiUnaMenos: movilización de mujeres contra las violencias patriarcales

Este año hay diversas convocatorias para acciones de calle y digitales. Desde la articulación del Bloque de Jóvenas, se han convocado a caravanas y concentraciones para el domingo 7 de marzo. El lunes 8 se realizará la caravana anual por el Día Internacional de las Mujeres.

Un contexto conservador

Al conversar con cada una, coinciden que Guatemala es un país profundamente conservador y machista. Desde San Marcos, Cecilia Paiz de la Colectiva Mujer Ármate menciona que es una de las características más sentidas en el departamento, “por lo mismo creemos que el impulsar el movimiento feminista es muy importante para poder comenzar a cambiar desde adentro los pensamientos tan conservadores que se tienen”.

Paralelamente, a 700km de distancia el conservadurismo también ha afectado a Livingston, Izabal. Ingrid Gamboa, directora de la Asociación Iseri Ibagari cuenta cómo el estigma y la discriminación hacia las personas diagnosticadas con VIH y el gran tabú y resistencia religiosa contra la educación sexual integral para evitar la propagación. “La organización nace para salvar vidas ante la ausencia del Estado en aquel momento con una pandemia que nos estaba diezmando”

En estos contextos, para Nelly Monzón de Nefelifatas Huehuetenango «lo que hacemos en el departamento es profundamente revolucionario”, porque se enfrentan a una serie de estereotipos patriarcales y a la violencia y el estigma que tiene nombrarse como feministas o trabajar directamente con las mujeres, priorizando su salud integral y autonomía.

En Quetzaltenango, Alejandra Teleguario de Be RadFem Xela cuenta que el conservadurismo también ha sido fuente de ataques hacia el movimiento, y que con los prejuicios religiosos “hay temor todavía de poder reivindicarnos como mujeres feministas por el mismo pensamiento conservador que persiste en el departamento y más en el municipio”. Sin embargo, recalca la articulación creciente entre mujeres que se han organizado como bloque de colectivas.

Mural Mujer Ármate San Marcos ubicado en la entrada de San Pedro Sacatepéquez. Foto: Colectiva Mujer Ármate, San Marcos.

Derechos sexuales y reproductivos

Una de las demandas fundamentales para las mujeres es la garantía de los derechos sexuales y reproductivos como derechos humanos. Asimismo, este tema ha sido eje central de varias colectivas y asociaciones. En el caso de Iseri Ibagari, Ingrid cuenta la dificultad de hablar del tema cuando se trata del VIH, ya que los contagios se han feminizado, y han sido contagios en el espacio doméstico. “Es el mismo marido que lleva la enfermedad a la casa. ¿Cómo hacer entonces para empoderar a las mujeres sobre sus derechos sexuales, sobre su cuerpo?”

Foto: Prevención del VIH, Izabal

Trabajar el tema es fundamental, ya que normalmente se detecta que las mujeres tienen VIH hasta una etapa muy tardía donde es muy difícil tratarlo. Desde la asociación se hacen pruebas de VIH gratuitas todos los días “Estamos buscando con nuestras actividades un diagnóstico temprano donde las mujeres tengan derecho de vivir una vida saludable, vivirla con VIH pero que no esperemos que se enferme y que ya llegue a los hospitales cuando ya no se puede hacer mayor cosa por ellas”.

Para las colectivas Mujer Ármate y Be RadFem Xela, los derechos sexuales y reproductivos son un eje principal. Desde procesos de formación hasta campañas y facilitación de métodos anticonceptivos, «el poco abordaje de los derechos sexuales y reproductivos y lo podemos ver reflejado en el aumento de embarazos en niñas y adolescentes tanto de la cabecera departamental como en el resto de municipios de Quetzaltenango”, menciona Alejandra Telguario, y que la colectiva trabaja especialmente con adolescentes y jóvenes.

El tema de los embarazos en niñas es una problemática grave que también preocupa a las colectivas de Nefelifatas Huehuetenango y Feministas Organizadas Alta Verapaz. Nikté Chopen cuenta que “Alta Verapaz es un departamento que de muchas formas ha sido uno de los departamentos en los que más violencia sufren las mujeres, de desnutrición, cuestiones de abuso sexual, abuso hacia niñas, embarazos infantiles”. Precisamente, en 2020, Alta Verapaz registró 10,142 embarazos en niñas y adolescentes entre 10-19 años, en Huehuetenango se registraron 11,318 de acuerdo con el Observatorio en Salud Sexual y reproductiva (OSAR).

Foto: Nefelifatas Huehuetenango

Resiliencia y autoconciencia

Los contextos de violencia estructural y cotidiana han sido motivo de denuncia y resistencia constante para las mujeres. En Antigua Guatemala, Alejandra Hernández cuenta que la Colectiva Feminista Artesanas nace en un momento donde sucedieron cuatro femicidios en Antigua y sus alrededores en el año 2005. “Eso nos trastocó demasiado porque no se hicieron investigaciones, las familias de estas mujeres quedaron prácticamente en el olvido. Entonces lo que hicimos fue empezar a acompañar a las familias desde un acompañamiento de sanación y de apoyo psicológico, buscando los insumos que pudieran ayudarles también a los hijos y las hijas de estas mujeres que habían sido asesinadas”.

En Alta Verapaz, Nikté resalta la resiliencia de las mujeres “puedo hablar de resiliencia como una cualidad común de todas las mujeres, pero en Alta Verapaz no se sobrevive sin resiliencia. Cuando yo escucho la palabra resiliencia, cuando yo escucho la palabra fuerza pienso en una mujer comunitaria. Eso es lo que me motiva a seguir. Yo no puedo dejar de lado el feminismo comunitario, no puedo dejar de lado a las mujeres q’eqchi’. Para mí eso es lo que me hace pensar que todavía se puede hacer algo.”

Foto: Feministas Cobán

La pandemia también ha profundizado las violencias. En Izabal, Ingrid cuenta que desde el acompañamiento que brindan a las mujeres por casos de violencia las denuncias de violencia han aumentado, “con el «quédate en casa” las mujeres fueron las más perjudicadas. El vivir, el estar ahí confinados aumentó la violencia considerablemente contra las mujeres y las niñas en las casas, incluso la violencia sexual. La mujer fue la que más sufrió ese embate de COVID. Hubo embarazos no deseados, nuevas infecciones, aumentaron considerablemente las nuevas ITS, no solamente el VIH sino otros tipos”.

Ante esta realidad, las colectivas coinciden en que nacen desde un ejercicio de acompañamiento y coincidencia, ya sea entre amigas o integrantes de una comunidad ante el entendimiento de que vivían problemáticas comunes y no encontraban respuestas en las instituciones del Estado. “Fuimos tres amigas en el 2019, nos conocimos en la universidad. El poder acompañarnos en estos procesos nos sirvió un montón porque era como estar las tres para las tres, no nos abandonamos en todo este proceso porque el poderse autodenominar feminista acá en este contexto es muy difícil, tanto por los señalamientos que vienen desde tu familia, desde toda la sociedad.” cuenta Cecilia.

Una historia similar a Be RadFem Xela como narra Alejandra “iniciamos en junio de 2019 justamente como un grupo organizado de amigas. Primero empezamos como un grupo en la USAC donde íbamos hablando de temas de feminismo y de distintas situaciones que estaban pasando acá en Xela y después en el transcurso de los meses decidimos constituirnos como una colectiva, como una reivindicación y como una forma de manifestación en contra de la iniciativa de ley 5272 que sabemos que es una ley totalmente regresiva a los derechos de nosotras las mujeres, las juventudes, la comunidad LGBT”.

Foto: BeRadfem Xela

En Izabal, la asociación Isidiri Bagari parte de la necesidad de hacerle frente a la pandemia de VIH a la cual el Estado no respondía “podría decir 2001-2002 inicia la inquietud aquí para poder hacerle frente a la pandemia que nos estaba afectando, aparte de la pandemia del racismo y la discriminación, se suma el embate del SIDA. Específicamente trabajamos con la comunidad garífuna porque fuimos la población más afectada en aquel momento”, explicó Ingrid.

Para Nikté, el origen de la colectiva en Alta Verapaz es un ejemplo de que lo personal es político. Inició como un grupo de apoyo emocional vía WhatsApp en febrero de 2019, donde las distintas mujeres que entraban enviaban mensajes feministas y motivacionales. Luego se fueron conociendo historias de acoso y violencia, ante lo cual deciden organizarse. “Nos dimos cuenta que nuestros problemas personales tenían un sentido político. Y lo entendimos como un llamado de atención a activar, a acuerparnos, nos dimos cuenta que los lazos de amistad, el afecto, la sororidad que teníamos dentro de nuestro grupo de conocidas que se volvieron amigas, tenía un sentido político. Y que podíamos hacer algo para las demás si nos animábamos a articular, si nos animábamos a organizarnos. Entonces sí, lo personal sí es político, y de la amistad, el apoyo de los lazos emocionales se puede hacer mucho”.

En Antigua Guatemala, Alejandra cuenta la experiencia de los círculos de diálogo entre mujeres como espacios de sanación. Al mismo tiempo, mantenían el acompañamiento hacia mujeres que decidían denunciar formalmente hechos de violencia y ser observadoras en los procesos ante el Ministerio Público (MP). En esta experiencia, son testigas de cómo el sistema de justicia no responde a las mujeres es desgarrador, este es un punto de dolor, quiebre, cansancio, porque nos dimos cuenta que hagamos lo que hagamos, se va a parar todo cuando llegue al sistema de justicia. Y entonces ¿cómo hacemos con las que creemos que la denuncia es necesaria si realmente no hay una reparación? El proceso tarda tres años aproximadamente, lo primero que te dicen es “señora necesito que se acerque al MP, si no la vamos a trasladar a través de la policía. Se piensa que hacer una denuncia es fácil, espiritual y emocionalmente no es así. Y entonces te imaginas las mujeres que han vivido violencia, aparte que les mencionan a la policía ya te asustaste, entonces las mujeres ya no quieren seguir con el proceso”. Es así como se integran a redes de trabajo para atender a las mujeres que deciden no denunciar o no seguir con la denuncia, para trabajar un proceso de reparación personal a través de la sanación y la psicología.

Foto: Colectiva Feminista Artesanas

Los sueños por los que luchan

“Necesitábamos el nombre entonces yo veía páginas y veía páginas, y vi una foto que decía como ‘mujer ámate’, entonces yo decía no, nosotras debemos aparte de amarnos, armarnos, porque si no nos armamos nosotras de todo tipo de herramientas, en todos nuestros sentidos, nadie lo va a hacer”, así describe Cecilia el origen de “Mujer Ármate». También cuenta cómo uno de sus objetivos es que las niñas ahora sepan que su voz es importante, “creo que para nosotras es fundamental el que ellas sepan que van a ser escuchadas, que les vamos a creer, el poderlas empoderar desde pequeñas”.

En Quetzaltenango se comparte este objetivo sobre la población más joven. «Muchas también somos docentes, entonces hemos tenido experiencias directas con niñas y adolescentes y hemos visto situaciones que nos han sensibilizado mucho. Y nos pone también la necesidad de poder abordar el tema de la reivindicación de los derechos de las niñas, de las adolescentes, de las mujeres jóvenas. Nuestro principal anhelo es que todas podamos desarrollar nuestro proyecto de vida de forma libre, que podamos hablar sin ningún tabú, sin ningún temor. Que podamos hablar de sexualidad con total libertad, que podamos expresar de forma libre nuestra identidad y construir esa sociedad donde nuestras sexualidades sean libres y construidas desde nuestras propias experiencias.”

Desde Izabal, Ingrid narra que “Iseri Ibagari es en idioma garífuna. Iseri significa ‘nueva’ y bagari ‘vida’. Entonces es por las personas que aceptaron nuestro mensaje, que aceptaron nuestra oferta para salvarles la vida claro, iniciaron una nueva vida para ellas”, explica, mientras enfatiza la importancia de la educación “la pandemia del VIH-SIDA aunque no se mencione en los medios de comunicación, es una pandemia que ha llegado a toda la población guatemalteca y es importante, fundamental, que se aborde la educación sexual y reproductiva, pero no se va a lograr eso si no se aborda y no se educa de manera amplia, abierta y sin tapujos, sin reservas, a toda la población, sobre todo la población joven sobre salud sexual y reproductiva”.

En Alta Verapaz, “el sueño sería no más violencia contra las mujeres. Que Alta Verapaz fuera un departamento en el que funcionaran de forma adecuada los mecanismos de denuncia, las rutas que se deben seguir, que todas las mujeres, que todas las niñas pudieran tener acceso a educación. Buscamos que desde nuestra red de apoyo y alianza entre mujeres podamos impulsar el movimiento feminista en Alta Verapaz para fortalecer lazos entre mujeres y niñas en el departamento. El sueño es acabar con las desigualdades” cuenta Nikté.

Alejandra cuenta que uno de los sueños para Antigua Guatemala es “que fuera con la capacidad de respetar las diferencias, que tuviera la apertura para saber que las mujeres somos sujetas políticas y no objetas políticas, que las mujeres tenemos derecho a salir a la calle, a tomar los espacios como se nos dé la gana, y que estamos hartas de estar pidiendo a una municipalidad machista, misógina, con todas las connotaciones patriarcales que preste atención y respeto a las mujeres por ejemplo que venden en las calles. Aspirar a vivir en calma, tres aspiraciones que creo que las compartimos es poder comer, vivir y tener una vida digna. Y creo que esa las tiene cualquier mujer de cualquier lugar del mundo. Artesanas es un juego de palabras entre Arte y Salud”.

En Huehuetenango, Nelly cuenta el inicio de las acciones el 11 de octubre de 2020 cuando se realiza la primera manifestación como colectiva “y había que nombrarlo. Entonces entre las ideas salió Nefelifatas y lo elegimos de forma democrática. Una colectiva que sueña con reivindicar el ser mujer, mantenernos resilientes en las luchas que enarbolamos a diario nosotras las mujeres, porque no queremos seguir habitando esta realidad que nos asesina, que nos calla, que nos lastima, que nos golpea”.

#RumboAl8M

Este año se realizarán diversas acciones en todo el país para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y posicionar las demandas de acuerdo a cada contexto. Este año se resalta la organización del Bloque de Jóvenas, un ejercicio de articulación entre mujeres y colectivas que con la etiqueta #JacarandasRebeldes manifiestan que Guatemala es territorio violeta.

También, será un año donde iniciarán algunos proyectos de formación y campañas, como #2021SinAcoso en el occidente del país que durará todo el año, denunciando la normalización del acoso sexual. En Isiri Bagari, el 8 de marzo se intensifica la oferta de pruebas de VIH para mujeres ya que, como menciona Ingrid, los contagios se han feminizado hasta el punto de que 8 de cada 10 pruebas positivas son de mujeres.

Se realizarán actos políticos en los parques de Huehuetenango, Cobán, Antigua Guatemala, Xela y San Marcos. Será un día para conmemorar y seguir luchando por eliminar la violencia contra las mujeres, acompañarse y denunciar. Una lucha que no empieza ni termina el 8 de marzo, pero que tiñe al país de violeta y recuerda que hay muchas mujeres luchando por una vida digna para todas.

Andrea Rodríguez

Socióloga interesada en la relación teoría-práctica, movimientos sociales, feminismo, ecologismo y antiespecismo. Feminista. Abolicionista. Antiespecista.

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