Claudia Árbenz: “Mi abuelo lo que quería era desarrollar a Guatemala” 

Foto: Ana Alfaro

Con la conmemoración de los 80 años de la Revolución de 1944, se llevaron a cabo diversas actividades donde acudieron personalidades y familiares de líderes revolucionarios, entre ellas Claudia Árbenz, nieta del expresidente Jacobo Árbenz Guzmán y de la primera dama, María Cristina Vilanova. Un mandatario que el pueblo de Guatemala no olvida y  mantiene presente cada 20 de octubre. 

Por Ana Alfaro

En esta conmemoración la familia  fue invitada por el Gobierno para participar en las distintas actividades que se desarrollaron. Con la llegada de Claudia Árbenz al país, Ruda tuvo la oportunidad de conocer de cerca anécdotas y situaciones que vivió la familia Árbenz, cuando el exilio fue obligatorio para sus integrantes.

Claudia Árbenz no logró conocer a su abuelo, pero crecer dentro de esta familia la llevó a saber quién fue Jacobo Árbenz y María Vilanova. Al ser la mayor de siete hermanos, se ha encargado de mantener vivo el legado de su abuelo: cuenta con una hemeroteca personal con documentación de 1944 a 1954, documentos del archivo personal de su abuelo y más de 5 mil fotografías. 

Con una sonrisa, amabilidad y entusiasmo, nos recibió en el hotel donde se hospedó para su estadía en el país y conversar sobre la Revolución y su familia. 

¿Quién es Claudia Árbenz?

Claudia Árbenz nació en San Salvador, El Salvador,  el 28 de abril de 1972, a raíz del exilio de mi abuelo y que mi abuela era salvadoreña. Soy la nieta de Jacobo Árbenz Guzmán. Soy la hija de Jacobo Árbenz Vilanova. Soy la hija mayor de siete hermanos. 

¿Cómo fue la relación con su abuelo, eran cercanos?

Lamentablemente no lo conocí. Mi abuelo falleció el 27 de enero de 1971 y yo nací en abril del 72. Yo desde chiquita escuchaba a mi abuela, a mi tía Leonora y a mi papá hablar de mi abuelo. En la casa se recibían periodistas, historiadores, embajadores. Entonces, empecé a escuchar pero cuando  logré entender quién era mi abuelo fue cuando vine para la repatriación de sus restos, en el año 95, y el recibimiento fue apoteósico y la gente nos tiraba claveles y todos decían, ¡Viva Árbenz! ¡Viva la Revolución! 

Cuéntenos cómo marcó su vida ser la nieta de Jacobo Árbenz Guzmán

Es algo extraño, porque mi familia escogió Costa Rica como un lugar de refugio. Nunca participaron en política. Fue un paraíso donde mi papá, mi tía y mi abuela decidieron resguardarse a raíz de que en El Salvador empezó la guerrilla y amenazaron a mi abuela, y porque tenían una finca de café de herencia de parte de los Vilanova y varias propiedades, y empezaron a matar a los capataces y a tener ciertos problemas.

Me acuerdo porque me llevaban a esa finca de café, me ponían mis botas y me tiraban en el pick-up y nos íbamos felices a la finca. Por eso recuerdo ciertas cosas y a raíz de eso encontraron en Costa Rica un país. Mi papá escuchó hablar de la Suiza centroamericana y como el abuelo de mi papá era suizo, le llamó la atención y fue a conocer y se enamoró de Costa Rica y de los costarricenses.

¿Cómo ve la situación política y judicial actual de Guatemala? 

Tenemos un cambio de Gobierno, yo vivo fuera del país, pero después de tantos años de corrupción, el señor presidente Bernardo Arévalo la va a tener difícil. Tenemos la embestida de la señora Consuelo Porras y su séquito de la toga. Creo que el panorama político se ve oscuro por el momento, pero estoy viendo nuevos cambios, como ahora que nos invitaron al Palacio Nacional, tuvimos un conversatorio muy ameno con el señor presidente y varios personajes descendientes de la Revolución y creo que se respiran vientos de libertad.

Siento que eso en otros gobiernos no se hubiera podido lograr. Nosotros lo apoyamos el año pasado en las manifestaciones. Nosotros apoyamos la democracia y el Estado de derecho, el debido proceso y estamos viendo cosas. Que nos dieran también voz y voto como descendientes de Jacobo Árbenz también no era muy bien recibido, lo cual con el Gobierno de Bernardo ha sido más la apertura.

Hablemos sobre el compromiso que usted tiene con la recuperación de la memoria histórica de su abuelo

Desde muy jovencita, cuando descubrí quién era mi abuelo, empecé a revisar los documentos de él y fue bastante interesante porque pude descubrir su carácter y su personalidad.

Los periódicos me encantaron porque, independientemente de lo que mi familia pueda decir personalmente o las personas que lo admiraban, he escuchado a embajadores, historiadores, políticos y periodistas. En los periódicos de la época pude descubrir muchos detalles que la gente no conocía sobre mi abuelo. Por ejemplo, en ningún libro he encontrado que mi abuelo hizo un tratado de libre comercio con Ecuador, Argentina y El Salvador y como fue catalogado de comunista, obviamente, que haya buscado un tratado de libre comercio con hermanos latinoamericanos suena un poco contradictorio y he ido encontrando muchos documentos bastante esclarecedores, y me ha gustado muchísimo porque mucha gente en este país, sobre todo la derecha recalcitrante, han querido tergiversar la historia y han querido decir cosas que son absurdas. Por ejemplo, que Fortuny le hacía discursos a Árbenz, como si hubiera sido una persona que no había estudiado, cuando fue un hombre que se graduó con honores de la Politécnica.

Foto: Ana Alfaro

Fue un militar intachable, de los pocos sargentos graduados. Además que fue profesor de la Politécnica, e incluso se atreven a aseverar que el discurso de renuncia se lo hizo Fortuny. Y si usted es militar o conoce algún militar, usted sabe que lo que él dice en sus palabras es de un militar entrenado y estratega y él lo está diciendo. Ese discurso es tan vigente hasta la fecha que es impresionante. Ahí se muestra el carácter en la personalidad de Árbenz. 

¿Qué valores inculcados por el soldado del pueblo  están presentes en su vida?

Sí, claro, mi abuelo era una persona muy correcta. Mi abuelo sabía lo que era el sentido del honor y la lealtad. De los pocos militares que entendió el mensaje. Mi abuelo le detuvo más de 48 intentos de golpe de Estado al señor presidente Juan José Arévalo.

Eso demuestra un carácter, una personalidad y una lealtad y honor a su comandante en jefe. Eso dice mucho de una persona. Y nosotros nada de hacer algo incorrecto en la casa. Mi papá como que nos decía, “No, mi papá jamás hubiera hecho eso. No, eso no le gusta a mi papá”. La injusticia la detestaba. Nos enseñó también la empatía, el amor a nuestro prójimo.

Háblenos un poco sobre su abuela María Vilanova. ¿Qué papel desempeñó ella como primera dama de la Nación? 

Mi abuela fue una gran figura política. A la fecha, las mujeres sufrimos de discriminación o machismo, imagínese como era en el 44. Debió haber sido atroz, más para una mujer con ese espíritu libre. Eso era inaceptable para ella. Ella siempre fue rebelde, pero era una rebeldía sana, ella no aceptaba un no y ella siempre apoyó a mi abuelo. Era su mano derecha. Mi abuelo, como fue criado por un europeo, venía con una mentalidad diferente, un caballero, y tomaba a su esposa como su compañera, su pareja de luchas. La tomaba en cuenta como ser humano, como persona, como su pareja. Eso era muy mal visto en la época. No les gustaba. Mi abuela decía que los militares se enojaban, que no la invitaban a fiestas, la dejaban de lado y en verdad tenía sus exclusiones, específicamente por ser mujer.

Ella estuvo en las manifestaciones con mi abuelo cuando falleció María Chinchilla. Ellos fueron de los 311 que firmaron. Tengo el documento donde salen firmando mi abuelo y mi abuela. ¡Qué honor! Yo no me he dado cuenta. Fue entre las cosas que encontré y cuando encontré ese documento y vi dije, “¡Qué alegría! Una mujer representando los 311 que se levantaron en contra de la dictadura y la oposición”.

Eso demuestra un carácter de ella. Cuando el gobierno se formó por la Junta Revolucionaria se fueron a Washington D.C., a presentar sus credenciales a Roosevelt. Mi abuela fue porque hablaba perfecto inglés, francés y bases de latín. Había estudiado en el Notre Dame de California. Entonces era una mujer muy culta y distinguida para la época, que no se esperaba.

¿A qué desafíos tuvo que enfrentarse una vez fueron expulsados de Guatemala?

La canallada que le hicieron de la forma que salió del país, siendo un expresidente y que contaba con inmunidad diplomática. ¿Qué se podía esperar de la cúpula militar que se vendió a Estados Unidos por unos dólares, vendiendo la soberanía? Un poco de vendepatrias se encargaron de perseguirlo, 17 años de exilio. México, Suiza, París, Checoslovaquia. Tuvieron que pasar a países comunistas porque lo presionaba la CIA. Los documentos desclasificados, los que no lo han leído, por favor, lean, para que dejen de decir babosadas. Porque ya los Estados Unidos pidieron disculpas. Sufrieron muchísimo, le prohibían hacer declaraciones a la prensa.

Foto: Ana Alfaro

Por eso mi abuelo nunca pudo decir qué es lo que ocurría. Está en los archivos desclasificados de la CIA. Parcialmente desclasificados porque en realidad tacharon los nombres de las personas que iba a asesinar Estados Unidos, que obviamente en la lista está mi abuelo en primera fila. Entonces, ellos tuvieron que viajar. En Uruguay, una vecina le contó a mi abuela que la señorita de servicio era una espía de la CIA. Siempre estuvieron tras ellos, para que mi abuelo no tuviera paz y su pecado fue luchar por la soberanía de un país.

Mi abuelo fue un demócrata y lo dijo Vargas Llosa. A muchos no les hizo gracia porque es de derecha, pero un letrado de derecha que viniera a Guatemala e hiciera un libro.

Mi abuelo lo que quería era desarrollar a Guatemala. Hay un montón de aristas que la derecha dinosauria de este país ha querido demeritar, la gran labor de mi abuelo, porque quieren seguir con su retórica absurda, anacrónica y ya seguir con eso es absurdo, pero quieren tratar de seguir engañando a la población.

¿Cómo recibió usted y su familia el perdón que les solicitó el Estado de Guatemala en el 2011?

De hecho fue una demanda que la familia Árbenz le puso a Guatemala por medio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Por la humillación, daños y perjuicios. Y por una finca que mi abuelo había comprado aquí en Guatemala, por medio de un préstamo. Tengo el documento porque mi abuelo era tan metódico. Él presentó un documento, lo tengo sellado por la Contraloría General de Cuentas, donde él le pidió un préstamo al Banco Agrario de Guatemala por 75 mil quetzales y 40 mil quetzales a su suegro.

Hacer un avalúo para esa época costaba 2 millones y medio de dólares y al final, pues llegamos a un acuerdo con el Gobierno del señor presidente Álvaro Colom, y nos indemnizó por un 5% el valor de la finca, porque ya todo se lo habían repartido entre muchos militares corruptos. Entonces nos dijeron, “No podemos dar la tierra, pero les vamos a dar un 5% del valor”.

Llegamos a un acuerdo para tratar de subsanar las heridas de la familia. A raíz de eso, nosotros le solicitamos al señor presidente que por favor, si podíamos, solicitar reparaciones no monetarias y entre ellas estaba poner que le pidiera disculpas a la familia. Él estuvo en toda la disposición de hacerlo, la verdad fue un evento bastante gratificante.

A su consideración, ¿cuáles son las sombras del pasado que impiden que la primavera resurja en el país? 

Racismo, exclusión e injusticia. Creo que la lista es bastante larga. A veces siento que no hemos avanzado en muchas áreas en el país. Siguen con la misma retórica. Creo que es una lista bastante complicada que sí creo que pasarán bastantes años en reparar, si Dios permite.

¿Cuál es la importancia de recuperar la memoria de la Revolución del 20 de octubre en 1944 y de los personajes que la impulsaron? ¿Cuál es la vigencia que ve ahora?

Mi abuelo, que fue el artífice de la revolución de Octubre, como los hermanos Toriello. El voto a la mujer no estaba, el voto a las analfabetas, la separación de poderes, la nueva Constitución del 45. El Código de Trabajo. Aunque la corrupción acampó el país enormemente como lo hemos visto, en realidad todos esos logros son la base democrática que tiene este país, porque a raíz de 1944 fue el punto de inflexión en la historia de nuestro país.

Entonces, muchos de esos logros están palpables a la fecha y bueno, si no se hubieran encargado de quitar y eliminar muchos de los avances que tenía la Revolución, estarían hasta la fecha. Se han encargado de tergiversar los hechos a raíz de la salida de la familia Árbenz de Guatemala, han querido tomar ventaja para decir mentiras, para tratar de tergiversar nuestra historia de lo que en realidad ocurrió y no porque lo diga yo, es porque está documentado.

Archivos desclasificados de la CIA, periódicos, historiadores, políticos, embajadores que han reconocido la gran labor que hizo el triunvirato a raíz de la de la Revolución de Octubre y después en este periodo llamada la Primavera Democrática.  Por supuesto que es parte de nuestra historia y hay que rescatarla como debe ser, no como un cierto grupito ha querido tratar de tergiversar la historia para demeritar la figura de mi abuelo, tomando ventaja de que no vivimos en el país y que Estados Unidos trató de hacer una injusticia con mi familia y con Guatemala. 

Foto: Ana Alfaro

Ana Alfaro

Mujer, bisexual. Me he dedicado al periodismo, fotografía, gestión cultural y realización audiovisual.
La comunicación y el arte me han permitido recorrer otras miradas y posibilidades de crear. Me gusta escribir, viajar y cuando no hago eso cocino. En el 2020 publiqué el libro “Vulcánica”.

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