Feministas nicaragüenses: la dictadura no arrebatará la esperanza 

Este artículo es la segunda y última entrega sobre los relatos de resiliencia de Lápiz Rabioso*, Lisa*, Violeta* y Aurora*, feministas nicaragüenses. Algunas, radicadas  en Nicaragua y otras, migrantes en Europa. Desde sus voces e historias, buscamos comprender cuál es el significado de resiliencia y cómo afrontan las condiciones actuales de Nicaragua y las circunstancias específicas que surgen de ser migrante en Europa.

Nicaragua en el 2023

El 2023 fue un año donde la población nicaragüense observó y padeció un continuum de violencia. Desde el 2018 hasta noviembre del 2023, las personerías jurídicas de más de 3 mil 500 organizaciones no gubernamentales (ONGs) fueron canceladas por el Ministerio de Gobernación y Extranjería. También se cerraron 26 universidades privadas, entre ellas la histórica Universidad Centroamericana (UCA) en agosto de 2023, bajo el argumento de “promover el terrorismo de Estado”. 

Pero este año también se vio marcado por la liberación de 222 presos y presas políticas en febrero. Ellos y ellas fueron desterrados y contra todo marco legal, se les retiró su nacionalidad nicaragüense.

Las detenciones arbitrarias ocurrieron durante todo el año. En agosto de 2023 capturaron a tres activistas feministas y estudiantiles, quienes fueron llevadas a juicio y declaradas culpables en noviembre por los cargos de “propagación de noticias falsas”, “menoscabo a la integridad nacional” y “tráfico de estupefacientes”.

El 25 de Noviembre, Día Internacional contra la Eliminación de las Violencias Contra las Mujeres, feministas, defensoras de derechos humanos y periodistas realizaron pronunciamientos virtuales a través de redes sociales en contra de la violencia estatal de Nicaragua, el encarcelamiento injusto de las presas y presos políticos y el aumento de femicidios en el país. “Vivimos en una Nicaragua donde la violencia y graves violaciones a derechos fundamentales y libertades continúa, donde opinar o manifestarnos está prohibido”, señaló el Movimiento Autónomo de Mujeres.  Denunciaron, además, que de enero a esa fecha, 67 mujeres habían sido víctimas de femicidio: 47 en Nicaragua y 20 en el extranjero”. Las agresiones contra las mujeres también se mantienen, lo que evidencia la crisis de derechos en el país.

El presente, un punto de partida con lecciones aprendidas


Este contexto nicaragüense para Lisa y Violeta quienes habitan el país y para Lápiz Rabioso y Aurora quienes han migrado, ha sido complicado. La dictadura de Ortega y Murillo ha desmantelado el tejido social, la justicia, y ha desterrado, perseguido y censurado a quienes son disidentes y críticos de su política. No obstante, ellas han activado sus procesos de resiliencia para ser protagonistas de sus vidas y conectar con su poder de agencia y, así, repensarse desde el presente.

En ese sentido resaltan aprendizajes muy concretos que se derivan de momentos y circunstancias desafiantes que han afrontado. Para Lápiz Rabioso, como migrante en situación irregular, uno de ellos fue el dejarse apoyar por una red de personas en su actual ciudad.  Esta “familia adoptiva” ha sido un respaldo fundamental. También aplica la práctica de la “autoescucha”, que aprendió durante sus sesiones de terapia.

“Cuando yo vine aquí, pensaba nunca va haber nadie para mí: -Estos procesos voy a tener que vivirlo sola- , y me di cuenta de la importancia de quitarme esos prejuicios porque, al final, aquí yo tengo una familia adoptiva y estas personas me demostraron que se preocupaban por mí y me apoyaron. Me di cuenta que me puedo dejar ayudar y que hay gente que me quiere ayudar de verdad. Otra cosa que me ha ayudado son estos ejercicios de escribir como un diario, donde respondo las preguntas: ¿cómo te sentís?, ¿por qué te sentís así? ¿qué te hace sentir de esa manera? Conectar con mis emociones”, señaló Lápiz Rabioso.

Para Aurora, una lección importante ha sido entender que puede reinventarse y que la vida no es lineal, que puede “empezar de cero” un proyecto, una rutina o un plan. Para ella ha sido muy nutritivo sostener el contacto con sus amigas y familia. “A pesar de la distancia he intentado mantenerme bastante cerca y no dejar ir a las mujeres en mi vida, aunque solo sea por medio de una llamada en donde ellas me están escuchando quejarme. También me ha ayudado tener esta idea, de si yo ua empecé desde cero una vez, lo puedo hacer de nuevo. No me gusta, no quisiera, pero sé que yo lo puedo hacer”, indicó. 

Por otro lado, Violeta recalcó que la comunidad, los sistemas de apoyo, la resiliencia y el autoconocimiento han sido pilares para sostenerse y afrontar la adversidad. “Activar los mecanismos de resiliencia requiere conocerse a una misma y al contexto y eso requiere una reflexión a la que no todos y todas estamos abierto. Es difícil ver y sentir el dolor, pero es una cuestión importante poder saber: ¿qué necesito activar en este momento? ¿qué necesito hacer para que me sirva con lo que me está pasando? Poder reconocer mis propias necesidades y qué es lo que me hace falta, pero también qué es lo que tengo a nivel material y a nivel interno”.

Lisa, señaló que, en su presente, destaca reivindicar actitudes y prácticas que mucho antes del 2018 ella venía activando para afrontar diferentes situaciones difíciles, pero que ahora las puede nombrar con conciencia y orgullo. “En mi proceso de resiliencia yo destaco mi transformación laboral, que yo estudié una cosa y he venido trabajando en otras. Yo me hubiera muerto de hambre hace mucho tiempo porque lastimosamente este país te exige  que sí o sí tenés que jugártela, y una de las cosas que yo reconozco ahora en mí es esa capacidad de reinventarse laboralmente. También reconozco en mí mucho valor, esa capacidad de arriesgarme a hacer cosas que a lo mejor nunca había hecho  y otra cosa clave es que, aunque reconozco mi nivel de resistencia, también he venido aprendiendo a decir estoy cansada y pausar”, explicó. 

La incertidumbre 

 

Una coyuntura complicada como la de Nicaragua afecta de diferentes maneras. Una de las experiencias que genera es la incertidumbre, esa sensación mental y emocional de no tener certezas sobre el futuro inmediato y a largo plazo del país.

La incertidumbre ha sido parte de sus procesos de adaptación y reinvención de Aurora, Lápiz Rabioso, Violeta y Lisa en la actualidad. Pero, antes de 2018, ya habían también afrontado momentos sin certezas. El autoconocimiento, para comprender cómo regularse y no quedarse congeladas, ha sido su estrategia principal de manejo de la incertidumbre. Les permite preguntarse: ¿qué es lo importante para mí aquí y ahora?

“La incertidumbre es lo que más me ha costado, pero ahora lo llevo mejor, de alguna forma, tengo la esperanza que las cosas van a salir de la mejor manera posible porque yo estoy intentando hacer las cosas de la mejor manera posible. Ahora siento que tengo más esperanza, aunque no sepa qué es lo que va a venir porque confío más en mí, y también soy consciente de que yo no lo controlo todo”, explicó Lápiz Rabioso.

A Aurora el socializar con personas de su confianza sobre las faltas de certezas, le devuelve la agencia sobre sus decisiones. “Suena como la cosa más simple del mundo, pero hablar con otras y otros de lo que estoy pensando realmente me ha ayudado a hacer al monstruo de la incertidumbre más pequeñito”, comentó. 

Para Lisa, manejar la incertidumbre es un trabajo cotidiano y de probar distintas opciones que le faciliten tener una vida estable, en la medida de lo posible. “Yo la manejo sobreviviendo. Es decir, por ejemplo, yo estoy en mi rutina laboral y de pronto sucede un golpe muy fuerte y me cambia todo, entonces tengo que rebuscármela. Obviamente lo sufro, lo vivo, me duele, pero no me puedo quedar en mi dolor, necesito moverme. No puedo quedarme estancada y me pongo en búsqueda de opciones para mí”, señaló. 

El mayor aprendizaje de Violeta para manejar la incertidumbre es saber que es parte de la experiencia humana. La incertidumbre y las certezas son un entretejido que sucede de manera constante en el día a día. “Me ha ayudado mucho ver que la incertidumbre muchas veces se instala en pensar futuros muy lejanos. Es necesario pensar en el momento presente cuáles son mis certezas y cuáles son mis incertidumbres y balancearlas. También recordarme que no sé lo que sucederá con este país en los próximos meses, en este cierre de año o en los próximos años, pero lo que sí conozco es el hoy”, explicó. 


La construcción de metas y  horizonte
 

A Aurora, Lápiz Rabioso, Violeta y Lisa, la resiliencia también les ha dejado esperanza, la posibilidad de soñar mejores escenarios y experiencias para ellas y el construirse metas. Lo viven como un poder que les pertenece, que defienden y reivindican como mujeres, feministas, nicaragüenses, migrantes y radicadas en el país.

“La esperanza la pongo en mí y en lo que amo que es lo que me ayuda a construir metas. Soy yo misma, mi fe en mi familia y en la gente que yo amo profundamente. Todavía no me han quitado el poder de soñar, el poder de decir -voy hacer esto- y el poder proyectar algún futuro, sea en este país o en otro como migrante. No me han quitado esto. La esperanza es algo que la dictadura no me puede arrebatar”, dijo Lisa.

Lápiz Rabioso en un momento convivió con pensamientos catastróficos y le era difícil pensar en el futuro. Pero ahora puede construirse metas: “No siento nada que ver con lo que sentía antes, que era un vacío constante, pesadez y fatiga. Ahora soy capaz de sentir alegría si viví algo bueno y sentir esa emoción positiva. Partiendo de ahí, siento que me puedo proyectar al futuro con más esperanza, definitivamente si tengo proyecciones muy puntuales de cosas que quiero hacer con mi vida”, contó. 

Aurora, tiene claro su deseo y voluntad de no regresar a Nicaragua porque no encuentra allí espacio para su crecimiento profesional. Por ello, ha investigado y ha formulado diferentes planes en caso de que hayan cambios en su vida laboral. “En el futuro hay opciones a las que yo podría optar para poder tener aquí un lugar de residencia permanente, pero para eso necesita más tiempo y no depende cien por ciento de mí. Yo tengo mis planes, tengo el plan A, B y C, pero espero no tener que ejecutar ninguno de eso”.

Por último, Violeta, recordó lo fundamental de pensar en los cambios que una quiere para su vida. Un punto de partida para las transformaciones personales y colectivas es construir metas y ver más allá, aunque a veces sea complejo.

“La clave está en construirse metas. Nos recuerda que tenemos una responsabilidad con nosotras y con nosotros mismos, construir esas metas no depende únicamente de dónde se dirige el país, depende mucho de este auto conocimiento sobre qué es lo que yo quiero hacer. Es real que el trauma, depresión, ansiedad, adicciones, pérdidas y todos los duelos que andamos cargando vienen muy acompañadas de pensamientos de futuros desoladores. Eso requiere de reflexión, requiere compartir entre vínculos para poder pensarnos un futuro que tenga algo distinto y nos lleve a ver que tipo de cambios necesito hacer hoy”, finalizó Violeta.

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