¿Cómo se vive desde la diversidad sexual en Guatemala?
George Cordón se autodefine como hombre trans, tiene 31 años y además de ser fisioterapeuta, es activista por los derechos humanos de los hombres trans. En un país como Guatemala, los desafíos a los que se ha enfrentado ponen en evidencia la necesidad de reeducar a la sociedad.
Por Violeta Cetino
Un hombre trans es una persona a quien se le asignó el género de mujer al nacer, pero que su identidad de género es hombre.
A los ocho años, George se autoidentificó como un niño varón y siempre tenía actividades “muy masculinas”, al igual que su vestuario. “En la sociedad guatemalteca en que vivimos, eso es un choque social; sí fue un proceso de psicólogos, que ni ellos entendían el por qué, hasta que en algún momento me hicieron muchos cambios de colegio. Llegué a un colegio ligth, no tenía religión, no tenía nada con respecto a orientaciones o identidades y allí me enfoqué y pude ser yo mismo”.
George recordó que al principio no contó con el apoyo y la aceptación de su familia, sino hasta hace dos años. “Ellos esperaban tener una familia heteronormal. Yo soy heterosexual, pero no una persona cisgénero (persona cuyo identidad de género y sexo asignado al nacer son coincidentes)”.
Él definió esta situación familiar como compleja, porque es el mayor de tres hermanos, ambos varones, por lo que sus padres tenían todas las expectativas de familia y descendencia con él, y les fue difícil aceptarlo. “Aparte, mi familia es católica y muy religiosa, por lo que al principio hubo mucha negación, muchas peleas, mucha frustración de parte de mi madre, que era una mujer completamente femenina. Ella tuvo muchas complicaciones de ‘por qué a mí me tocó vivir esto’, o qué es lo que ella había hecho mal en mí. Pero con el tiempo y con los procesos, se ha dado un cambio, están a la par mía el día de hoy”, comentó.
Aún con el apoyo de su familia, George se enfrenta a desafíos sociales. Cuando llega a visitar a sus papás, porque dejó de vivir con ellos hace mucho, y camina por la cuadra o sale a comprar algún artículo a la tienda, “todo mundo dice, ‘¿Y a este qué le pasó? ¿Qué le sucedió? ¿Por qué anda así?”, y hay quienes lo tratan con su nombre anterior, pues a decir de George, mucha gente no respeta su identidad y hay muchas personas que todavía se extrañan de su cambio.
Su demás familia todavía no llega a conocerlo, porque no se considera muy social con ella. “Cuanto menos sepan de mí, cuanto menos me pregunten, mucho mejor. Cada vez que llega un familiar nuevo que no me conocía de antes, hay que explicarle que soy un hombre trans y cuál es mi nombre, y cuáles son mis pronombres, y es muy incómodo para mis padres y familia cercana volver a cuestionar eso y volver a decirles para que ellos no lleguen a ofender, pero siempre lo hacen”.
Una comunidad amigable
George es cofundador, junto a otras dos personas, y director ejecutivo de la Comunidad Amigable de Diversidad Independiente (CADI). A esta comunidad acuden hombres trans, lesbianas, bisexuales, pansexuales, además de mujeres trans, personas queer no binarias y chicos gay, en donde se integran desde tres ejes de atención.
El primer eje son las convivencias. Se trata de un espacio abierto, gratuito, cómodo y de confianza, que se genera una vez al mes y al que acuden personas de la comunidad LGTBIQ+, en donde se abordan temas según la coyuntura. Además, se llevan a cabo talleres informativos sobre menstruaciones diversas y masculinidades diferentes para hombres trans, disidentes de género.
“También hacemos cursos sobre derechos sexuales y reproductivos, derechos humanos, conmemoraciones de días importantes, como el 17 de mayo, que fue el Día Internacional contra la Transfobia y Homofobia”, compartió George.
En su segundo eje, se encuentra la atención en salud: un equipo multidisciplinario con médicos generales, laboratoristas, psicólogos, ginecólogos, nutricionistas y fisioterapeutas que brindan citas médicas a bajo costo. Los ingresos percibidos son utilizados para pagar la oficina donde funcionan y comprar artículos que utilizan en sus actividades, pues no poseen ningún tipo de financiamiento externo. A decir de George, todo el equipo médico que brinda atención, pertenece a la comunidad de la diversidad sexual o bien, están sensibilizados.
La incidencia política es su tercer eje. Desde este, realizan plantones, participan en marchas, incursiones en escuelas y hospitales, donde brindan capacitaciones, no solo sobre diversidad sexual, sino en primeros auxilios y primeros auxilios psicológicos.
George dijo que “sobre hombres trans casi no se habla en Guatemala”, y ha sido OTRANS quien les han brindado apoyo para iniciar con la comunidad, además de la Organización Mujeres en Superación (OMES), quien les apoya específicamente con las mujeres lesbianas y bisexuales que acuden a CADI. Ambas organizaciones les dotan de condones femeninos y masculinos, así como pruebas para la detección del Virus de Inmonodeficiencia Humano (VIH), sin costo alguno.
En la Comunidad Amigable se realizan tres jornadas médicas anuales, todas gratuitas y estiman que en dos años han atendido a 200 personas aproximadamente.
De acuerdo con George, por tercera ocasión, CADI tiene la coordinación de la Comisión de Salud del Desfile del Orgullo y para ello cuentan entre 50 y 60 voluntarios, enfermeros o personal de salud, que apoyarán con su asistencia ante cualquier eventualidad el día de la marcha.
Sobre este espacio al que identifica como “seguro”, George comentó que han tenido visitas de chicos junto a sus padres. “Ellos vienen asustados. Nos dicen, ‘Mi hija me dijo que es hombre, ¿qué voy a hacer? Quiero apoyarla, pero quiero comprender la situación’, entonces viene la psicóloga y le damos un acompañamiento integral”.
Además, enfatizó sobre lo importante que es recibir el apoyo de la familia en estos procesos de autodescubrimiento. “Si en tu casa te sentís violentado, ¿qué podés esperar afuera?”, cuestionó.
George aseguró que cuando alguien requiere iniciar con su proceso de reemplazo hormonal, acuden con una endocrinóloga referida por CADI que atiende vía virtual desde México. “Cobra Q108 por consulta y cada tres meses lleva un seguimiento. El laboratorio donde asigna los exámenes requeridos tienen comunicación directa con ella”, contó George.
La violencia también limita las oportunidades de desarrollo profesional, como a George, que lo expulsaron de la universidad y no le permitieron graduarse por ser un hombre trans. “La rectora decía ‘usted no es hombre’, no tiene que comportarse como tal, usted tiene problemas psicológicos, un problema psiquiátrico’, y no me dejó graduarme”. Ahora, está luchando por recursar algunas clases, para cerrar el pensum, obtener una licenciatura y una maestría, “ya con mi nombre legal, con el colegiado activo con mi nombre”, dijo.
Y similar situación sucede con las oportunidades laborales. El título que George adquirió como terapeuta y terapeuta ocupacional tiene su nombre anterior, “entonces en ningún lado me quieren dar trabajo”.
George labora junto a una amiga quien le abrió las puertas de su clínica, tienen pacientes a quienes atiende a domicilio, referidos por otros pacientes que atendió con anterioridad, o por familiares o amigos. “Nunca me refieren otros médicos, porque son muy transfobos”, indicó.
La lucha contra el odio
Los actos de violencia en contra de las personas de la diversidad sexual no han hecho que los esfuerzos por la defensa de sus derechos humanos, mermen. George indicó que las personas que ejercen acciones de odio contra los hombres trans, no saben qué es identidad, ni orientación, ni tienen conocimientos en derechos humanos. Por eso, les hace una invitación a que los conozcan, “a que conozcan el movimiento, a que conozcan nuestras fortalezas, todas las acciones que realizamos, nuestra historia, para que sean sensibilizados y dejen de hacer acusaciones y actos de odio”, manifestó.
A las personas que aún no manifiestan su verdadera identidad de género, George los invita a que lo hagan, “Que se embarquen en este mundo de diversidad sexual tan bonito y tan genial, van a encontrar muchísima familia afuera que les va a dar una mano, que los va a orientar, que les va a brindar apoyo y acompañamiento”.
También contó que en CADI les encanta recibir a más integrantes, quienes en muchas ocasiones no saben a dónde ir para buscar apoyo. “Este es tu lugar , no te preocupés, aquí te vamos a apoyar para que hagás un tránsito responsable y que de verdad estés bien”, les dicen.
George anima a las personas que buscan reencontrarse, a seguir buscando ayuda y les asegura que no están solos, pues indicó que no hay nada más bonito que estar acompañado y en buenas manos.