De Guatemala a Pornhub: el consumo de la violencia a través de la pornografía
Las violencias contra mujeres, niñas y niños, encuentra modalidades particulares en los espacios de comunicación digital. Con el aumento del uso de internet por el confinamiento durante la pandemia de coronavirus, el Ministerio Público (MP) en Guatemala ha identificado que los consumidores de pornografía infantil han podido acceder con mayor medida a contactar a menores a través de las redes sociales y así conseguir contenido pornográfico infantil.
Durante los primeros meses de la pandemia de la COVID-19 en países como Italia y España, Pornhub (el sitio web pornográfico más grande del mundo) liberó temporalmente sus contenidos prémium de manera gratuita para ayudar a “aplanar la curva de contagio”. Efectivamente, las visitas al sitio aumentaron durante el confinamiento y más aún con la posibilidad de acceso gratuito al contenido.
En este contexto, resulta relevante profundizar los análisis acerca de la pornografía y sus impactos en la vida de las mujeres, niñas y adolescentes, considerando diversas denuncias de los vínculos de esta industria con redes de explotación sexual, así como las pautas sociales que definen el consumo, producción y difusión de este contenido.
La cultura pornográfica y pedopornográfica en Guatemala
No han sido pocas las denuncias sobre cuentas en Instagram, Twitter y grupos o páginas de Facebook u otras plataformas digitales donde se ha difundido pornografía de venganza e incluso pornografía infantil, también llamada pedopornografía. La demanda de este contenido, considerado como un delito, se encuentra vinculada a redes de producción y difusión, que a la vez se vincula con redes de trata para fines de explotación sexual.
Se pueden citar los impactos culturales de la pornografía reflejados en la acción de difundir fotografías o videos sexuales de mujeres sin su conocimiento, que implica la creación de perfiles para publicar esos contenidos y el agravante de hacerlo con niñas y niños. A estos actos se completa con una red amplia de consumidores que demandan este tipo de contenido no solo en Guatemala, sino en el mundo.
Al momento de esta publicación, se conoció la captura de Albin Orlando Estrada Gudiel en Mixco, Guatemala, por posesión, producción y distribución de pornografía con menores de edad.
Recientemente, David Pascual, un youtuber guatemalteco reconocido como Valdroxx, de 19 años, fue detenido el 12 de abril y condenado a tres años con cinco meses de prisión por posesión de pornografía infantil, que era creada por él y también distribuida a distintos países del mundo en forma de dibujos animados.
Edgar Ola Fernández, un pastor evangélico que también fue detenido el 11 de enero de este año por el MP, invitaba a su vivienda en la ciudad de Guatemala a varias niñas para “que utilizaran computadoras de forma gratuita” y las obligaba a grabar videos pornográficos. Ola Fernández fue condenado el 2 de octubre a 7 años de prisión inconmutables y al pago de una multa de Q50 mil.
A nivel internacional se han implementado diversas acciones contra la pornografía infantil, entre ellas la operación Chemosh, que ha logrado la detención de 33 personas de 11 países por producir, poseer y compartir material pedopornográfico. Guatemala ha sido blanco de esa operación desde diciembre de 2019.
http://elpais.com/sociedad/2019/12/10/actualidad/1575968309_073068.html
El 11 de junio, la Fiscalía contra la Trata de Personas del MP, en conferencia de prensa, informó sobre el seguimiento a una investigación relacionada con pornografía infantil. Se trataba de una denuncia recibida por la Defensoría de Persona Víctimas de Trata de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) sobre una página de Facebook donde se difundía contenido pedopornográfico.
Finalmente, el 21 de septiembre se realizaron múltiples detenciones y allanamientos por el delito de pornografía infantil y se capturó al soldado Abel Rolando Ruiz Cruz, a Elvia Esperanza Pérez Díaz y a Juan Antonio Díaz Reyes.
Sobre ese tema, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) ha señalado que Guatemala es el país centroamericano donde más ha crecido la distribución de pornografía infantil, llegando a reportar miles de casos. Esto crece conforme avanzan las incorporaciones y actualizaciones tecnológicas y la evidencia demuestra que las redes de crimen organizado detrás de este fenómeno son globales y fortalecidas con la cultura de la pornografía.
La trata con fines de explotación sexual, de acuerdo con el Informe del Procurador de los Derechos Humanos Sobre la Situación de Trata de Personas en Guatemala 2019, es uno de los fines de la trata más demandados y comunes. Del total de víctimas, dice el informe, un cuarto son niños y más de la mitad son niñas y mujeres.
¿Quiénes consumen y quiénes sufren la explotación sexual?
En los cinco años de monitoreo que recoge el informe de la PDH se registró que los tratantes explotan sexualmente a mujeres, personas transexuales, niñas y niños guatemaltecos. Esto ocurre dentro de Guatemala, México, los Estados Unidos, Belice y otros países.
Como consumidores de la explotación sexual de la niñez y adolescencia, se identifica a turistas provenientes principalmente de Canadá, Estados Unidos y Europa occidental, así como a hombres guatemaltecos.
Los casos atendidos por refugios y asociaciones de atención a las víctimas y sobrevivientes registran que entre las principales modalidades de trata contra mujeres, niñas y adolescentes se encuentra la explotación sexual y la pornografía.
Por el delito de trata en distintas formas, la Fiscalía Contra la Trata de Personas del MP informó que hasta agosto de 2020 se registró un total de 189 denuncias. De ellas, la Unidad Contra la Pornografía Infantil registró 57, 16 más que en 2019.
Entre las posibles causas, el fiscal contra la trata Alexander Colop señaló que el confinamiento durante la pandemia hizo que la mayor parte de niños y niñas se queden en casa utilizando internet. En esas circunstancias, existe más aprovechamiento de los adultos para contactarse virtualmente con niños y niñas y así intentar conseguir imágenes pornográficas.
El modo de operar de las personas para llegar a sus víctimas se realiza mayoritariamente a través de internet. Colop señaló que generalmente la persona que consume pornografía infantil inicia en sitios web y luego busca formas de conseguir las imágenes directamente contactando a niñas y niños.
Las redes de consumidores de pornografía infantil trascienden hacia distintos países del mundo. El MP ha identificado casos con personas de toda Latinoamérica que divulgan e intercambian pornografía infantil.
Fuera de Guatemala, los casos de pornografía infantil encubierta dentro de sitios web de acceso libre ha llamado la atención de investigaciones penales y análisis feministas. Los casos de niñas víctimas de explotación sexual que se presentan como “adultas” en esos sitios son un ejemplo de ello.
Pornhub: el gigante de la pornografía
Pornhub es el sitio web de contenido pornográfico más visitado del mundo. Solo en 2019 registró más de 42 billones de visitas, 115 millones de visitas por día y 6.83 millones de videos subidos en el sitio. El contenido violento y los casos de víctimas de trata han sido objeto de constante denuncia en los análisis feministas sobre la pornografía.
Con la pandemia de la COVID-19, Pornhub ganó cobertura al habilitar gratuitamente y por tiempo limitado sus videos prémium, una modalidad de acceso con membresía pagada. La idea, de acuerdo con la empresa, era contribuir a “aplanar la curva” promoviendo que las personas se quedaran en su casa accediendo a sus videos ilimitadamente durante las medidas de confinamiento impuestas por los gobiernos.
Según las estadísticas del sitio, después de habilitar la modalidad prémium de manera gratuita, en marzo de este año se registró un aumento en las visitas al sitio llegando a un máximo de 24.5%. y 20.5% en julio. También se registró un aumento en la cantidad de videos subidos por “modelos verificadas”.
Pero el sitio llamó la atención unos meses antes por su implicación en casos de violencia sexual, específicamente contra menores. Una niña estadounidense de 15 años que llevaba un año desaparecida fue reconocida en aproximadamente 58 videos del sitio. Esta misma niña, cuyo caso era investigado por ser víctima de trata con fines de explotación sexual ya había sido “verificada” por la empresa, considerándola una “modelo oficial”. Cuando se hizo público que la “modelo” era ella, el sitio borró sus declaraciones.
Este hecho fue el detonante para el inicio de una campaña digital llamada Traffickinghub, impulsada por la organización contra la trata de personas Exodus Cry, que buscaba cerrar el sitio web y hacer que sus representantes sean investigados penalmente por contribuir al delito de trata con fines de explotación sexual. En síntesis, se considera que el sitio está lucrando con los videos que son pruebas de crímenes de violencia sexual.
La pornografía de venganza: una forma de violencia
La pornografía de venganza se reconoce como la acción de difundir imágenes sexuales o desnudos no consentidas por la persona que aparece en ellas. El problema ha llevado a fuertes campañas en países como México y Argentina, donde ya se está avanzando en la legislación para sancionar la difusión de estos contenidos.
En Guatemala, este tipo de acciones se enmarcan dentro de uno los delitos en materia de violencia sexual: la violación a la intimidad sexual. Se han registrado 5 mil 821 denuncias por delitos de violencia sexual, dentro de los cuales está la violación a la intimidad sexual con un registro de 399 denuncias de enero a agosto de 2020. El mes con mayor cantidad de denuncias fue junio con 62, y el menor en marzo se registraron 40.
Para Stephanie Rodríguez, abogada de derechos humanos, “los delitos hay que dimensionarlos en dos aspectos, uno cuando ya es una red de pornografía y por otro lado cuando se violenta la intimidad sexual de una persona, son fenómenos delictivos diferentes. Muchas veces me han pedido apoyo en casos donde se viola la intimidad sexual de las mujeres. El típico caso es el de una chica que envía una foto a un chico siendo pareja, luego terminan la relación y él la chantajea enviando la foto”.
Esta forma de violencia puede enmarcarse en una modalidad de violencia de género. En las discusiones parlamentarias en países donde se busca legislar contra estas acciones, es común la amenaza de difusión de imágenes que hayan sido obtenidas en una relación íntima con la víctima. Este tipo de imágenes y videos han encontrado espacios de difusión en sitios como Pornhub y otras plataformas digitales.
La facilidad para subir contenido en el sitio también ha sido motivo de alarma. Pornhub permite que cualquier persona con un perfil registrado pueda subir videos pornográficos dentro de la clasificación de “porno amateur” o “porno casero”. Basta con un correo electrónico y una fotografía con un cartel que tenga escrito el nombre de usuario para ser verificada.
Aunque la empresa menciona que “es muy sencillo pedir que se elimine un video si se es víctima de pornografía no consentida”, se han hecho escuchar las voces de víctimas que han llevado procesos largos para lograr que los videos donde se registran las violaciones sean eliminados. Estos procesos, señalan, han terminado sin éxito y atravesando ciclos de revictimización constantes. Finalmente, es muy fácil y ocurre que al eliminar un video, cualquier usuario pueda volver a subirlo.
A pesar de que sean delitos distintos, la abogada Rodríguez opina que tanto las redes de explotación sexual como la violación a la intimidad sexual tienen algo en común: la cultura machista y patriarcal. “El manejo del cuerpo de las mujeres como una mercancía como históricamente se ha visto y que el cuerpo de las mujeres se ve para la satisfacción del hombre, como algo que él puede poseer, no es un fenómeno exclusivo para Guatemala”.
El consumo de esto se puede explicar a partir de dos factores: uno, es esa cultura donde las mujeres son vistas como un objeto; y dos, mientras existan consumidores van a seguir existiendo este tipo de actos. En la experiencia de la abogada Rodríguez “es importante verlo de manera integral, no solo jurídicamente. Creo que es fundamental apuntar a la prevención, desde la educación sexual, por ejemplo”.
Por ello, resulta importante revisar integralmente las leyes para que se adecúen a la realidad. Rodríguez agrega que “los organismos de justicia no han entendido la magnitud de este problema. He conocido casos donde las mujeres presentan su denuncia y la descartan porque consideran que no entra en ningún tipo penal. Esto requiere una reflexión más profunda, revisar si el tipo penal abarca lo suficiente”.
Entretenimiento para adultos: videos de niñas y adolescentes
Pornhub se presenta como una página de “entretenimiento para adultos” y como “el sitio de videos de sexo más completo y revolucionario”. Pero entre las categorías más vistas se encuentra las categorías de “adolescentes”, “jovencitas/viejos”, y entre los videos más vistos se ven títulos alusivos a prácticas violentas, mujeres tomadas por sorpresa en la calle y énfasis en las diferencias amplias de edad.
Además del caso de la niña de 15 años verificada por el sitio, en 2019 se conoció el relato en primera persona de Rose Kalemba.
https://www.bbc.com/news/stories-51391981
Rose escribió un testimonio en internet en el que narra que a los 14 años fue abusada sexualmente. Meses después supo por los enlaces que sus compañeros de escuela le enviaron
que la violación se encontraba en múltiples videos de Pornhub con más de 400 mil visitas. Los videos tenían títulos de “adolescente llorando y siendo golpeada”, “adolescente siendo destruida” y “adolescente pasada de borracha”.
Ella explicó lo difícil que fue lograr que se removiera el video del sitio. Su relato decía que en 2009 había enviado correos electrónicos al sitio durante seis meses pidiendo que borraran los videos. Pero no recibió respuesta, hasta que envió un último correo haciéndose pasar por una abogada y diciendo que demandaría al sitio web. En un lapso de 48 horas los videos fueron borrados.
A partir de la publicación de su testimonio, decenas de personas se contactaron con ella para decirle que estaban enfrentando el mismo problema y que los videos de violaciones siguen existiendo en Pornhub.
Una apariencia benéfica sobre contenido violento
El sitio web Pornhub ha fortalecido cada vez más estrategias de comunicación. La plataforma es como una red social donde los usuarios pueden comentar los videos de otros y contactarse. Se presentan como un espacio amigable de entretenimiento y “altruista” con los distintos proyectos de caridad y campañas que promueve.
Incluso, marcas de cosmética y comida que podrían ser totalmente desasociadas con la pornografía, han pagado publicidad en el sitio. Ese fue el caso de Heinz y Unilever:
Pornhub ha promovido proyectos de donación para la conservación de las abejas y para la limpieza de océanos, a partir de la reproducción de contenido pornográfico. Su decisión de liberar de manera gratuita el contenido prémium fue aplaudida como una medida “que funciona” para aplanar la curva de contagios de la COVID-19.
Los crecientes casos visibilizados sobre víctimas de pornovenganza, trata con fines de explotación sexual y mujeres que salieron de la industria pornográfica, ponen en el centro el análisis de la violencia en el sitio como una realidad que se puede desviar con la imagen del altruismo en otras causas.
Recientemente, se conoció el caso de Mia Khalifa, una mujer libanesa, que actuó en videos pornográficos durante pocos meses cuando tenía 21 años. Ella narró que cuando participó de las grabaciones se sentía manipulada, intimidada y asustada, aunque no fueran sin su consentimiento.
Mia ha pedido que los videos donde aparece sean eliminados. Sin embargo, estos siguen apareciendo y Pornhub la visibiliza como la segunda “estrella porno” más buscada del sitio, con un total de 209 millones 73 mil 766 vistas solo en 2019.
En las últimas décadas del siglo XX este tipo de casos han sido analizados por algunas voces feministas como la de Sheila Jeffreys, que argumenta que más allá de consentir hay que analizar el proceso violento que las mujeres atraviesan para llegar al consentimiento.
Igualdad formal y cultura patriarcal
Las sociedades contemporáneas pueden no explicitar en sus leyes o en sus instituciones los mandatos patriarcales. Incluso pueden tener leyes que velen por la igualdad entre los sexos. Pero a nivel cultural y social la violencia contra las mujeres aumenta en casos y en formas cada vez más crueles.
Y es que la violencia como fenómeno social precisa otro tipo de legitimaciones que no se encuentran solo en las leyes: están en la cultura, en las instituciones patriarcales y en el trato cotidiano que sitúa a las mujeres como seres irrelevantes, están en los estereotipos sexistas que se perpetúan en el sistema educativo y en los medios de comunicación.
Los análisis sobre la pornografía que ha hecho el feminismo proliferaron durante la década de 1970 y se desarrolló un debate que aun perdura. Su base considera que la diferencia fundamental está en concebir la pornografía como sexo, libertad sexual y libertad de expresión; contrario al análisis desde las dimensiones patriarcales y las experiencias de mujeres que dejaron la industria.
Andrea Dworkin realizó diversos análisis con base en la revisión de videos y de entrevistas realizadas a mujeres que salieron de la industria pornográfica. En los testimonios de las mujeres era constante señalar la manipulación y la violencia que las llevó a participar o que fueron obligadas a hacerlo. Muchas de ellas también fueron obligadas a participar desde niñas.
Mónica Alario, filósofa feminista que ha estudiado a fondo el tema de la pornografía, estableció que uno de los problemas fundamentales está en que la pornografía conceptualiza como “sexo” lo que en realidad es violencia sexual. Y suma la cosificación de las mujeres como el proceso por el que se las despoja de su humanidad y las reduce a objetos de consumo.
También analizó los mensajes que la pornografía lanzan a los hombres y las mujeres. Entre los videos más vistos encontró los que invisibilizan la violencia o los que la erotizan, situando a las mujeres, que al inicio dijeron “no”, como persuadidas a seguir con la relación sexual o sufrir las consecuencias de negarse.
Estas interpretaciones vinculan la predominancia de una cultura patriarcal basada en la desigualdad de poder entre mujeres y hombres, donde ellos ocupan un lugar de dominación. Esta cultura se manifiesta tanto en las relaciones cotidianas como en los contenidos digitales, incluyendo la pornografía, donde se legitiman formas de relación basadas en la violencia.
Por ejemplo, en Guatemala se denunció recientemente que durante una transmisión a través de la plataforma Zoom en el Programa Voces de Mujeres, la sesión fue interrumpida y atacada con imágenes pornográficas e insultos. Esto se interpreta como un ataque desde las pautas de la violencia contra las mujeres.
Autoras feministas como Rosa Cobo han estudiado cómo la llamada “industria del sexo” guarda un pie en la economía ilícita y otro en la lícita, como un mecanismo del capitalismo tardío para asegurar el crecimiento económico por medio de grupos ilícitos. Y es que esta industria se basa en redes globales que también han calificado dentro del crimen organizado en la trata para fines de explotación sexual.
Cobo destaca que el debate sobre la pornografía no es de naturaleza moral sino política, en tanto fenómeno social y económico. De esta cuenta, la pornografía tiene un papel en la formación de las representaciones sociales sobre la sexualidad en las sociedades patriarcales, implicando una serie de relaciones desiguales de poder.
Las investigaciones y debates sobre el tema de la pornografía perduran hasta la actualidad. La realidad de miles de niñas y mujeres demuestra que el problema de la trata, la pornografía de venganza y la pornografía infantil implica más que casos excepcionales en el gigante de la pornografía.
¿Cómo denunciar?
En Guatemala, la PDH recibe denuncias que pueden ser de manera anónima en el número 1555. Se puede denunciar información general sobre el delito de trata de personas o posesión de material pornográfico, indicando los hechos, posibles víctimas y responsables. Una recomendación de la Defensoría de Personas Víctimas de Trata es que al conocer páginas o medios digitales con contenido de pornografía infantil se denuncie inmediatamente a la PDH sin acceder a las páginas, ya que el consumo de este material también es un delito. Para denunciar violaciones a la intimidad sexual o cualquier delito de violencia sexual también se puede acudir directamente al Ministerio Público.